En la búsqueda de un jardín próspero y saludable, muchos optan por fertilizantes ricos en nutrientes. Sin embargo, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) advirtió sobre un riesgo oculto en algunos de estos productos: la posible presencia de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), conocidas como “químicos permanentes” debido a su alta persistencia en el medio ambiente y su potencial impacto en la salud humana.
El uso de biosólidos, un término que hace referencia a los lodos de depuradora provenientes de plantas de tratamiento de aguas residuales, es una práctica común en la agricultura y jardinería doméstica debido a su aporte de materia orgánica y nutrientes esenciales. Sin embargo, la reciente advertencia de la EPA señaló que estos productos podrían contener niveles preocupantes de PFAS, lo que representa un riesgo no solo para el suelo y los cultivos, sino también para el agua y la salud de quienes los manipulan.
Fertilizantes y químicos de larga duración
Estudios demostraron que los PFAS pueden permanecer en el medio ambiente durante años, infiltrándose en el suelo y el agua, con potenciales consecuencias adversas. La EPA advierte que estos compuestos fueron vinculados a problemas de salud como cáncer, infertilidad y trastornos en la tiroides. Aunque su uso agrícola se limita a menos del 1% de la superficie de tierra fertilizada anualmente, su aplicación en jardines domésticos podría tener efectos acumulativos.
Las investigaciones detectaron PFAS en fertilizantes disponibles en el mercado, incluidos algunos que no contienen biosólidos en su composición. Según Denise Trabbic-Pointer, coautora de un estudio del Sierra Club, los productos elaborados con biosólidos presentan niveles de PFAS considerablemente más altos en comparación con otros fertilizantes orgánicos. “Incluso el estiércol puede contener PFAS, pero sus niveles son mucho más bajos”, explicó la especialista a The Washington Post.
Riesgos potenciales para la salud y el medio ambiente
El uso de estos fertilizantes podría derivar en la contaminación del suelo y las fuentes de agua subterráneas, exponiendo a las personas a estos compuestos a través del consumo de frutas, verduras y huevos de gallinas criadas en estos entornos. La EPA también destacó que ciertas hortalizas, como la espinaca y la lechuga, tienen una mayor propensión a absorber PFAS, incrementando así la exposición a largo plazo.
La incertidumbre sobre el nivel exacto de absorción de estos químicos en los cultivos domésticos es un factor que preocupa a la comunidad científica. “No creo haber visto estudios que permitan establecer una relación directa entre la exposición en huertos caseros y la contaminación en tierras agrícolas donde se han aplicado biosólidos a gran escala”, comentó Michael Mashtare, profesor adjunto de ingeniería agrícola y biológica en Penn State, a The Washington Post.
A pesar de los posibles riesgos, algunos especialistas subrayan los beneficios de reutilizar residuos orgánicos como fertilizantes. Linda Lee, profesora de agronomía en la Universidad de Purdue, destacó que los biosólidos aportan nutrientes esenciales al suelo. “A nuestras plantas les encantan estos productos, realmente hacen maravillas en el jardín”, afirmó a The Washington Post.
Cómo identificar fertilizantes con PFAS
Determinar si un fertilizante contiene PFAS no es sencillo, ya que la mayoría de estos productos no incluyen información específica en sus etiquetas. Sin embargo, los expertos sugieren buscar indicaciones como “basado en biosólidos” o “derivado de lodo”, ya que estos términos podrían indicar una mayor probabilidad de contaminación con químicos de larga duración.
Un análisis realizado por el Sierra Club evaluó la presencia de PFAS en fertilizantes dirigidos a jardineros domésticos y encontró que ocho de nueve muestras analizadas superaban los niveles establecidos en el estado de Maine, que en su momento tenía una de las regulaciones más estrictas en el país para la aplicación de estos productos en granjas.
Medidas de prevención para jardineros domésticos
Para minimizar la exposición a PFAS, los especialistas recomiendan optar por productos certificados por el Organic Materials Review Institute (OMRI), una organización independiente que revisa fertilizantes, pesticidas y productos para el cuidado del ganado. Esta certificación garantiza que el producto no contiene biosólidos.
Si se decide continuar utilizando fertilizantes con biosólidos, se recomienda seguir estrictamente las instrucciones de aplicación y reducir la cantidad utilizada. Asimismo, emplear fertilizantes con mayores concentraciones de nutrientes puede ayudar a disminuir la cantidad de producto aplicado en el suelo.
Otras estrategias incluyen el uso de guantes y mascarillas al manipular estos productos, así como la implementación de técnicas de cultivo que reduzcan la acumulación de sustancias químicas en los cultivos. Pelar tubérculos y raíces antes de su consumo puede ser una medida adicional para minimizar la exposición.
El debate sobre el uso de biosólidos en fertilizantes generó preocupación en la comunidad científica y ambientalista. Michael Mashtare enfatizó la necesidad de una mayor transparencia por parte de los fabricantes. “Los consumidores deberían poder tomar decisiones informadas sobre lo que aplican en sus jardines. Es necesario contar con más información sobre el tipo y origen de los residuos utilizados en la fabricación de fertilizantes”, concluyó.