El vinilo desafía el tiempo y se consolida como símbolo de autenticidad en la música

Artistas, sellos discográficos y fanáticos lo convierten en protagonista e impulsan una demanda que obligó a la industria a modernizar sus procesos sin perder esencia, informa National Geographic

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El disco de vinilo vive
El disco de vinilo vive un resurgimiento en la industria musical, cautivando a nostálgicos y nuevas generaciones (Imagen Ilustrativa Infobae)

El disco de vinilo, lejos de quedar relegado al pasado, ha experimentado un resurgimiento notable en la industria musical, cautivando tanto a nostálgicos como a nuevas generaciones. Este fenómeno, documentado por National Geographic, ha impulsado la curiosidad por entender cómo se fabrica este formato que, más allá de su valor sonoro, se ha convertido en un objeto de culto y una pieza clave en el merchandising de artistas contemporáneos.

El renacimiento del vinilo se refleja en cifras contundentes: empresas como Mad Vinyl Music producen cerca de un millón de copias anuales, una muestra clara de la demanda global que ha devuelto protagonismo a este soporte analógico.

El vinilo, que en las décadas de 1960 a 1980 vivió su época dorada antes de ceder terreno ante nuevas tecnologías, ha recuperado su lugar en la cultura popular. Hoy, no solo coleccionistas y melómanos lo buscan; también músicos y sellos lo emplean como parte esencial de su estrategia de promoción, reforzando su estatus como símbolo de autenticidad y calidad sonora.

El vinilo recupera su estatus
El vinilo recupera su estatus como símbolo de autenticidad y calidad sonora en la cultura popular (Freepik)

Historia y evolución del disco de vinilo

Para comprender la relevancia actual del vinilo, resulta imprescindible repasar su historia. El punto de partida se sitúa en 1887, cuando Emil Berliner inventó el gramófono y los discos de pizarra, una evolución significativa respecto al fonógrafo de Thomas Edison de 1877. Mientras el fonógrafo permitía grabar y reproducir sonidos, el gramófono introdujo discos planos y ligeros, aptos para la producción en masa, aunque frágiles y de corta duración.

El salto definitivo llegó a finales de los años 20, cuando el vinilo sustituyó a la pizarra, permitiendo la fabricación de discos de larga duración y facilitando la aparición de los primeros tocadiscos automáticos. Así, el vinilo se consolidó como un referente cultural y tecnológico, resistiendo el paso del tiempo y las modas, según detalló National Geographic.

Proceso de fabricación y sostenibilidad en la industria musical

El funcionamiento del vinilo y del tocadiscos, aunque pueda parecer complejo, se basa en principios físicos sencillos. Eugenio López, director de Mad Vinyl Music, explicó a National Geographic que “apenas ha cambiado nada desde que se inventó, aparte de mejorar ciertos procesos”.

La fabricación de discos de
La fabricación de discos de vinilo requiere precisión y comienza con la creación de un disco maestro o lacquer (AP)

El sistema se fundamenta en la vibración: la aguja del tocadiscos recorre los surcos del disco, que contienen la información sonora, y transmite esas vibraciones a los altavoces, amplificando el sonido. Incluso sin altavoces, si se acerca el oído al disco en reproducción, es posible percibir la música de forma tenue, lo que ilustra la naturaleza analógica y tangible de este formato.

El proceso de fabricación de un disco de vinilo es meticuloso y requiere precisión en cada etapa. Todo comienza con la creación de un disco maestro, conocido como lacquer. A partir de una grabación digital, una aguja de diamante graba sobre una superficie recubierta de laca, generando surcos microscópicos que almacenan la información musical.

Este paso es especialmente delicado, ya que factores ambientales como el polvo o ruidos pueden afectar la calidad final. El lacquer no se utiliza para reproducir música, sino para fabricar una plantilla metálica de plata y níquel, que contiene los surcos en negativo. Esta plantilla permite prensar millones de copias en discos de vinilo hechos de PVC.

Las máquinas empleadas para cortar estos discos maestros datan, en muchos casos, de entre los años 30 y 70, aunque han sido mejoradas y mantenidas para garantizar su funcionamiento óptimo, como ocurre en Mad Vinyl Music.

El vinilo y el tocadiscos
El vinilo y el tocadiscos funcionan mediante vibraciones físicas que transmiten la música de forma analógica (Foto AP/Bruna Prado)

La producción de las etiquetas centrales y las fundas de los discos requiere maquinaria especializada, capaz de trabajar con papeles y tintas que resistan las altas temperaturas del prensado. Este detalle, a menudo pasado por alto, es fundamental para asegurar la durabilidad y la presentación del producto final.

El auge del vinilo ha traído consigo preocupaciones medioambientales, principalmente por el uso de plásticos en su fabricación. La industria, consciente de este desafío, ha comenzado a implementar medidas para reducir su impacto ecológico. Mad Vinyl Music, por ejemplo, ha adoptado estrategias como la optimización del consumo energético de sus máquinas, la obtención de certificados ISO y la colaboración con proveedores que cumplen con estándares similares.

Además, la empresa prioriza el uso de materiales completamente reciclables y reutiliza los descartes de producción, aunque el empleo de materiales reciclados o biodegradables aún no resulta viable para este tipo de producto.

En este contexto, el futuro del vinilo dependerá de la capacidad de la industria para equilibrar la demanda creciente con prácticas sostenibles, apostando por la innovación en los procesos y la responsabilidad ambiental como pilares de su permanencia.