A todos nos ha ocurrido en algún momento: el párpado comienza a temblarnos y sentimos un tic nervioso que hace que nos palpite el ojo. Estos movimientos están fuera del control de la persona y pueden manifestarse de diferentes formas.
El temblor del párpado, también conocido como tic, es un movimiento rápido y pequeño que ocurre en el párpado. Este tipo de espasmo no afecta la visión, es bastante común y suele estar relacionado con factores como el estrés, el cansancio, falta de sueño o el consumo excesivo de cafeína.
Generalmente, este temblor del párpado es leve y desaparece por sí solo sin necesidad de tratamiento. Para prevenir o aliviar este tipo de espasmo, desde la Academia Americana de Oftalmología recomiendan dormir lo suficiente, reducir el nivel de estrés y limitar el consumo de cafeína.
Blefaroespasmo esencial
El blefaroespasmo esencial se presenta cuando uno o ambos párpados se cierran de manera involuntaria, pudiendo durar desde unos segundos hasta varias horas. En las etapas iniciales, el paciente puede experimentar parpadeos frecuentes, guiños o contracciones faciales leves. Sin embargo, en casos avanzados, los párpados pueden cerrarse con tanta fuerza que llegan a afectar la visión y dificultar actividades cotidianas como conducir, subir escaleras o trabajar.
Aunque se sabe que el blefaroespasmo está causado por impulsos nerviosos, los expertos aún no saben con certeza cuál es el origen exacto de este problema. En algunos casos, los espasmos pueden extenderse a otros músculos de la cara, agravando las dificultades del paciente.
Espasmo hemifacial
El espasmo hemifacial afecta los músculos de un lado de la cara, causando contracciones involuntarias que suelen iniciarse cerca del ojo y, en ocasiones, extenderse a otras áreas faciales. En casos avanzados, estos espasmos pueden durar desde días hasta varios meses, generando incomodidad y limitaciones funcionales.
Este tipo de espasmo generalmente ocurre cuando un vaso sanguíneo presiona un nervio facial. Para confirmar el diagnóstico, a menudo es necesario realizar estudios adicionales, como una resonancia magnética (MRI).
Tratamientos para el blefaroespasmo
El tratamiento más eficaz para el blefaroespasmo es la aplicación de toxina botulínica (en estética conocido como botox), un relajante muscular que se inyecta con una aguja muy fina en los músculos alrededor del ojo. Los espasmos comienzan a desaparecer entre 1 y 14 días después de la inyección, y el alivio puede durar aproximadamente 3 meses.
En los casos en que las inyecciones no sean recomendadas o efectivas, los medicamentos pueden ser una alternativa. Un oftalmólogo trabajará para identificar la combinación adecuada de fármacos que equilibre los beneficios y los posibles efectos secundarios. Este enfoque puede requerir un proceso de prueba y ajuste para determinar qué funciona mejor para el paciente.
Si tanto las inyecciones como los medicamentos no logran aliviar los síntomas, la cirugía puede ser una opción. Existen dos tipos principales de intervención quirúrgica: la miomectomía (consiste en eliminar el músculo facial que genera los espasmos) y nervectomía parcial (implica la eliminación de una porción del nervio para reducir la intensidad de los espasmos).
Tratamiento del espasmo hemifacial
El tratamiento más efectivo para el espasmo hemifacial también suele ser la aplicación de inyecciones de toxina botulínica. Estas inyecciones relajan el nervio que causa los espasmos, proporcionando alivio a la mayoría de los pacientes. Este enfoque es similar al utilizado para tratar el blefaroespasmo y suele ofrecer resultados satisfactorios.
En algunos casos, también se pueden recetar medicamentos, aunque estos suelen ser menos eficaces que las inyecciones. Como última opción, en situaciones excepcionales, se puede considerar la cirugía para aliviar la presión ejercida sobre el nervio facial.