Rugby y salud cerebral: cómo la posición y la duración de la carrera influyen ante un posible riesgo neurológico, según un estudio

El análisis de casi 13.000 atletas en Nueva Zelanda mostró que quienes jugaron más tiempo o se desempeñaron como backs tienen mayor probabilidad de desarrollar condiciones neurodegenerativas. La importancia de establecer nuevas estrategias preventivas

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La investigación analizó a casi
La investigación analizó a casi 13.000 atletas neozelandeses y detectó trece casos adicionales de enfermedades cerebrales por cada mil exjugadores de rugby (AFP)

Un estudio de la Universidad de Auckland reveló que los exjugadores masculinos de rugby de alto nivel en Nueva Zelanda presentan un 22% más de riesgo de desarrollar Alzheimer y otras formas de demencia en comparación con la población general masculina.

El análisis, publicado en Sports Medicine y difundido en un comunicado de prensa por la casa de altos estudios, se centró en atletas que compitieron profesionalmente durante cinco décadas, examinando tanto la posición en el campo como la duración de la carrera deportiva.

Diferencias según la competencia y posición

La investigación se basó en el seguimiento de casi 13.000 hombres que participaron en rugby a nivel provincial o internacional entre 1950 y 2000, comparando sus resultados de salud con los de 2,4 millones de neozelandeses con características demográficas similares. El equipo, dirigido por la Dra. Stephanie D’Souza y el Dr. Ken Quarrie, analizó la evolución de los jugadores desde 1988 hasta 2023.

Los backs presentan un riesgo
Los backs presentan un riesgo más elevado de demencia que los forwards, especialmente si disputaron más partidos o tuvieron trayectorias extensas (Mandatory Credit: Jamie Sabau-USA TODAY)

Durante ese período, se documentó que 65 de cada 1.000 exjugadores de rugby fallecieron o recibieron un diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas, cifra que contrasta con los 52 casos por cada 1.000 registrados en la población general masculina.

“Esto representa 13 casos adicionales por cada 1.000 personas durante el periodo de análisis, o cerca de cuatro casos extra por año considerando la magnitud de la cohorte de jugadores”, afirmó Francesca Anns, autora principal del trabajo.

Impacto del nivel profesional y la carrera deportiva

El estudio detectó que todos los exjugadores, tanto internacionales como provinciales, exhibieron un mayor riesgo de afecciones neurodegenerativas que la población general. Sin embargo, el incremento fue más visible en quienes compitieron al máximo nivel profesional.

El riesgo de enfermedades neurodegenerativas
El riesgo de enfermedades neurodegenerativas es mayor en exjugadores de rugby que compitieron a nivel internacional o tuvieron carreras más largas (Images via Reuters/File Photo)

Además, la posición ocupada en el campo también se relacionó con diferencias importantes. Los backs (jugadores de la línea trasera) enfrentaron un riesgo más elevado que los forwards (delanteros), especialmente aquellos que tuvieron carreras más largas o disputaron un mayor número de partidos, tendencia no observada en los forwards.

Anns remarcó que el aumento del riesgo suele aparecer a partir de los 70 años, sin evidencias de que estas enfermedades se manifiesten antes en este grupo, a pesar de su trayectoria deportiva. Esta observación contradice algunas creencias populares sobre la posibilidad de un inicio temprano de la demencia en deportistas de contacto.

Comparaciones internacionales y metodología

Según la Dra. D’Souza, los resultados se alinean con investigaciones previas de Estados Unidos, Escocia e Italia, aunque el efecto identificado en esta muestra neozelandesa fue ligeramente inferior.

El estudio recomienda limitar los
El estudio recomienda limitar los impactos en la cabeza y reforzar la vigilancia médica en deportes de contacto como el rugby profesional (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Esto es atribuible, probablemente, a diferencias en el diseño del estudio, incluidos el tamaño y la composición del grupo de comparación, la inclusión de jugadores de todos los niveles y las metodologías utilizadas para identificar los casos, así como a las variaciones en la práctica del rugby en Nueva Zelanda a lo largo de las décadas examinadas”, explicó D’Souza.

El equipo aprovechó bases de datos de salud públicas y empleó métodos de anonimización para proteger la identidad de los participantes.

La investigación forma parte de Kumanu Tāngata, un programa dedicado al estudio de los impactos a largo plazo de deportes de contacto en la salud mental y neurológica.

Relación entre impacto, duración y riesgo

La exposición repetida a golpes
La exposición repetida a golpes en la cabeza se identifica como el principal factor de riesgo para enfermedades cerebrales en exjugadores de rugby (Reuters)

Los autores consideran que la exposición repetida a golpes en la cabeza constituye el principal factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas entre exjugadores de rugby. Sostienen que tanto la intensidad como la durabilidad de la trayectoria profesional influyen decisivamente en la probabilidad de padecer estos trastornos.

La diferencia de riesgo entre backs y forwards sugiere que no solo importa la cantidad total de impactos, sino la naturaleza del contacto recibido según el puesto en el campo.

D’Souza advirtió que, aunque este tipo de estudios no pueden establecer causalidad directa, la regularidad del patrón hallado en investigaciones internacionales respalda la hipótesis de una relación entre el rugby profesional y el incremento de enfermedades cerebrales. La posición ocupada durante la práctica deportiva parece tener una influencia determinante en el nivel de peligro asumido.

Recomendaciones y reflexiones finales

La investigación forma parte del
La investigación forma parte del programa Kumanu Tāngata, que estudia los efectos a largo plazo del rugby en la salud mental y neurológica (Images via Reuters/Matthew Childs)

Los responsables del estudio instan a las organizaciones de deportes de contacto a limitar la exposición a impactos de cabeza y vigilar estrictamente las conmociones cerebrales sospechosas, además de garantizar revisiones médicas adecuadas para quienes practican el rugby en su máxima exigencia.

Asimismo, consideran esencial mantener informados a los jugadores, familiares y comunidades deportivas sobre los riesgos y beneficios que implica la participación en este tipo de disciplinas.

La investigación de la Universidad de Auckland amplía el conocimiento sobre las secuelas neurológicas que pueden enfrentar quienes han dedicado años al deporte profesional y plantea nuevas interrogantes sobre cómo adaptar las reglas y la preparación para salvaguardar la salud a largo plazo de los atletas.