Aprender música después de los 60 años mejora la salud cerebral, según un nuevo estudio

Una investigación planteó que la improvisación y la práctica guiada de melodías generan beneficios para la memoria y la atención

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Una investigación británico-australiana demostró que
Una investigación británico-australiana demostró que aprender música mejora la función cerebral en adultos mayores, incluso sin experiencia previa (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un hallazgo científico planteó que aprender a tocar música puede mejorar la función cerebral de adultos de más de 60 años. La investigación fue publicada en la revista Royal Society of Open Science.

El trabajo fue desarrollado por la Universidad de Sheffield junto a la Western Sydney University. Durante 12 meses, investigadores liderados por la Dra. Jennifer MacRitchie analizaron a personas sin experiencia previa en instrumentos musicales. Su objetivo principal fue medir cómo diferentes métodos de enseñanza musical inciden sobre la memoria, la atención y la agudeza mental en personas de edad avanzada.

El aprendizaje musical, tanto a través de la improvisación como de la replicación de melodías, produjo mejoras observables en la función cerebral. Sin embargo, la improvisación —la creación de melodías propias durante la clase— generó resultados especialmente favorables. “Nuestro estudio suma evidencia de que aprender a tocar un instrumento en la vejez — incluso sin experiencia previa — puede mejorar la función cerebral”, afirmó la Dra. MacRitchie.

Un estudio reciente indica que
Un estudio reciente indica que la improvisación musical potencia la memoria y la atención en personas mayores (Pexels)

Improvisar potencia el cerebro y facilita el acceso

El equipo científico comparó dos formas de aprendizaje: improvisar música, impulsando la creatividad y la espontaneidad, y replicar melodías siguiendo modelos o partituras. Ambos métodos resultaron positivos, pero la improvisación mostró un mayor impacto en las funciones cognitivas y en el desarrollo de habilidades motoras asociadas.

La especialista detalló: “Hemos evidenciado un vínculo directo entre el avance en habilidades musicales y la mejoría en capacidades cognitivas generales”. El hecho de que la improvisación no exija memorizar secuencias largas ni depender de la repetición hace que muchas personas mayores puedan sumarse a la práctica musical sin miedo al olvido, lo que favorece la motivación y el bienestar.

Científicos de Reino Unido y
Científicos de Reino Unido y Australia comprobaron que practicar con instrumentos digitales ofrece beneficios cognitivos similares a los tradicionales (Freepik)

Instrumentos digitales y tradicionales: mismo beneficio, mayor inclusión

La investigación también evaluó la efectividad de diferentes soportes para el aprendizaje musical. Así, algunos participantes practicaron con piano real y otros utilizaron una aplicación digital. No se registraron diferencias en los beneficios cognitivos alcanzados en ambas modalidades. Esta constatación derriba barreras tecnológicas y promueve el acceso de mayores a la música, incluso para quienes no disponen de un instrumento tradicional.

El impacto demostrado radica en la metodología de la enseñanza y no en el tipo de instrumento, señala el estudio.

Más allá del entretenimiento: música como salud mental

El vínculo entre música y bienestar cognitivo ya había sido estudiado, en especial en relación al llamado efecto cocktail party (la capacidad de seguir conversaciones en ambientes ruidosos) y la coordinación motora. No obstante, la investigación liderada por MacRitchie marca un punto de inflexión al mostrar que personas adultas sin antecedentes musicales pueden experimentar mejoras medibles tras un año de práctica regular.

Improvisar melodías facilita el acceso
Improvisar melodías facilita el acceso de adultos mayores al aprendizaje musical y potencia el bienestar mental (Pexels)

“Observamos que el progreso en el aprendizaje musical se reflejaba en otras áreas del pensamiento y la memoria”, indicó la especialista. Estas conclusiones ofrecen fundamentos para que instituciones, centros de día y profesionales de la salud incorporen la música como un recurso prioritario en programas de envejecimiento activo.

El equipo de la Universidad de Sheffield recomienda rediseñar los programas de educación musical para adultos mayores, priorizando la creatividad, la improvisación y el acceso a herramientas digitales. “La diferencia significativa está en la metodología aplicada y no en el tipo de instrumento utilizado”, sostuvo la Dra. MacRitchie.

La evidencia científica refuerza la idea de que nunca es tarde para aprender. La música —y en particular la posibilidad de improvisar— representa una herramienta eficaz y accesible para fortalecer el cerebro y mejorar la calidad de vida.

“El entrenamiento musical como intervención cognitiva a lo largo de la vida ha recibido diversa atención últimamente, con evidencia correlacional que sugiere que existe una ventaja para los músicos al llegar a la adultez mayor, particularmente para el habla en ruido y beneficios cognitivos generales”, escribieron los autores.