Cuál es el efecto del alcohol en el cerebro

Desde el primer sorbo, el alcohol ya tiene unos efectos perjudiciales en la salud del cerebro

Guardar
Un hombre sirviendo alcohol en
Un hombre sirviendo alcohol en tres vasos de cristal (Freepik)

De media, cada español bebe al año 11 litros de alcohol, lo que sitúa a nuestro país como uno de los más consumidores de bebidas alcohólicas. Estas son las cifras que recoge el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) atendiendo a los datos de 2021. A pesar de que su consumo moderado está más que aceptado (y celebrado) en numerosas culturas, sus efectos en la salud del cerebro no son un asunto banal.

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, que significa que ralentiza la actividad cerebral, afecta a funciones clave como el estado de ánimo, la memoria, el juicio y la coordinación motora. Su influencia en el cerebro depende de factores como la cantidad ingerida, la frecuencia del consumo y la predisposición genética de cada persona.

No obstante, desde el primer sorbo, el alcohol comienza a afectar el cerebro, indican los profesionales de MedlinePlus. Al ser absorbido en el torrente sanguíneo a través del estómago y el intestino delgado, llega rápidamente al cerebro, donde interfiere con los neurotransmisores, sustancias químicas responsables de la comunicación entre las neuronas.

Uno de los primeros efectos del alcohol es la sensación de relajación y desinhibición. Esto ocurre porque el alcohol potencia la acción del neurotransmisor GABA (ácido gamma-aminobutírico), que reduce la actividad neuronal y produce una sensación de calma. Al mismo tiempo, inhibe el neurotransmisor glutamato, que normalmente estimula la actividad cerebral. Como resultado, el cerebro funciona más lentamente, lo que perjudica la toma de decisiones y la capacidad de pensar con claridad.

A medida que aumenta la concentración de alcohol en sangre, sus efectos se intensifican. Así, el consumo en exceso puede provocar problemas en la coordinación motora y en el equilibrio, debido a su impacto en el cerebelo, la parte del cerebro encargada de estos procesos. Por esta razón, una persona ebria puede tener dificultades para caminar en línea recta o incluso mantenerse en pie.

El alcohol y su impacto en la memoria

El abuso del alcohol puede generar problemas de memoria a corto y largo plazo. A nivel inmediato, el alcohol puede causar lagunas mentales o períodos de tiempo en los que la persona no recuerda lo que hizo. Este efecto se debe a que el alcohol interfiere con la capacidad del hipocampo para consolidar nuevos recuerdos.

Con el tiempo, el consumo frecuente y excesivo de alcohol puede generar deterioro cognitivo. Según indica MedlinePlus, el alcohol puede reducir el tamaño de ciertas áreas del cerebro, lo que puede afectar la capacidad de aprendizaje, la concentración y el pensamiento lógico.

Uno de los síndromes más graves asociados con el consumo crónico de alcohol es el síndrome de Wernicke-Korsakoff, causado por una deficiencia de tiamina (vitamina B1), un nutriente esencial para el funcionamiento del cerebro y cuya condición se caracteriza por problemas graves de memoria, confusión mental y dificultad para coordinar movimientos.

La neuróloga Miriam Emil Ortíz ha redactado un curso con una serie de pautas para retrasar la enfermedad del Alzheimer

El daño cerebral a largo plazo

El consumo crónico y excesivo de alcohol puede causar daños estructurales en el cerebro, pues se ha demostrado que el abuso de bebidas alcohólicas puede reducir la materia gris y la materia blanca del cerebro, lo que puede afectar el procesamiento de la información y la conectividad entre diferentes áreas cerebrales.

En algunos casos, el daño en el cerebro puede ser irreversible, especialmente cuando se trata de un consumo prolongado y sin control. Las personas que han bebido en exceso durante años pueden experimentar problemas cognitivos permanentes, pérdida de memoria y dificultades para resolver problemas o realizar tareas complejas.

Guardar