
La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que agrupa afecciones como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, afecta el bienestar físico y mental de millones de personas en el mundo. Un nuevo estudio muestra que el uso de terapia cognitivo-conductual adaptada, marca una diferencia significativa en quienes conviven con esta enfermedad.
De acuerdo con investigaciones recientes realizadas en la Perelman School of Medicine y el Departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania, los pacientes que recibieron ocho semanas de terapia cognitivo-conductual enfocada en EII a través de telemedicina experimentaron una disminución notable en su nivel de discapacidad asociada a la afección.
Según el gastroenterólogo Chung Sang Tse, los síntomas inflamatorios físicos y el impacto psicológico, como la ansiedad y la depresión, se potencian y generan un círculo vicioso difícil de romper.

La importancia de la intervención psicológica en la EII
Según Melissa Hunt, directora asociada de formación clínica en Psicología de la Universidad de Pensilvania, muchas personas con enfermedades gastrointestinales sienten vergüenza de contar a familiares o amigos lo que atraviesan. Esta tendencia al aislamiento intensifica el malestar emocional y puede llevar a una pérdida de confianza y funcionalidad cotidiana.
Las limitaciones provocadas por la EII afectan el trabajo, la escuela y las actividades de ocio, y según los datos aportados por Tse, hasta la mitad de los adultos con EII presenta discapacidades moderadas o graves.
La investigación, publicada en The American Journal of Gastroenterology, detalla que cinco psicólogos clínicos formados específicamente en técnicas adaptadas para EII ofrecieron teleterapia tanto a pacientes urbanos como rurales en diferentes regiones de Estados Unidos.

El programa de formación se apoyó en el manual desarrollado por Hunt, que proporciona información sobre la patología, las comorbilidades psiquiátricas, estrategias de tratamiento y ejemplos prácticos derivados de casos reales.
Teleterapia y exposición: claves en el tratamiento
De acuerdo con Hunt, uno de los métodos empleados incluye ejercicios de exposición en los que los pacientes practican situaciones desafiantes, como solicitar el baño en comercios cuando enfrentan una urgencia médica. Estas prácticas tienen como objetivo fortalecer la autoconfianza y disminuir el temor al rechazo social o a las limitaciones en lugares públicos, aspectos centrales en la vida de quienes viven con EII.
Además, otro artículo publicado en Behaviour Research and Therapy demostró que psicólogos clínicos capacitados en el enfoque específico para EII pueden ejecutar la terapia con éxito, incluso si no cuentan con experiencia previa en este campo. El cumplimiento de los lineamientos del manual y la enseñanza de técnicas de respiración diafragmática profunda se relacionan con una reducción adicional de las discapacidades.
La respiración diafragmática profunda, según Hunt, activa el sistema nervioso parasimpático y favorece la digestión. Esta técnica ayuda a disminuir los espasmos y la urgencia, lo que incrementa la seguridad y la movilidad de los pacientes en su vida diaria. “Esto realmente puede reducir los calambres y la urgencia, permitiendo que las personas se sientan capaces de salir y participar en el mundo”, afirmó Hunt.

Educación y nuevos horizontes en la psicología digestiva
Actualmente, Hunt dirige una nueva rotación de psicología gastrointestinal como parte del programa de formación clínica en la Universidad de Pensilvania. Este proyecto innovador instruirá a candidatos a doctorado en Psicología clínica para atender pacientes con EII y síndrome de intestino irritable (SII).
El objetivo es expandir la formación de especialistas capaces de brindar apoyo integral a quienes también padecen el SII, un trastorno que, a diferencia de la EII, no responde bien a los tratamientos médicos convencionales.
De acuerdo con Hunt, la psicoterapia debería ser la intervención principal para la mayoría de pacientes con SII, pues la conexión entre el cerebro y el intestino es determinante en el desarrollo y mantenimiento de los síntomas. Las derivaciones para esta rotación provendrán de la División de Gastroenterología de Penn Medicine.
“Nuestro objetivo es aportar evidencia de que, en determinados pacientes con síndrome de intestino irritable, podemos reducir el uso de recursos médicos y permitir que los gastroenterólogos dediquen más tiempo a quienes requieren manejo farmacológico o quirúrgico”, señaló Hunt.
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