Julio Verne, el escritor que predijo el futuro con sus inventos más locos

Según National Geographic, sus novelas no solo entretuvieron a generaciones, sino que también imaginaron tecnologías que en su momento parecían imposibles y que hoy forman parte de la vida cotidiana

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Julio Verne, considerado uno de
Julio Verne, considerado uno de los padres de la ciencia ficción, no solo creó relatos de aventura, sino que también imaginó con asombrosa precisión innovaciones tecnológicas que el tiempo convirtió en realidad

En el siglo XIX, cuando la electricidad era aún una novedad y los viajes aéreos estaban en sus primeras etapas, Julio Verne imaginó un mundo lleno de avances tecnológicos que en su época parecían inalcanzables.

Según National Geographic, sus novelas no solo marcaron un hito en la literatura de aventuras, sino que también sirvieron como un anticipo de muchos inventos que con el tiempo se hicieron realidad.

Algunas de sus creaciones literarias, como el submarino eléctrico del Nautilus, la exploración lunar de De la Tierra a la Luna y las videollamadas de París en el siglo XX, tuvieron equivalentes en la vida real, aunque con ciertas diferencias respecto a la versión ideada por el escritor.

El Nautilus y la llegada de los submarinos eléctricos

En Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), Verne describió el Nautilus, un submarino eléctrico capaz de operar de manera autónoma bajo el mar, gracias a un sistema de baterías recargables que aprovechaban la energía del océano. Según National Geographic, el concepto fue innovador para su tiempo, ya que los submarinos reales dependían de otros tipos de propulsión.

En 1888, Francia construyó el Gymnote, el primer submarino eléctrico funcional, aunque con una autonomía muy reducida en comparación con el imaginado por Verne.

A lo largo del siglo XX, la evolución de estos vehículos permitió la construcción de submarinos nucleares, que superaron las capacidades técnicas del Nautilus, pero sin igualar el lujo y la autosuficiencia que el escritor había concebido.

La nave de Veinte mil
La nave de Veinte mil leguas de viaje submarino anticipó la propulsión eléctrica en submarinos. Aunque su autonomía y sofisticación siguen sin igualarse, su concepto inspiró avances en la exploración marina (Dominio público / Édouard Riou)

El viaje a la Luna: una anticipación adelantada un siglo

En De la Tierra a la Luna (1865), Verne imaginó un cohete tripulado capaz de alcanzar la Luna y regresar a la Tierra. Sin embargo, su método de lanzamiento difería del que posteriormente utilizó la NASA: en la novela, la nave era disparada desde un gigantesco cañón, una idea que, según National Geographic, no era viable debido a las fuerzas de aceleración extremas que sufrirían los astronautas.

A pesar de estas diferencias, la publicación destacó que el concepto de un viaje espacial tripulado fue notablemente preciso, ya que más de un siglo después, en 1969, el Apolo 11 logró la hazaña de llevar a los primeros humanos a la Luna.

Siglo y medio antes del
Siglo y medio antes del Apolo 11, De la Tierra a la Luna imaginó un viaje tripulado al satélite terrestre. Aunque su método de lanzamiento era inviable, la idea anticipó la exploración espacial (Dominio público / Henri de Montaut)

Drones y helicópteros: la inspiración de Robur el Conquistador

En Robur el Conquistador (1886), Verne describió el Albatros, una aeronave que, según National Geographic, podría considerarse una precursora del helicóptero moderno. Su diseño contaba con múltiples hélices y despegue vertical, algo que en su época no existía en la realidad.

Actualmente, los helicópteros evolucionaron con motores de combustión, en lugar de electricidad, como había imaginado el autor.

Sin embargo, la publicación señaló que los drones modernos comparten varias características con el Albatros, especialmente en lo que respecta a su sistema de propulsión eléctrica y el uso de materiales ligeros.

La aeronave de Robur el
La aeronave de Robur el Conquistador anticipó el despegue vertical con hélices múltiples. Su concepto se asemeja al helicóptero y a los drones modernos (Dominio público / Hippolyte Léon Benett)

El rompehielos: una predicción que se concretó en tiempo récord

En La esfinge de los hielos (1897), Verne planteó la existencia de un barco especializado en romper el hielo para facilitar la navegación en aguas polares. National Geographic afirmó que apenas un año después, en 1898, se construyó en Rusia el Yermak, el primer rompehielos real.

Los rompehielos modernos perfeccionaron esta tecnología mediante cascos reforzados y motores de gran potencia, pero el concepto central de Verne se materializó con bastante fidelidad en la realidad.

En La esfinge de los
En La esfinge de los hielos, Verne imaginó un barco capaz de surcar mares helados. Un año después, en 1898, se construyó el primer rompehielos real (Georges Roux)

El tren de alta velocidad: la evolución del ferrocarril

En Las tribulaciones de un chino en China (1879), Verne imaginó un tren que viajaba a una velocidad considerablemente superior a la de su época.

National Geographic explicó que, en aquel entonces, los ferrocarriles más rápidos no superaban los 60 km/h, mientras que hoy en día, los Maglev alcanzaron velocidades récord de 603 km/h en pruebas y 431 km/h en servicio comercial.

Aunque el autor no especificó detalles técnicos sobre el funcionamiento de su tren futurista, la publicación aseguró que su concepto de una red ferroviaria de alta velocidad terminó siendo una de las grandes innovaciones del siglo XX.

En Las tribulaciones de un
En Las tribulaciones de un chino en China, Verne imaginó un ferrocarril más veloz que los de su tiempo. Hoy, los trenes de alta velocidad superaron ampliamente su visión (Hippolyte Léon Benett)

Videollamadas y avances tecnológicos en París en el siglo XX

En París en el siglo XX (1863), Verne imaginó una sociedad futurista con subte eléctrico, autos a gas, luz fluorescente y videollamadas. National Geographic detalló que el escritor llamó a este dispositivo “fonotelefoto”, y lo describió como un sistema de comunicación audiovisual a distancia basado en cables, similar a la telefonía tradicional.

Según la publicación, los primeros experimentos con transmisión de imágenes a distancia comenzaron en la década de 1920, y en 1930, Bell Labs desarrolló el Iconophone, un sistema rudimentario de videoconferencia.

Sin embargo, fue recién en el siglo XXI, con el auge de Internet y plataformas como Skype, cuando esta tecnología se convirtió en parte de la vida cotidiana.

En París en el siglo
En París en el siglo XX, Verne imaginó avances como el metro eléctrico y la comunicación a distancia. Muchas de sus predicciones se hicieron realidad décadas después (Julio Verne)

Energía solar: de la ficción a la sostenibilidad moderna

En El eterno Adán (1910), Verne planteó la posibilidad de que una civilización obtuviera su energía del sol. Según National Geographic, la idea de generar electricidad a partir de la luz solar era teóricamente posible en la época del escritor, pero tecnológicamente ineficiente.

Las primeras células fotovoltaicas viables se desarrollaron en 1954, y hoy en día, la energía solar es una de las principales fuentes renovables.

No obstante, la publicación señaló que su implementación sigue dependiendo de factores climáticos, lo que impide que sea una solución universal.

En El eterno Adán, Verne
En El eterno Adán, Verne imaginó un mundo impulsado por energía solar. Hoy, la tecnología fotovoltaica convierte su visión en una realidad sostenible (Dominio público / Hippolyte Léon Bennett)

Ciudades submarinas: un concepto aún inalcanzable

También en Veinte mil leguas de viaje submarino, el Capitán Nemo visualiza una sociedad completamente autosuficiente bajo el mar, con estructuras habitables y sistemas de cultivo en el fondo oceánico.

National Geographic explicó que, aunque se desarrollaron hábitats submarinos, estos siguen dependiendo de la superficie y no alcanzaron el nivel de autonomía planteado por Verne.

Existen varias razones por las que esta idea sigue siendo inalcanzable. Según la publicación, la presión del agua obliga a desarrollar materiales extremadamente resistentes y herméticos, mientras que la falta de recursos internos dificulta la autosuficiencia en términos de alimentación y energía.

En Veinte mil leguas de
En Veinte mil leguas de viaje submarino, Verne imaginó ciudades autosuficientes en las profundidades oceánicas, una utopía aún inalcanzable (Alphonse de Neuville)

Un legado visionario

National Geographic afirmó que Julio Verne no solo creó historias de aventura, sino que también predijo avances científicos que hoy son parte de la realidad.

Algunos de sus inventos se concretaron con variaciones respecto a su versión original, mientras que otros siguen siendo un desafío para la ciencia moderna.

El medio concluye afirmando que, más de un siglo después, sus novelas continúan inspirando a científicos, ingenieros y exploradores, demostrando que la imaginación puede ser la chispa del futuro.