
Bien por intentar planificar el menú semanal o bien por no haber sabido calcular las cantidades correctas a la hora de preparar la comida, lo cierto es que acumular táperes de comida en el frigorífico es más que frecuente en la mayoría de hogares.
Así, y como tirar la comida nunca es una opción, son muchos los que recurren al uso del congelador. Este último es un gran aliado para conservar alimentos por más tiempo, evitando desperdicios e infecciones. Sin embargo, no todos los productos son aptos para este método, ya que algunos pierden textura, sabor o propiedades durante el proceso.

Qué es lo que nunca puedes guardar en el congelador
No todos los productos son aptos para el congelador. Así, congelar huevos enteros con cáscara puede generar problemas debido a la expansión del agua en su interior, lo que provoca la rotura de la cáscara y aumenta el riesgo de contaminación. Además, la textura de la clara y la yema cambia considerablemente, volviéndose gelatinosa y poco adecuada para ciertas preparaciones. Si es necesario congelarlos, lo más recomendable es batirlos previamente y almacenarlos en recipientes herméticos.
Las frutas y verduras con alto contenido de agua, como pepinos, lechugas, sandía o tomates, tampoco responden bien a la congelación. Al formarse cristales de hielo, la estructura celular se rompe, lo que hace que pierdan su textura crujiente y se vuelvan blandas al descongelarse. Aunque pueden utilizarse en sopas o batidos, no son aptas para ensaladas o guarniciones.
Los lácteos con alto contenido de grasa, como la nata, el yogur o salsas cremosas, sufren una separación de sus componentes al congelarse. Esto provoca una textura granulada y poco homogénea, afectando su calidad. Algunos quesos, como el fresco o la mozzarella, también pierden elasticidad y cambian su consistencia tras la descongelación.
Los alimentos fritos, como croquetas o patatas fritas, pierden su textura crujiente al congelarse. Al descongelarlos, el recubrimiento absorbe humedad y se vuelve blando. Para conservarlos mejor, es recomendable congelarlos antes de freírlos y cocinarlos directamente.
Las salsas a base de harina o almidón, como la bechamel, se separan y adquieren una textura grumosa tras la congelación. Por ello, es preferible prepararlas en pequeñas cantidades y consumirlas frescas.
Cuánto tiempo pueden estar los alimentos en el congelador
El congelador ayuda a aumentar al máximo posible el tiempo de vida útil de los alimentos. Eso sí, tampoco pueden estar aquí eternamente. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) establece que el tiempo que pueden permanecer los alimentos en el congelador varía en función del tipo de producto.
Los embutidos, fiambres y salchichas frescas pueden conservarse entre uno y dos meses, mientras que salsas, caldos y sopas resisten hasta tres meses. La carne picada, los platos preparados, el pescado azul y la leche fresca tienen una vida útil de hasta cuatro meses. Por su parte, las chuletas de cerdo, el pan y el pescado blanco pueden mantenerse congelados entre cuatro y seis meses. La mantequilla puede conservarse hasta ocho , y alimentos como filetes de ternera, pollo, pavo y huevos (yema o clara) aguantarán hasta un año.