
En cualquier lugar del mundo, cerca del 90% de las personas utiliza la mano derecha para escribir, comer o manipular objetos, mientras que solo entre un 10% y un 15% prefiere la izquierda.
Esta abrumadora mayoría de diestros, documentada por Popular Science, no es exclusiva de una cultura o región, sino un fenómeno universal que ha intrigado a científicos y curiosos por igual. La explicación de esta preferencia manual involucra una interacción entre biología, cultura y evolución.
Las cifras sobre la lateralidad manual se mantienen estables en todo el mundo. Según Paul Rodway, psicólogo de la University of Chester, citado por Popular Science, no existe ninguna población humana en la que los zurdos sean mayoría. Aunque los porcentajes pueden variar ligeramente entre países, la tendencia global se mantiene: la gran mayoría de las personas es diestra, una minoría es zurda y solo un pequeño grupo se considera ambidiestro. Esta distribución ha persistido a lo largo de la historia y se observa en todos los continentes.
El impacto cultural y biológico
La cultura y el entorno social influyen en la preferencia manual, aunque no la determinan por completo. En varias sociedades de Asia, países árabes y regiones de África, la mano izquierda se asocia con prácticas consideradas impuras, lo que lleva a que los niños zurdos sean forzados a usar la derecha mediante restricciones o castigos.

Rodway señala en Popular Science que “las culturas donde hay una fuerte presión social contra la zurdera tienen tasas más bajas de zurdos”. Sin embargo, incluso en contextos donde no existe tal estigmatización, los zurdos siguen siendo minoría. Esta estabilidad en la prevalencia sugiere que la biología desempeña un papel fundamental.
La inclinación hacia una mano u otra se manifiesta incluso antes del nacimiento. Clyde Francks, profesor de genética e imagen cerebral en el Max Planck Institute y el Radboud University Medical Center, explica en Popular Science que “esta preferencia ya es visible en los movimientos de los fetos no nacidos”.
Ecografías han revelado que, hacia la décima semana de gestación, la mayoría de los fetos mueve más el brazo derecho que el izquierdo, y a partir de la semana quince, la mayoría chupa el pulgar derecho. Francks sostiene que “es probable que la diestra sea el resultado predeterminado del desarrollo temprano del cerebro, tal como lo codifica el genoma”.
Factores genéticos y variaciones aleatorias
La genética, aunque relevante, no determina de manera absoluta la lateralidad manual. Investigaciones citadas por Popular Science sugieren que hasta 40 genes pueden influir en la preferencia manual, pero su función consiste en construir el cerebro de forma que, por lo general, favorece la mano derecha.

Francks aclara que “pensamos que la mayoría de los casos de zurdera ocurren simplemente por variación aleatoria durante el desarrollo del cerebro embrionario, sin influencias genéticas o ambientales específicas”. Factores como fluctuaciones aleatorias en la concentración de ciertas moléculas durante etapas clave del desarrollo cerebral pueden inclinar la balanza hacia la zurdera en algunos individuos.
Las teorías evolutivas aportan otra dimensión a la explicación de la predominancia diestra. Una de las hipótesis más aceptadas vincula la preferencia manual con el uso de herramientas y la transmisión de habilidades a lo largo de generaciones. Según Rodway, la evidencia arqueológica respalda esta idea: un estudio de 2011 demostró que los humanos han favorecido la mano derecha para el uso de herramientas desde hace al menos medio millón de años.
Además, Rodway y sus colaboradores han propuesto que la diestra pudo haber evolucionado, en parte, debido a la lucha con armas afiladas. “La diestra puede haber evolucionado, en parte, debido a la lucha humana con armas afiladas”, afirma el psicólogo en Popular Science.

En un enfrentamiento, un diestro tiene más probabilidades de herir el lado izquierdo del tórax del oponente, donde se encuentra la mayor parte del corazón, lo que podría haber otorgado una ventaja de supervivencia a los diestros y contribuido a su prevalencia.
No obstante, la persistencia de los zurdos también encuentra explicación en la evolución. Su rareza hace que sus movimientos sean menos predecibles, lo que puede resultar ventajoso tanto en el combate como en actividades deportivas. Rodway sugiere que esta imprevisibilidad pudo haber permitido que los zurdos se mantuvieran en las poblaciones humanas, a pesar de ser minoría.
La coexistencia de ventajas y desventajas para diestros y zurdos sugiere que la evolución ha favorecido un equilibrio en la proporción de ambos grupos. Como concluye Popular Science, aunque la ciencia ha avanzado en la comprensión de este fenómeno, el panorama sigue siendo complejo y aún quedan preguntas por responder sobre el origen y la persistencia de la preferencia manual en la especie humana.
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