
La inteligencia artificial se ha instalado como una prioridad estratégica para organizaciones en todo el mundo, cambiando la velocidad y la escala en la que hoy se concibe la innovación. Según la firma global de consultoría de gestión, McKinsey, el 92% de las empresas planea aumentar sus inversiones en IA durante los próximos tres años. Sin embargo, solo un 1% considera que ha alcanzado un nivel de madurez en su implementación.
Esa brecha entre intención y realidad es el mayor desafío que enfrentan tanto grandes empresas como pymes, independientemente del país o sector.
La integración de modelos de IA en los negocios no se limita a utilizar soluciones “listas para usar” como los modelos generativos GPT de OpenAI o Gemini de Google. La clave está en desarrollar herramientas adaptadas a los procesos de cada organización.

José Javier Prada, CEO de Become Digital, indicó que la IA se compone de modelos capaces de reconocer patrones o tomar decisiones de forma autónoma tras ser entrenados con grandes volúmenes de datos. Lo esencial es que cada modelo responda a necesidades reales y específicas.
Empresas que han gestionado sus propias IA
No faltan ejemplos de empresas que diseñan sus propios algoritmos. JPMorgan, por ejemplo, dio un paso adelante al lanzar su suite de modelos de lenguaje para análisis financiero. IBM, por su parte, presentó Granite, una familia de modelos con miles de millones de parámetros orientados a la automatización en el desarrollo de software.
La tendencia mundial sugiere que quienes lideran en IA no dependen exclusivamente de proveedores externos, sino que apuestan por la investigación y el entrenamiento interno.
Cómo es el panorama de la IA en el sector empresarial latinoamericano
En América Latina (región donde las pymes conforman la mayor parte del tejido empresarial) el desafío es mayor, pero también lo es la oportunidad. Acceder a tecnología de punta muchas veces implica saltar barreras presupuestarias y técnicas, aunque soluciones locales demuestran que adaptarse es posible.

Colombia, por ejemplo, cuenta con iniciativas como la de Become Digital, que entrenó modelos propios de IA para combatir el fraude de identidad, logrando validaciones en segundos y un margen mínimo de error, sin recurrir a tecnologías de terceros.
El modelo antifraude de Become Digital utiliza redes convolucionales y técnicas avanzadas de computer vision para leer documentos y verificar identidades de manera automatizada. Esto implica un reentrenamiento regular, donde cada tres meses los algoritmos se actualizan frente a nuevas tácticas de fraude.
En la región también se destacan empresas en otros sectores. InvGate, fundada en Argentina, es reconocida por su plataforma de gestión IT, que recurre a IA para automatizar la resolución de tickets y facilitar el conocimiento en los departamentos de tecnología.
Sus algoritmos generan respuestas automáticas, transforman incidentes en artículos útiles y sugieren soluciones, recortando tiempos y permitiendo dedicar recursos humanos a desafíos más complejos.

En el ámbito del retail, la compañía Pragma recurre a sensores, cámaras y computer vision para monitorear inventarios y reducir los errores en la reposición de productos. Gracias a IA propia, los minoristas pueden reaccionar en tiempo real ante la demanda de los clientes e impedir pérdidas por desabastecimiento, elevando la eficiencia y la satisfacción de los compradores.
La educación encuentra su propio aliado en la IA. Brincus, edtech chilena, crea experiencias de aprendizaje personalizadas a través de profesores virtuales, asistentes inteligentes y rutas adaptativas. El resultado es un acompañamiento constante que ajusta el ritmo de los contenidos, maximizando la retención del conocimiento y los resultados en exámenes.
En el campo agrícola, la mexicana Aiflow revoluciona la gestión de cultivos mediante drones, satélites y modelos predictivos. Los productores reciben información específica sobre el estado de sus parcelas, anticipando problemas y recibiendo recomendaciones detalladas para maximizar los rendimientos y optimizar el uso de recursos como agua y fertilizantes.
Brasil aporta un ejemplo notable con Blip, plataforma conversacional de IA que gestiona millones de interacciones diarias en canales como WhatsApp, Messenger o Instagram. Grandes empresas usan estos chatbots para automatizar atención, marketing y resolver consultas al instante, con la ventaja de incorporar inteligencia contextual en cada mensaje.

La integración de inteligencia artificial ya no es solo una cuestión de innovación, sino de supervivencia competitiva. Para pequeñas y medianas empresas, la oportunidad está en avanzar con paso propio, adaptar la tecnología a sus capacidades, industria y entorno, y apostar por procedimientos críticos como la ética, la supervisión humana y la capacitación.
El verdadero potencial de la IA radica en su capacidad para evolucionar con cada empresa, brindándole herramientas para transformar el presente y asegurar su futuro.
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