Entre lo clásico y lo innovador: cómo evolucionó la coctelería y cuáles son los tragos más elegidos en Pinamar y Cariló

Los bartenders, expertos en transformar ingredientes en auténticas experiencias, asumen el desafío permanente de innovar detrás de las barras. Su trabajo combina técnica, imaginación y una búsqueda inagotable por crear combinaciones que sorprendan y deleiten. Cada cóctel es una obra única que fusiona sabores inesperados con métodos de preparación poco convencionales, destacando siempre el sello distintivo de quien lo elabora. Con la llegada del verano, el arte de la coctelería se renueva, y la Costa Atlántica se convierte en escenario de nuevos sabores diseñados para saciar la sed y conquistar paladares.

En Pinamar, una de las propuestas más originales la trajo Julián Ávila, bartender en el parador UFO Point. “Es una propuesta de gin tonic que ya trabajamos en Ibiza durante la temporada 2024. Presentamos una carta llamada Emogintonic, que tiene la particularidad de estar compuesta por diez tragos cuyos nombres son emojis. Es decir, la gente los puede pedir indicando el emoji que los representa: está el corazón, el que hace los cuernos, entre otros", explica.

Cada trago es un gin tonic único y se presenta en una copa adornada con el sticker del emoji correspondiente, sujetado con un pequeño broche. “Por afinidad, el corazón y el beso son los más populares. El corazón lleva gin, un licor que se prepara con hierbas de Ibiza, tónica y una ramita de romero. El beso, en cambio, combina gin London Dry, un jarabe artesanal de frutos rojos, tónica y un pincho de arándanos”, detalla Ávila.

La carta también incluye una sección de Negronis, cada uno con un estilo propio. “Por ejemplo, el Comandante Che Negroni se prepara con ron, jarabe de tabaco, Campari y vermut rosso, acompañado de un habano, explorando el maridaje entre el tabaco y el cóctel. Otro destacado es el Black Coffee Negroni, inspirado en el DJ Black Coffee (NdR: el sudafricano Nkosinathi Innocent Maphumulo), que combina gin, Campari infusionado con café, Martini Rosso y una rodaja de naranja. Estas creaciones fueron parte de lo que trabajamos en Ibiza”, comenta.

Para esta temporada, Ávila también presenta el cóctel astral, un menú donde cada signo zodiacal tiene su propio trago, acompañado de una carta del tarot. “Solo se venden 78 cócteles por día, ya que hay 78 cartas únicas, y no queremos repetirlas para mantener la magia. El trago se sirve en una tablita de madera, acompañado de una vela y la carta astral dentro de un sobre”, explica.

Ávila destaca su enfoque en ingredientes naturales: “Siempre trato de usar jugos de frutas frescas y jarabes caseros, evitando conservantes o productos industriales. Todo tiene que tener un sustento; si la idea es superficial, no trasciende ni perdura”. Y completa: “Lo que busco con la coctelería es que haya un concepto detrás de cada trago, algo que trascienda los sentidos del gusto y el olfato”.

Otro referente de la coctelería en la Costa Atlántica es Alejandro Vidal. Oriundo de Villa Gesell y con casi dos décadas de experiencia como artesano de la bebida, desde hace cinco años gestiona una barra móvil que recorre Pinamar, Mar del Plata y otros destinos. Su trago estrella es el Vasuveda, una bebida fresca con albahaca, limón y jengibre, cuyo vibrante color verde intenso atrae de inmediato la atención.

“Es muy popular en su versión sin alcohol, pero con gin queda espectacular. En cada evento usamos dos licuadoras sin parar. Es un hit”, cuenta. Incluso, el sabor se registró como helado y llegó a figurar en cartas internacionales, como en Dubai.

El Vasuveda también está en la carta de Templeton, un bar de Cariló con un estilo literario y rockero. Allí comparte protagonismo con otros tragos de autor, como el Passion Fizz (una mezcla de Campari, Jim Beam White, pomelo, maracuyá y miel) y el Negroni Deluxe (vermut Antica Formula, gin Tanqueray y Campari). “También he trabajado en variantes de sangría y un cóctel de gin macerado con azafrán”, añade Ale Vidal.

Respecto a las preferencias del público, señala: “Hay un poco de todo. Algunos buscan clásicos como el gin tonic o el vermú, pero también están los que se animan a tragos como el Penicillin (Glenmorangie, almíbar de jengibre y jugo de limón). Después está el nicho del whisky. Y la gente ha vuelto a tomar vino: el rosado está ganando popularidad entre las mujeres”.

Entre las novedades de este verano también destaca el regreso de Renato “Tato” Giovannoni a Divisadero Club de Mar, en Cariló. El reconocido bartender, quien tuvo su primera experiencia laboral en gastronomía como bachero en ese balneario, presentó nuevas variedades de su gin Príncipe de los Apóstoles: Rosa y Azul de Verano. Ambos combinan ese gin con agua tónica, rodajas de naranja y polvo de pitaya rosa o espirulina azul, según el caso. También presentó limonadas con gin, diferenciadas por colores y acompañadas de frutas frescas como kiwi, pitaya y frutillas.

En cuanto a los precios, un gin tonic de primera marca cuesta entre $12.000 y $15.000, un valor comparable con otros destinos internacionales. Sin embargo, Ávila considera que podrían ajustarse: “Ofrecer promociones como un 2x1 podría ser tentador para el cliente, pero depende de la voluntad del empresario”.

El bartender, finalmente, reflexiona sobre su profesión: “Ha crecido mucho. Hace casi 20 años, ni siquiera había cachaza en el país y hacíamos caipirinhas con ron. Ahora se consiguen bebidas de cualquier lugar del mundo. Sin embargo, no debemos dormirnos en los laureles. Hay quienes priorizan la rentabilidad sobre la calidad, y eso puede perjudicar el oficio”.

Fotos: Pablo Kauffer