El garbanzo se ha ganado el puesto del rey de las legumbres. Y es que su versatilidad en la cocina y su alto valor alimenticio lo convierten en un elemento esencial en cualquier dieta equilibrada.
Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), los garbanzos destacan por su elevado contenido de proteínas de origen vegetal, lo que los hace ideales para dietas vegetarianas y veganas. Además, aportan minerales esenciales como calcio, hierro, magnesio, potasio y fósforo, fundamentales para el mantenimiento de los huesos, la función muscular y la salud cardiovascular.
En cuanto a su aporte vitamínico, esta legumbre es una fuente esencial de vitamina E, tiamina, niacina y folatos. Ante esto, cada vez son más quienes deciden incluirlos en su alimentación diaria a través de distintos platos. Sin embargo, hay quienes encuentran un impedimento en su preparación: el tiempo de cocción. Acertar con él es clave para conseguir un buen resultado.
Cómo cocer los garbanzos adecuadamente
El tiempo de cocción de los garbanzos varía mucho en función de si han sido remojados previamente o no. Este paso previo, aunque opcional, influye directamente en el tiempo necesario para que la legumbre alcance la textura adecuada.
Si los garbanzos se cocinan sin haber sido remojados, el proceso será más prolongado. En una olla convencional, es recomendable mantenerlos a fuego lento durante aproximadamente cuatro horas, asegurando que haya suficiente agua en todo momento y eliminando la espuma que se forme en la superficie.
Por otro lado, remojar los garbanzos en agua templada con un poco de sal entre 12 y 24 horas antes de cocinarlos permite reducir significativamente el tiempo de cocción. Bajo estas condiciones, el proceso se acorta a unas dos horas a fuego medio, logrando una textura tierna sin necesidad de tiempos excesivos en la cocina.
Así pues, quienes prefieran reducir el tiempo en la cocina pueden optar por la olla exprés. Gracias a la presión generada en su interior, los garbanzos previamente remojados pueden estar listos en un período de 20 a 35 minutos, contados a partir de que la válvula comienza a liberar vapor. Este método permite obtener una textura tierna en un tiempo récord, ideal para preparaciones rápidas y eficientes.
En el extremo opuesto, la olla de cocción lenta ofrece una alternativa más pausada, pero igualmente efectiva. En este caso, los garbanzos pueden cocinarse durante ocho horas a baja temperatura, logrando una textura suave y uniforme. Para quienes deseen acelerar ligeramente el proceso, es posible optar por una cocción a temperatura alta, reduciendo el tiempo a cuatro o cinco horas.
Cómo conseguir que la cocción de los garbanzos sea perfecta
Para conseguir que los garbanzos queden perfectos, sigue los siguientes consejos:
- Siempre que sea posible, remoja los garbanzos entre 12 y 24 horas antes de cocinarlos. Esto reduce el tiempo de cocción y mejora su digestión.
- Usa tres veces el volumen de los garbanzos en agua para evitar que se sequen durante la cocción.
- Agregar sal al inicio puede endurecer la piel de los garbanzos, por lo que es mejor añadirla hacia el final de la cocción.
- Por otra parte, utilizar una pizca de bicarbonato de sodio en el agua de cocción puede ayudar a ablandar los garbanzos más rápidamente.