Por su situación en el mapa, Madrid siempre ha sido punto de paso para los viajeros que recorren España. Así lo demuestran su cocina, que coge un poco de lo mejor de cada gastronomía del país; y su cultura, abierta y diversa. En lo que a gastronomía se refiere, en la comunidad madrileña se pueden encontrar gran cantidad de restaurantes que siguen esta filosofía, establecimientos con siglos de historia que homenajean al recetario español.
Uno de los locales con más historia de la capital es sin duda Casa Mingo, una sidrería centenaria que está entre las más antiguas de Madrid, y que también es uno de los locales emblemáticos de la ciudad para disfrutar de un buen pollo asado. Situada a medio camino entre la Ermita de San Antonio de la Florida, donde se puede disfrutar de los frescos del pintor Francisco de Goya, y la estación de Príncipe Pío, este restaurante ha conseguido conquistar a locales y turistas con su oferta sencilla y sus paredes cargadas de historia.
Esta casa de comidas (Paseo de la Florida, 34) ha sabido mantener su esencia y calidad intactas con el paso del tiempo, pasando de ser una modesta sidrería para aquellos asturianos que habitaban Madrid allá por finales del siglo XIX a convertirse en un clásico absoluto de la capital y destino imprescindible de foodies y turistas. Casa Mingo abrió sus puertas en el año 1888, y más de 130 años después sigue representando la cultura gastronómica asturiana, cumpliendo todos los requisitos: calidad, cantidad y un precio asequible.
Tras casi cuatro décadas recibiendo clientes de todo tipo, la reputada Guía Repsol ha incluido este restaurante asturiano entre sus ‘Soletes con Solera’, un reconocimiento que homenajea la tradición y reivindica los negocios clásicos que han resistido al paso del tiempo. Este es, sin duda, uno de ellos, un local que ha sabido mantener su esencia, la de su cocina y también la del espacio que ocupa.
Sidra, pollo y cocido en un almacén ferroviario
Casa Mingo se encuentra en el que era un antiguo almacén de material ferroviario, un espacio de gruesos muros y diseño industrial que más adelante se convirtió en un primitivo llagar —fábrica de sidra— en el que los asturianos que vinieron hace más de un siglo a Madrid servían los productos de su tierra. Ahora, Casa Mingo mantiene su casticismo original con una decoración en la que abundan las maderas, botellas vistas y barricas. El extenso local se divide en una planta baja y una superior, que se complementan con unas espléndidas terrazas que se instalan en temporada.
Sin duda, una gran parte de sus clientes se acercan a sus mesas por una razón en concreto: su pollo asado a fuego lento, elaborado con una receta tradicional y familiar que da como resultado una carne jugosa, con un caldo lleno de sabor. Pero, además, en su carta se ofrecen otras tapas y raciones de inspiración asturiana, como el chorizo a la sidra, la fabada o el queso cabrales, además de platos típicos de la cocina tradicional española como la tortilla de patatas, las croquetas o la ensaladilla rusa. Además, de lunes a viernes se puede disfrutar de su cocido madrileño. Como complemento, no pueden faltar sus sidras artesanales, marca de la casa, elaboradas al modo tradicional en sus propias instalaciones.