
Hablar solo en voz alta es un comportamiento frecuente que, desde la perspectiva de la psicología, puede interpretarse de diversas maneras según el entorno, la constancia con que ocurre y el contenido que se expresa.
Este acto, según la Psicología, lejos de ser un signo de rareza o aislamiento, cumple funciones cognitivas y emocionales importantes. En ciertos contextos, puede revelar un esfuerzo consciente por ordenar ideas, calmarse frente al estrés o resolver una situación compleja. Su presencia en la vida cotidiana, tanto en la infancia como en la adultez, lo convierte en un recurso útil para la autorregulación mental.
El psicólogo y teórico ruso Lev S. Vygotsky abordó este fenómeno en su obra Pensamiento y lenguaje (1934), donde introdujo el concepto de auto instrucción verbal, también conocida como autodiálogo. Según él, este tipo de discurso es natural en los niños, quienes lo emplean como una herramienta para desarrollar el pensamiento y la conducta.
Sin embargo, Vygotsky también reconoció que los adultos lo utilizan, especialmente cuando se enfrentan a tareas complejas que requieren concentración o toma de decisiones. Así, el habla privada se convierte en un puente entre la reflexión interna y la acción externa.

¿Cuáles son los beneficios de hablar solo en voz alta?
En la teoría de Lev Vygotsky se menciona que entre las funciones más destacadas del hablar consigo mismo en voz alta se encuentran la organización del pensamiento, el control de las emociones y la orientación de las acciones. Este proceso puede resultar particularmente eficaz al enfrentar desafíos que requieren varios pasos, como resolver un problema lógico o realizar una tarea manual.
Al verbalizar los pasos o emociones involucradas, la persona logra una mayor claridad mental y un mejor desempeño, consolidando así una estrategia de afrontamiento que facilita el manejo de diferentes situaciones.
La revista de Terapia Cognitivo Conductual (CETECIC) de Argentina lo confirma en su artículo “Entrenamiento en autoinstrucciones”, publicado en 2008. Ahí se define a las autoinstrucciones como frases internas o expresadas en voz alta que las personas usan como guía para ejecutar, facilitar o controlar una acción.
“Influyen en nuestros comportamientos como un monólogo interno, como afirmaciones para uno mismo que nos indican cómo pensar, comportarnos y ejecutar algunas tareas, particularmente, cómo afrontar problemas”, señala el texto. Estas expresiones no sólo estructuran el pensamiento, sino que también fortalecen la capacidad de autocontrol y planificación.
El estudio “El habla autodirigida afecta el rendimiento de la búsqueda visual” del Departamento de Psicología de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, reveló que hablar en voz alta consigo mismo puede favorecer tanto la concentración como la memoria de trabajo.
Esta investigación analizó cómo el lenguaje verbal influye en la ejecución de tareas cotidianas, demostrando que el acto de pronunciar palabras puede tener un impacto positivo en la atención y el desempeño cognitivo.
Durante el experimento, se solicitó a los sujetos que encontraran objetos comunes en diferentes contextos. En ciertos momentos, debían decir en voz alta el nombre del artículo que buscaban. Esta práctica facilitó el proceso, sobre todo cuando existía una relación clara entre el término y la imagen correspondiente.
Sin embargo, cuando la asociación entre palabra y objeto era débil, el habla comenzó a interferir en la eficacia de la tarea. “En conjunto, estos resultados demuestran el poder de las palabras para modular el procesamiento visual en curso”, concluyó el estudio, subrayando la influencia del lenguaje hablado en el funcionamiento mental inmediato.

¿Es malo hablar este hábito?
Hablar solo en voz alta en público no es, por sí mismo, un indicio de un problema mental. En la vida cotidiana, este comportamiento puede ser completamente funcional y adaptativo, incluso si se realiza frente a otros. Sin embargo, el entorno social puede influir en cómo se percibe este acto, ya que hablar solo en presencia de desconocidos a menudo genera incomodidad o malentendidos por razones culturales y sociales, no clínicas.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-5-TR, sí señala que el habla desorganizada y las alucinaciones auditivas pueden ser síntomas relevantes en ciertas condiciones, como los trastornos psicóticos, entre ellos la esquizofrenia, o el trastorno bipolar durante una fase maníaca.
También pueden aparecer en algunos trastornos neurológicos. En estos casos, el discurso puede carecer de coherencia, resultar confuso o incluir la creencia de que se escuchan voces externas que no pertenecen a la propia persona. Si el hábito de hablar solo es persistente, caótico o está vinculado con ideas que no se ajustan a la realidad, podría ser un signo de algo más serio y requerir evaluación profesional.
Es importante destacar que hablar solo no es sinónimo de “locura”, y en la mayoría de los casos no tiene ninguna implicación patológica. Según la evidencia clínica, solo se considera preocupante cuando interfiere con el funcionamiento diario o está asociado con síntomas de desconexión con la realidad, como delirios o percepciones distorsionadas.
Por lo tanto, el contexto, la coherencia del discurso y la autopercepción del hablante son claves para distinguir entre un comportamiento normal y uno que podría requerir atención psicológica o psiquiátrica.