La curiosa solución de Steve Jobs para impedir que su secretaria llegara tarde al trabajo

El cofundador de Apple estaba obsesionado con empezar reuniones a horas exactas, aunque no todos los participantes hayan llegado

Guardar
Steve Jobs regaló un Jaguar
Steve Jobs regaló un Jaguar a su secretaria para evitar que llegara tarde al trabajo. (Matthew Yohe)

El perfeccionismo y la exigencia fueron sellos distintivos de Steve Jobs. Para el cofundador de Apple, la puntualidad no era un detalle menor, sino una prueba de compromiso. Un ejemplo de esto fue el regalo que le hizo a su secretaria para evitar que llegara tarde: un Jaguar.

Una historia que demuestra cómo era el perfil del empresario frente a sus empleados y su trabajo, ya que tenía una obsesión porque sus reuniones comenzaran a la hora exacta, sin importar quién faltara.

Cuál fue el regalo que le hizo Jobs a su secretaria

La historia fue contada en Wral News por Ron Givens, quien fue director de calidad de Apple entre 1981 y 1986. Según su relato, una mañana, la secretaria de Steve Jobs llegó tarde a la oficina. Al verla entrar, el empresario le preguntó por qué se había demorado. Ella explicó que su coche no había arrancado, lo que la había obligado a lidiar con un problema mecánico antes de poder dirigirse al trabajo.

La secretaria explicó que había
La secretaria explicó que había llegado tarde porque su coche no había arrancado esa mañana. (Reuters)

Cualquiera que conociera el carácter de Jobs podría haber esperado una reprimenda o incluso una reacción más drástica. Sin embargo, su respuesta fue muy diferente. Según Givens, esa misma tarde, Jobs apareció en la oficina de la secretaria y, sin previo aviso, le dio un juego de llaves con una frase tajante: “Aquí, no vuelvas a llegar tarde.”

El regalo no era cualquier coche, sino un Jaguar de la época. Para cualquiera, recibir un automóvil de lujo de manos de su jefe sería una sorpresa extraordinaria. Sin embargo, en el contexto de la personalidad de Jobs, la historia no resulta tan descabellada.

Givens, quien compartió varios años con él en Apple, aseguró que estos gestos no eran inusuales en Jobs. “Siempre hacía estas cosas, sorprendía a la gente,” afirmó en una entrevista.

La anécdota destaca el enfoque
La anécdota destaca el enfoque de Jobs para resolver problemas con determinación. (Reuters)

Aunque la generosidad de Jobs en esta situación es innegable, la anécdota también deja entrever su particular enfoque sobre la motivación. Lejos de ser un simple acto de bondad, el regalo tenía una clara intención: eliminar cualquier posible excusa para la impuntualidad.

La secretaria, de quien no se conoce el nombre ni mayores detalles, era una profesional eficiente y bien valorada dentro de la empresa. Según Givens, además, era madre soltera, lo que hacia más extensa su rutina diaria. El hecho de que Jobs no se limitara a aceptar su explicación, sino que respondiera con un regalo tan costoso, muestra su manera de abordar los problemas: en lugar de discutirlos o tolerarlos, los resolvía de forma contundente.

Steve Jobs, un jefe exigente y un motivador nato

Givens, quien trabajó con Jobs durante varios años, recuerda que este tipo de situaciones no eran raras en la empresa. Según su testimonio, el cofundador de Apple tenía una personalidad difícil y demandante, pero al mismo tiempo era un líder que sabía cómo inspirar a su equipo. “Era un excelente motivador. Podía motivarte hasta sacarte los calcetines”, afirmó con humor.

Jobs envió una Macintosh a
Jobs envió una Macintosh a Fred Brooks, profesor en Carolina del Norte, tras conocer su problema con el Apple III. (REUTERS/Yves Herman/File Photo)

La historia del Jaguar no es la única anécdota que ilustra este lado inesperado de Jobs. Fred Brooks, profesor de informática en la Universidad de Carolina del Norte, también tuvo una experiencia similar con el empresario. En 1985, ambos coincidieron en Washington D.C. cuando recibieron la Medalla Nacional de Tecnología. Durante la conversación, Brooks mencionó que tenía problemas con su Apple III.

Poco después, Jobs le envió una Macintosh con teclado y mouse, sin que Brooks se lo pidiera. Desde ese momento, el profesor se convirtió en un fiel usuario de los productos de Apple y aún conserva la computadora, que sigue funcionando. “Jobs no preguntaba qué debía ser un producto, él le decía a la gente lo que debía ser, basado en su propia imaginación de lo que les gustaría,” explicó Brooks.

Guardar