
En el interior del cerebro, redes invisibles controlan cada pensamiento, recuerdo y emoción. Como una gran orquesta, las neuronas se comunican constantemente, pero para que la melodía de la mente fluya con armonía, es necesario que exista un equilibrio preciso entre señales que impulsan la actividad y otras que la frenan.
Un nuevo estudio de la Universidad de Nottingham, publicado en la revista Journal of Neuroscience, revela que este delicado balance, especialmente en una región llamada hipocampo, es vital para una capacidad que usamos a diario: reconocer lo que hemos visto recientemente.
Los hallazgos, comprobados en modelos animales, no solo profundizan la comprensión del cerebro sano, sino que también aportan pistas valiosas para desentrañar enfermedades como la demencia y la esquizofrenia.

¿Qué es la inhibición neural y por qué importa?
Imaginar el cerebro como una ciudad llena de luces puede ayudar a entender su funcionamiento. Las neuronas serían como los edificios y calles, y la electricidad que fluye en ellas sería la señal que crean para comunicarse. Si todas las luces de la ciudad estuvieran siempre encendidas al máximo, habría un caos de energía, interferencias y cortocircuitos. Por eso, existen mecanismos para encender y también para apagar: los sistemas de excitación y de inhibición.
La inhibición neural es ese “interruptor de apagado” que regula la actividad de las neuronas, evitando que se activen en exceso. El principal responsable de este freno es un mensajero químico llamado GABA (ácido gamma-aminobutírico).

Así como un reductor de velocidad impide que los autos aceleren sin control, el GABA evita que las neuronas envíen señales exageradas o desordenadas. Si falla este mecanismo, el cerebro puede desbordarse, generando desde problemas menores hasta crisis epilépticas.
¿Qué investigaron los científicos?
El estudio liderado por Charlie Taylor y supervisado por el Dr. Tobias Bast exploró cómo la inhibición neural afecta la llamada “memoria de reconocimiento”, es decir, la capacidad para recordar objetos o situaciones recientes.
Para ello, los investigadores utilizaron ratas de laboratorio y modificaron la acción del neurotransmisor GABA en dos regiones específicas: el hipocampo y la corteza prefrontal, esta última involucrada en la toma de decisiones y el comportamiento.

El hipocampo es una estructura cerebral con forma de caballito de mar, ubicada en lo profundo del cerebro. Cumple un rol central en almacenar y recuperar recuerdos, especialmente los nuevos. Por ejemplo, cuando conocés a alguien y luego lo reconocés en la calle días después, tu hipocampo está trabajando.
Encontrar el punto exacto: la clave de la memoria
Un dato sorprendente surgió del experimento: tanto reducir la inhibición neural (es decir, “sacar el pie del freno”) como aumentarla (frenar demasiado) en el hipocampo perjudicó la memoria de reconocimiento de las ratas. Es como manejar un auto en hielo; si acelerás sin frenar patinás, pero si apretás demasiado el freno también perdés el control. Esto muestra que el cerebro necesita una inhibición justa para funcionar bien.
Curiosamente, cuando alteraron la inhibición en la corteza prefrontal no se registraron cambios notables en esta clase de memoria. Esto resaltó el rol único del hipocampo y del balance exacto en esa región para recordar de manera eficaz.

“Muchos trastornos cognitivos presentan dificultades en la memoria de reconocimiento, que permite recordar objetos nuevos. Podemos evaluar este tipo de memoria en ratas mediante un test de reconocimiento de objetos, ampliamente utilizado en modelos preclínicos de enfermedades cerebrales”, explicó Taylor en declaraciones recogidas por la Universidad de Nottingham.
Por qué este hallazgo es clave para entender la demencia y la esquizofrenia
Diversos estudios muestran que tanto en la demencia, el Alzheimer y la esquizofrenia, como en el deterioro cognitivo de la edad, hay alteraciones en la inhibición neural, sobre todo en el hipocampo y la corteza prefrontal. Hasta ahora, no se sabía si estos cambios eran simples efectos secundarios de la enfermedad o si tenían un rol directo en los problemas de memoria.
Este nuevo trabajo aporta pruebas de que, en el caso del hipocampo, un desequilibrio en la inhibición sí afecta de manera directa la memoria de reconocimiento. Significa que el problema no siempre es “falta de energía o de actividad” en el cerebro, sino que también puede tratarse de una “mala regulación” de las señales cerebrales.

El Dr. Bast subrayó un hallazgo que desafía ideas tradicionales: “A menudo se asume que los déficits cognitivos se deben a una disminución de la actividad en ciertas regiones cerebrales y que aumentar esa actividad puede mejorar las funciones. Sin embargo, estos resultados muestran que lo contrario también puede ocurrir. Una inhibición neural defectuosa, que conduce a una actividad cerebral aumentada pero mal controlada, puede causar problemas”, afirmó Bast, según la Universidad de Nottingham.
¿Hacia dónde van las terapias cerebrales del futuro?
Las conclusiones de este estudio podrían transformar el diseño de nuevas terapias. En vez de buscar únicamente “activar” más el cerebro, el objetivo sería ayudar a que vuelva a encontrar su equilibrio natural, restableciendo la función cognitiva por medio de fármacos o tecnologías que regulen con precisión la actividad neural. Se trata de pasar, de un cerebro con señales confusas, a uno donde cada neurona juegue su papel dentro de la orquesta que compone la memoria.

En palabras de los investigadores de la Universidad de Nottingham, estos avances abren el camino a tratamientos que intenten recuperar habilidades perdidas, como la memoria, ayudando a millones de personas afectadas por trastornos como la demencia o la esquizofrenia. El secreto, a veces, no está en hacer más, sino en hacer lo justo y necesario para que la mente funcione en armonía.
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