Cuando se escucha la palabra yoga, pueden venir a la mente imágenes de personas meditando, haciendo ejercicios de respiración o realizando movimientos extremadamente complicados sobre una colchoneta.
El yoga tiene muchas caras: desde prácticas relajantes y meditativas hasta dinámicas sesiones llenas de energía. Esto depende no solo del estilo que se elija, sino también del enfoque de cada profesor.
“Lo mejor es lo que funciona para ti”, señaló Tim Senesi, instructor con más de 22 años de experiencia en el condado de Orange, California, en declaraciones a The Associated Press.
Con una amplia variedad de estilos y enfoques disponibles, encontrar la opción adecuada puede marcar la diferencia en la experiencia.
Vinyasa y Ashtanga: estilos dinámicos y enérgicos
Si se prefiere un enfoque más activo, el Vinyasa yoga puede ser una opción atractiva. Este estilo, también conocido como “flow yoga”, combina el movimiento fluido con la respiración, creando una experiencia dinámica.
Las clases pueden variar desde niveles principiantes hasta avanzados, donde cada movimiento se sincroniza con una respiración.
“Realmente no los alentaría a comenzar en una clase de vinyasa flow de nivel superior porque no van a tener la base para avanzar con seguridad en eso”, advirtió Anne Van Valkenburg, profesora y formadora de yoga en Lanai, Hawái, en una entrevista con AP.
El Ashtanga yoga, por otro lado, sigue una estructura más fija. Los estudiantes repiten una serie específica de posturas, progresando a niveles más desafiantes a medida que ganan fuerza y flexibilidad.
Iyengar Yoga: precisión y alineación
Para quienes buscan un enfoque más técnico, el Iyengar yoga puede ser ideal. Aunque utiliza las mismas posturas que el vinyasa, las clases son más lentas y se enfocan en alinear cada parte del cuerpo con precisión.
Los profesores suelen utilizar accesorios como bloques, correas o almohadones para ayudar a los estudiantes a lograr una postura perfecta y segura, señala el artículo de AP.
Este estilo es recomendado para personas que se están recuperando de lesiones o que desean construir una base sólida antes de probar estilos más dinámicos.
Hatha y Yin Yoga: opciones suaves para principiantes
El término “yoga” proviene del sánscrito y significa “unión”, englobando tanto el movimiento físico como la meditación y el estilo de vida.
Hatha yoga, que se traduce como “fuerza”, incluye posturas básicas (asanas) y se enfoca en ejercicios de respiración (pranayama).
Las clases de hatha suelen ser pausadas, con movimientos lentos que permiten mantener cada postura durante algunas respiraciones. Esto las convierte en una excelente opción para principiantes que desean mejorar su flexibilidad y equilibrio mientras se relajan.
Por su parte, el Yin yoga lleva la relajación un paso más allá. Este estilo busca estirar el tejido conectivo de los músculos manteniendo posturas por cinco minutos o más, permitiendo que el cuerpo se ajuste de forma natural a cada posición sin forzarlo.
La importancia de probar y elegir
Actualmente, muchas clases combinan diferentes estilos de yoga, por lo que puede ser difícil encontrar un enfoque puro. Sin embargo, no hay que tener miedo a explorar. Hacer preguntas al estudio o al instructor puede ayudar a identificar la clase que más se ajusta a las necesidades de uno.
“Me da pena cuando alguien prueba el yoga una o dos veces y dice: ‘No me gusta’. Hay tantas opciones disponibles que es posible que te estés perdiendo algo que es muy beneficioso para tu vida”, contó Van Valkenburg.
Cuando uno es principiante, lo ideal es buscar clases específicas para ese nivel, donde los profesores suelen adaptar las posturas y brindar mayor guía.
El yoga no es una práctica única para todos. Existen opciones para quienes buscan relajarse, desarrollar fuerza o mejorar su técnica. Como dijo Senesi: “Hay muchos caminos diferentes que conducen al mismo objetivo”.