
Un buen descanso nocturno es fundamental para la salud, pero no siempre es fácil lograrlo. El sueño adecuado no solo permite que el cerebro se recargue, sino que también fortalece el sistema inmunológico, reduce el estrés y disminuye el riesgo de enfermedades graves, como las cardíacas y la diabetes, según publicó Women’s Health.
Sin embargo, muchos enfrentan dificultades para dormir bien, ya sea por insomnio, estrés o simplemente hábitos poco saludables.
Según un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), más de un tercio de los adultos en los Estados Unidos no cumplen con la recomendación de dormir al menos siete horas cada noche. Sin embargo, existen soluciones prácticas que pueden ayudar a mejorar la calidad del descanso, y una de las más efectivas es ajustar la dieta.
Aunque factores como una rutina de sueño regular y la calidad del colchón son cruciales para dormir bien, la elección de los alimentos que se consumen antes de acostarse juegan un papel igualmente importante.

Según Rachel Brief, dietista registrada en Culina Health (EE. UU.), ciertos nutrientes presentes en los alimentos pueden mejorar la calidad del sueño, regulando el ciclo circadiano y favoreciendo la producción de hormonas relacionadas con el descanso.
Los 10 alimentos clave para mejorar tu sueño
A continuación, se presentan 10 alimentos que, según los expertos, pueden ayudarte a conciliar el sueño más rápidamente, junto con recomendaciones sobre el mejor momento para consumirlos.
Pavo: es una excelente fuente de triptófano, un aminoácido esencial que ayuda a la producción de serotonina, una hormona que regula el estado de ánimo y el sueño. Incorporarlo en la cena puede facilitar la relajación antes de dormir.

Plátanos: ricos en potasio y magnesio, ayudan a relajar los músculos y a regular el ritmo cardíaco, creando un ambiente propicio para el sueño. Además, contienen triptófano, lo que contribuye a la producción de serotonina.
Almendras: son una excelente fuente de magnesio, un mineral que favorece la relajación muscular y promueve el sueño. También contienen una pequeña cantidad de melatonina, la hormona que indica al cuerpo cuándo es hora de dormir.

Avena: es rica en fibra y ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre durante la noche. Además, su contenido de melatonina también puede ayudar a regular el ciclo del sueño
Cereza: especialmente las variedades ácidas, son una fuente natural de melatonina. Consumir un puñado antes de dormir puede ayudar a regular el reloj biológico y mejorar la calidad del sueño.

Yogur griego: es rico en proteínas y calcio, nutrientes que ayudan a la producción de melatonina. Además, su contenido de probióticos puede mejorar la digestión y, en consecuencia, promover un sueño reparador.
Kiwi: es una fruta rica en antioxidantes y serotonina. Su consumo ha sido asociado con una mejor calidad del sueño en varios estudios, ya que favorece la relajación y la regulación del ritmo circadiano.

Leche tibia: es famosa por su contenido de triptófano, que es fundamental para la producción de serotonina.
Semillas de calabaza: son una fuente rica en magnesio y zinc, minerales que ayudan a relajarse y a mejorar la calidad del sueño. También contienen triptófano, que favorece la producción de serotonina.
Pescado graso (salmón, atún, sardinas): son ricos en ácidos grasos omega-3 y vitamina D, nutrientes que ayudan a regular la producción de serotonina. Además, el pescado es una excelente fuente de proteína magra, lo que puede estabilizar el azúcar en sangre y promover un sueño reparador.

¿Cuándo y cómo comer estos alimentos?
Si bien estos alimentos son efectivos para mejorar el sueño, el momento de su consumo es igualmente importante. La dietista Rachel Brief recomienda que lo ideal es hacerlo entre 2 y 3 horas antes de acostarse. Esto permite que el cuerpo tenga suficiente tiempo para digerirlos y procesarlos sin que interfieran en el descanso.

Es esencial evitar comer en exceso justo antes de dormir, ya que una comida pesada puede causar indigestión o reflujo ácido, lo que afectaría negativamente la calidad del sueño. Además, se debe procurar que la cena sea ligera y balanceada, para que el cuerpo no se vea sobrecargado.
Vale recordar que cada cuerpo es único, por lo que es importante escuchar las necesidades y adaptar los hábitos alimenticios de acuerdo a lo que funcione mejor.
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