
¿Es posible que los científicos puedan anticipar con notable precisión cuándo una persona está soñando? Hoy, mediante el cruce entre inteligencia artificial y grandes bases de datos compartidas, comprender el misterioso mundo de los sueños está cada vez más cerca.
El cerebro no se “desconecta” por completo mientras dormimos: puede mostrar destellos de actividad parecidos a cuando estamos despiertos, lo que explica por qué soñar no es exclusivo de la fase REM.
Una gran base de datos para descifrar el sueño
El avance central proviene de DREAM, la mayor base de datos internacional de registros de actividad cerebral y relatos de sueños. Este proyecto fue impulsado por un consorcio de investigadores de la Bial Foundation y coordinado por la Monash University de Australia, bajo la dirección de la IMT School for Advanced Studies Lucca (Italia). El estudio fue publicado en la revista Nature Communications.
DREAM reúne el trabajo de 53 expertos de 37 instituciones en 13 países, logrando recopilar información que antes se encontraba dispersa en pequeños estudios y formatos incompatibles.

Por primera vez, más de 2.600 registros de despertares de 505 participantes —recolectados a partir de 20 estudios diferentes— se encuentran centralizados y estandarizados. Estos incluyen mediciones de electroencefalografía (EEG), magnetoencefalografía (MEG) y narraciones detalladas de experiencias durante el sueño. Esta colección permitió analizar los sueños en una escala y con una precisión técnica que nunca había sido posible.
Imaginá que hasta hace poco los científicos intentaban entender los sueños con apenas algunas piezas dispersas de un rompecabezas gigante. Ahora disponen de una imagen mucho más completa y clara, que permite comenzar a identificar patrones y conexiones invisibles con escasos datos aislados.
Soñar no es solo cuestión de la fase REM
Uno de los descubrimientos claves de los primeros análisis de la base DREAM es que los sueños no ocurren únicamente durante la etapa REM (sueño de movimientos oculares rápidos), sino también en las fases más profundas y tranquilas, conocidas como NREM. En estos casos, los registros cerebrales muestran señales parecidas a la vigilia, como si el cerebro estuviera parcialmente despierto incluso durante el sueño profundo.

La Bial Foundation destaca que, aunque los sueños NREM suelen ser menos frecuentes y menos intensos que los REM, pueden compartir muchas características con estos, sobre todo en las primeras horas del sueño o cerca de la mañana. Este hallazgo obliga a repensar algunas de las ideas clásicas sobre cómo y cuándo se sueña.
Inteligencia artificial para “leer” sueños en tiempo real
Para lograr estos avances, el equipo empleó tecnologías de medición cerebral altamente sofisticadas. Cada despertar incluido en DREAM cuenta con grabaciones de M/EEG de al menos 20 segundos y una frecuencia no menor a 100 Hz, además de una clasificación muy detallada sobre el contenido soñado.
Lo realmente sorprendente es que los científicos utilizaron algoritmos de inteligencia artificial para analizar los patrones cerebrales justo antes de cada despertar. Gracias a estos modelos, lograron predecir con una alta certeza si la persona estaba soñando en ese momento, abriendo la posibilidad de una identificación objetiva del sueño, más allá de lo que el propio soñador pueda recordar o relatar.

Este enfoque representa una enorme oportunidad no solo para la neurociencia de los sueños, sino también para el diagnóstico de condiciones en las que es difícil saber si una persona está consciente, como en casos de coma o anestesia, donde no existen relatos verbales.
Una herramienta global para la ciencia del sueño
La base DREAM no solo une décadas de estudios, sino que también permite comparar resultados y plantear preguntas que antes resultaban inalcanzables para grupos de investigación aislados. Ahora es posible estudiar desde los correlatos neuronales de la consciencia y del aprendizaje, hasta los trastornos del sueño como parasomnias, pesadillas o sueños lúcidos, con una profundidad inédita.
Otro aporte fundamental es la clasificación unificada de experiencias oníricas: la base contempla desde sueños lúcidos y pesadillas, hasta alucinaciones hipnagógicas (al dormirse), hipnopómpicas (al despertar), sueños “blancos” y periodos sin recuerdo de haber soñado. Esto brinda precisión y comparación entre estudios de distintas regiones y culturas.

El esfuerzo internacional detrás de DREAM permitió compilar y compartir una cantidad de información sin precedentes, lo que significa un salto adelante en la exploración científica de la consciencia humana.
Hoy, con herramientas como bases de datos globales y modelos de inteligencia artificial, la ciencia puede detectar el momento exacto en que se activa el “mundo de los sueños” en nuestro cerebro, ayudando no solo a resolver uno de los mayores enigmas de la mente, sino también a crear nuevas guías para el tratamiento de trastornos del sueño y para entender la propia naturaleza de la consciencia.
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