Cada poco tiempo el debate de si la pizza debe (o puede) llevar piña vuelve a ganar fuerza. Hay quienes lo defienden, asegurando que se trata de un buen contraste de sabores, pero aquellas personas que están en contra suelen estar dispuestos a morir sobre esa colina. Lo de que no se debe utilizar nunca esa fruta en una pizza lo ha dicho desde El Comidista (Mikel Iturriaga) hasta el expresidente de Islandia (que tuvo que aclarar que, aunque no pensaba prohibirla formalmente, se “opone radicalmente”), pasando por Gordon Ramsay. Una dura oposición, está claro.
Será por su humedad, que puede comprometer el crujiente de la base; o por su acidez, que según quien puede convertir el plato en algo completamente distinto; pero aunque hay defensores de ambas posturas, los opositores son mucho más ‘de armas tomar’ al respecto.
El boicot de Lupa Pizza a la piña en la pizza
Una prueba de ello es este caso particular: la pizzería Lupa, de Norwich (una ciudad del este de Inglaterra) se vio “obligada” a dar la opción de incluir piña en la pizza por la insistencia de algunos clientes. Sin embargo, lo hizo a regañadientes y, posiblemente como forma de salirse con la suya (y no tener que hacerlo nunca), también ha puesto una “medida preventiva” para disuadir a los clientes de pedirlo, y seguro que les está funcionando.
En Lupa la pizza con jamón cocido y piña cuesta casi 120 euros, aunque el resto de opciones sale entre diez y doce. Además, como forma de presionar aún más a los clientes en contra de pedir lo que, para este restaurante, parece ser un sacrilegio, en la descripción de la opción que figura en el menú puede leerse que “sí, por £100 la puedes tomar. ¡Pide champán también! ¡Hazlo, monstruo!“
Según ha informado The Guardian, Francis Woolf, uno de los dueños del local, explicó, aunque no hacía falta, que “aborrezco absolutamente la piña en la pizza”; mientras que Quin Jianoran, cocinero jefe de Lupa Pizza, añadió que le encanta “la piña colada, pero ¿la piña en la pizza? Nunca. Preferiría poner una maldita fresa en una que esa amenaza tropical".
En un post de su cuenta de Instagram (@lupapizza), publicaron una captura de la noticia de The Guardian en la que se hablaba de su peculiar menú, y demostraron que, a pesar de la polémica, no iban a retractarse: en la descripción se leía “por fin mami estará orgullosa”, junto con el hashtag “pineapplegate”. Por lo que sea, no tiene pinta de que vayan a cambiarle el precio próximamente.
La mayoría (de británicos) la disfruta, según YouGov
En 2017, YouGov (una empresa especialista en obtención y análisis de datos de opinión pública) planteó un cuestionario sobre la pizza Hawaiana, que reveló que, aunque el 84% de los británicos encuestados afirmaron disfrutar de la pizza y el 82% de la piña, únicamente el 53% disfrutaría de la piña en la pizza, frente el 41% que opinó lo contrario. En realidad, ese 53% es mayoría, aunque por poco.
La invención de esta pizza tan polémica se atribuye a Sam Panopoulos, un hombre griego que, a los 20 años, emigró a Canada, allá por el año 1945. Supuestamente, era dueño de varios restaurantes en Ontario, que gestionaba con sus dos hermanos. A partir de 1960, un año después de que Hawái fuese asimilado por los EE.UU., Sam comenzó a utilizar piña de la marca “Hawaiian” en sus pizzas, y de ahí el nombre con el que se conoce aún a día de hoy.