En el competitivo panorama laboral actual, las entrevistas de trabajo se han convertido en un auténtico campo de prueba en el que los candidatos deben demostrar no sólo su experiencia y conocimientos, sino también su capacidad para adaptarse a situaciones complejas. Para muchos, esta etapa del proceso de selección supone un desafío que requiere preparación previa: investigar a fondo la empresa, repasar la descripción del puesto y practicar respuestas a preguntas habituales son pasos casi obligatorios. Además, cuidan cada detalle, desde la vestimenta hasta el lenguaje corporal.
Sin embargo, la realidad del momento puede ser diferente. Los nervios, la presión de causar una buena impresión y el temor a cometer errores, pueden jugar una mala pasada. Otro punto que puede que los candidatos no tengan en cuenta es que los reclutadores suelen recurrir a las preguntas trampa cuando hay cierta información que no les encaja.
A menudo disfrazadas de cuestiones comunes o inofensivas, estos interrogantes pueden parecer irrelevantes, pero están diseñadas con un propósito claro: explorar la personalidad del candidato, descubrir habilidades ocultas o evaluar posibles áreas de mejora.
Un extra de sinceridad
El creador de contenido @mejoratuexitolaboral ha publicado un vídeo en su perfil de TikTok en el que detalla cómo y cuándo formula él estas cuestiones como entrevistador. Las defines como “preguntas que están planteadas de una forma que tú no te das cuenta y caes en esa trampa y das información que no deberías o en las que pecas de sinceridad”.
“¿Cuándo las utilizo yo como profesional? Pues en situaciones en que noto cosas raras en los datos que me da la otra persona, percibo algo que no me está cuadrando del todo y necesito ese extra de sinceridad sin que la persona a lo mejor caiga”, detalla el profesional.
“En las entrevistas cada uno sabe lo que tiene que decir”
Como hoy en día las entrevistas se preparan y estudian al detalle, los candidatos saben en cada momento qué es lo que tienen que decir. Mediante estas preguntas se busca, en cierta manera, desconcertar a la persona con la finalidad de que hable sin un guion preparado. Para que lo comprendamos, el profesional comparte un ejemplo. “La pregunta normal es que yo te diga: ‘Oye, cuéntame un defecto’. Entonces tú te has preparado la pregunta y pues hablas probablemente del perfeccionismo”.
En cambio, si en lugar de eso la cuestión es: “¿Qué diría un familiar de ti, en relación a algo que tengas que mejorar?”. El entrevistado comienza entonces a plantearse cuál sería las respuestas que darían ciertos familiares, lo que acaba desviándole de ese discurso que tan aprendido tenía. El creador de contenido comenta que “las preguntas trampa” muchas veces es preguntar lo mismo, pero con otras palabras”. De esta manera, “la gente suele caer y peca de sinceridad”.
El candidato tiene la oportunidad de demostrar aquí que, aunque le haya pillado desprevenido, ha sabido salir del paso y lo ha abordado de forma estratégica. Lejos de ser un simple obstáculo, los reclutadores buscan evaluar cómo piensan los futuros empleados bajo presión, cómo manejan la incertidumbre o incluso cómo reaccionan ante la posibilidad de cometer un error.
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