Cómo funciona el ‘interruptor genético’ que descubrió Harvard y podría cambiar el tratamiento de la obesidad

El hallazgo, realizado en modelos animales, abre la puerta a terapias personalizadas que actúan sobre mecanismos específicos. De qué se trata este avance y cuáles son los puntos clave del estudio publicado en Nature

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El hallazgo abre la puerta
El hallazgo abre la puerta a terapias personalizadas contra la obesidad basadas en mecanismos genéticos (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Y si existiera un “interruptor secreto” dentro del cuerpo capaz de decirle a la grasa cuándo guardarse y cuándo desaparecer? Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard acaba de revelar que esto no es solo ciencia ficción: identificaron genes que funcionan como auténticos interruptores biológicos, capaces de decidir si el cuerpo guarda o quema grasa.

Este avance, liderado por el doctorando Muhammad Ahmad, puede cambiar la manera en que se enfrenta la obesidad y llevar a tratamientos mucho más específicos y seguros que los actuales medicamentos hormonales. El estudio fue publicado en la revista Nature Communications.

Descubriendo los interruptores genéticos de la grasa

Para imaginar el trabajo del equipo, pensemos en un sistema de luces: cada gen es como un interruptor que puede encenderse o apagarse para guardar o eliminar grasa. El grupo de Harvard utilizó la tecnología CRISPR-Cas9, un método de edición genética tan preciso como unas tijeras que cortan exactamente donde se les indica. Aplicaron esta técnica en moscas de la fruta, eliminando miles de genes uno a uno, para ver cuáles eran responsables de que las moscas almacenaran o gastaran grasa.

Células diseñadas por Muhammad Ahmad
Células diseñadas por Muhammad Ahmad con activación del receptor de glucagón (izquierda) muestran una marcada reorganización del citoesqueleto de actina (verde) frente al control (derecha). Los núcleos están teñidos con DAPI (azul) (Universidad de Harvard)

Cuando detectaban que la mosca acumulaba más grasa tras apagar cierto gen, sabían que ese gen, normalmente, activa la “quema” de lípidos. Así fueron identificando no solo factores ya conocidos, sino nuevos reguladores vinculados a una hormona clave en la energía del cuerpo: el glucagón.

El glucagón: la alarma interna para gastar grasa

¿Para qué sirve el glucagón? Esta hormona es como una alarma que le dice al cuerpo: “¡Es hora de usar las reservas!”. Cuando pasamos hambre, los niveles de glucagón suben y ordenan liberar la grasa guardada. Lo particular que descubrieron los científicos es que no solo la falta de alimento activa este sistema, sino ciertos alimentos ricos en proteínas también pueden poner en marcha la alarma.

El glucagón actúa a través de los receptores acoplados a proteína G (GPCR), que podríamos comparar con puertas de acceso donde las hormonas golpean para dar su mensaje. Sin embargo, muchos de los medicamentos existentes —y muy utilizados, como Ozempic y Wegovy— no distinguen con precisión a qué puertas llamar, lo que puede generar efectos secundarios indeseados.

El estudio utilizó la tecnología
El estudio utilizó la tecnología CRISPR-Cas9 para descubrir los genes que actúan como interruptores biológicos de la grasa (Imagen Ilustrativa Infobae)

Gracias a esta investigación, se identificó factores que estabilizan esos receptores, permitiendo que la señal de “quema de grasa” sea más clara y dirigida. Lo comprobaron en experimentos: cuando estos factores faltaban en las moscas, la grasa se acumulaba muy rápido.

Medicamentos actuales bajo la lupa

Según la organización independiente sin fines de lucro FAIR Health, entre 2019 y 2024, el uso de medicamentos agonistas del GLP-1 se disparó 600% en Estados Unidos. Aunque ayudan a perder peso, pueden causar náuseas, vómitos, pancreatitis y pérdida de masa muscular, en algunos casos.

Según Ahmad: “Muchos pacientes que dejan estos fármacos vuelven a recuperar el peso, sobre todo aquellos con una tendencia genética a almacenar más grasa. El cuerpo parece tener un resorte que siempre busca recargar sus reservas”.

El avance científico podría revolucionar
El avance científico podría revolucionar los tratamientos para la obesidad y enfermedades metabólicas a nivel mundial (Imagen Ilustrativa Infobae)

No es casualidad. En regiones como el sur de Asia, “la genética marcada por generaciones de hambrunas ha dejado una huella en la tendencia a guardar nutrientes, sin importar el estilo de vida actual”, advirtió Ahmad.

Dieta y genes: ¿por qué las proteínas ayudan a adelgazar?

Otro hallazgo sorprendente fue demostrar que las dietas altas en proteínas influyen directamente en la activación del glucagón. Así, comer suficiente carne, huevos o legumbres puede favorecer la “quema” de grasa. Esto fue respaldado por el laboratorio de Robert Holmgren en la Universidad Northwestern, reforzando que no se trata de una casualidad, sino de un mecanismo biológico probado.

El impacto de este descubrimiento puede ir todavía más lejos. Investigadores de un hospital próximo a Harvard se contactaron con el equipo de Ahmad al observar que varios de los genes descubiertos pueden también estabilizar receptores en el cerebro, ayudando potencialmente en enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson, según informaron en un comunicado de prensa desde la casa de altos estudios. Por eso, ahora se diseñan nuevas pruebas para descubrir si estos genes pueden proteger las neuronas y evitar la acumulación de proteínas peligrosas.

El camino hacia nuevos tratamientos

Científicos de Harvard identifican genes
Científicos de Harvard identifican genes que regulan la quema de grasa corporal (Imagen ilustrativa Infobae)

Mirando hacia el futuro, Ahmad espera que estos “interruptores genéticos” sean el objetivo de tratamientos de última generación, soluciones que no dependan de hormonas que generan efectos adversos.

Para él, la obesidad no se puede abordar solo con dieta o ejercicio: entender cómo el cuerpo decide cuándo quemar o guardar grasa es el verdadero cambio de paradigma.

En resumen: hoy la obesidad se entiende como una combinación de genética, dieta y ejercicio. Descubrir y modificar los genes que regulan nuestra grasa es como encontrar el manual oculto del cuerpo para cambiar sus reglas.

Si estos hallazgos se traducen en medicamentos personalizados, podríamos transformar la manera en que millones de personas enfrentan la obesidad y otras enfermedades relacionadas con el metabolismo.