
A más de 200 metros bajo la superficie del Mar Báltico, un equipo de investigación logró reactivar microalgas que permanecían inactivas desde hacía casi siete milenios. Según informó Muy Interesante, el experimento fue desarrollado por el Instituto Leibniz de Investigación del Mar Báltico y se centró en la especie Skeletonema marinoi, que recuperó su funcionalidad al ser expuesta nuevamente a luz y oxígeno.
El fenómeno observado se vincula al estado de dormancia, una respuesta adaptativa que permite a ciertos organismos reducir su metabolismo y resistir condiciones extremas. Aunque este comportamiento se documentó en bacterias, hongos, crustáceos y semillas, lo excepcional de este caso es la escala temporal.
Según Muy Interesante, las microalgas permanecieron inactivas durante aproximadamente 6.871 años, con un margen de error de ± 140 años, de acuerdo con el análisis estratigráfico de las capas de sedimento que permitió calcular su antigüedad.

El experimento: reanimación controlada y validación genética
Durante una campaña científica realizada en 2021, el equipo liderado por el Instituto Leibniz extrajo núcleos de sedimento cuidadosamente preservados para evitar contaminación.
Muy Interesante explicó que las muestras se cultivaron en laboratorio con agua filtrada del Báltico, nutrientes y ciclos de luz artificial. En nueve de las doce capas analizadas, las microalgas revivieron, aunque algunas tardaron hasta dieciséis meses en mostrar actividad.
Para descartar cualquier interferencia entre capas, se realizaron análisis genéticos que, según se precisó en la nota, revelaron grupos diferenciados, confirmando la autenticidad de las muestras y su origen cronológico distinto.

Funcionalidad biológica intacta tras milenios
Uno de los resultados más significativos del estudio fue la estabilidad funcional de las cepas revividas. De acuerdo con lo informado por Muy Interesante, las microalgas reactivadas mostraron tasas de crecimiento de 0,31 divisiones celulares por día y producciones máximas de oxígeno por clorofila de hasta 224 micromoles por miligramo por hora, valores equivalentes a los de cepas modernas.
Resurrection ecology: una ventana al pasado evolutivo
El experimento se enmarca dentro de la resurrection ecology, un enfoque que permite estudiar directamente organismos revividos de épocas antiguas.
Según explicó el medio, esta disciplina ofrece una herramienta única para comparar rasgos fisiológicos y genéticos entre individuos separados por miles de años, lo que facilita el análisis de cambios evolutivos frente a transformaciones ambientales.
Posibles aplicaciones científicas y límites naturales
Entre las implicancias del hallazgo, Muy Interesante señaló su potencial relevancia en áreas como la conservación, la astrobiología y la biotecnología.
La capacidad de algunas especies para interrumpir su metabolismo durante milenios y reactivarse cuando se presentan las condiciones adecuadas podría contribuir al desarrollo de nuevas estrategias en entornos extremos o en la preservación biológica a largo plazo.
No obstante, el medio advirtió que la reactivación espontánea en ambientes naturales sería muy poco frecuente. Solo un 10 % de las muestras cultivadas en laboratorio produjeron organismos viables, lo que sugiere que su supervivencia fuera de condiciones controladas es limitada.

Sedimentos como archivo biológico natural
El fondo del Mar Báltico, tal como lo describió Muy Interesante, funciona como un archivo natural donde se conservan capas sucesivas de material biológico.
El medio concluyó afirmando que estas acumulaciones forman bancos de semillas acuáticos que permiten observar respuestas ecológicas ante cambios climáticos, variaciones en los niveles de oxígeno y salinidad, e incluso intervenciones humanas. Las capas analizadas representan grupos temporales distintos y ofrecen una oportunidad excepcional para reconstruir la historia de las especies.