
Fumar no solo afecta los pulmones y el corazón, dado que la evidencia científica demostró que el tabaquismo puede provocar daños irreversibles en los ojos, incrementando el riesgo de enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y el glaucoma.
De acuerdo con especialistas consultados por Very Well, estos daños pueden persistir incluso después de abandonar el hábito, lo que convierte al tabaquismo en un factor de riesgo significativo para la pérdida permanente de la visión.

Cómo afecta el tabaco a la salud ocular
El humo del tabaco contiene compuestos tóxicos que ingresan al torrente sanguíneo y afectan tejidos sensibles del ojo, como la retina, el cristalino y la mácula. De acuerdo con Very Well, estas sustancias desencadenan procesos inflamatorios y elevan la presión arterial junto con la frecuencia cardíaca, restringiendo el flujo sanguíneo en los diminutos vasos oculares.
Frente a esto, el oftalmólogo Gregg Feinerman explicó en Very Well que, incluso tras dejar de fumar, la membrana basal de la retina permanece dañada y los vasos sanguíneos continúan contraídos, lo que facilita la acumulación de desechos bajo la retina.
Mediante esta situación se puede acelerar la progresión de la DMAE seca hacia su forma más grave, la DMAE húmeda. Además, quienes continúan fumando suelen responder peor a los tratamientos disponibles para esta enfermedad.

La genética influye en aproximadamente el 70% de los casos de DMAE, pero el tabaquismo incrementa aún más el riesgo, especialmente en personas con predisposición genética. Según la Macular Society, un tercio de los casos de DMAE se relaciona con la combinación de factores genéticos y el consumo de tabaco.
El especialista Taariq Mohammed, de la Universidad de Maryland, subrayó: “No puedes controlar tu genética, así que debes pensar en las cosas que sí puedes controlar. Independientemente de tu perfil genético, siempre conviene reducir o dejar de fumar”.
Asimismo, el contacto directo con cigarrillos también puede dañar la superficie ocular. La optometrista Jacquie Bowen, presidenta de la American Optometric Association, advirtió que el alquitrán y la nicotina presentes en las manos pueden contaminar las lentes de contacto, generando sensación de ardor y sequedad ocular.
Enfermedades oculares asociadas al tabaquismo
El tabaquismo se vincula con diversas patologías oculares. La DMAE y el glaucoma destacan por su gravedad, ya que pueden causar ceguera irreversible. La DMAE afecta la mácula, responsable de la visión central y detallada, mientras que el glaucoma daña el nervio óptico, comprometiendo el campo visual.
Además, la exposición constante a irritantes del tabaco incrementa el riesgo de cataratas, ojo seco y uveítis, una inflamación del iris. Bowen señaló que la retina tiene una capacidad limitada de regeneración, por lo que cualquier periodo de tabaquismo a lo largo de la vida contribuye al riesgo de desarrollar DMAE.

Efectos del humo de segunda mano y tabaquismo durante el embarazo
Los daños oculares no se limita a los fumadores activos. El humo de segunda mano y el contacto con residuos de cigarrillo pueden irritar los ojos de quienes rodean al fumador. Fue así que un estudio realizado en Hong Kong, reveló que niños expuestos al humo de segunda mano muestran signos de daño en la zona ocular que irriga la retina, incluso con la exposición a un solo cigarrillo diario.
Durante el embarazo, fumar transmite toxinas a la placenta, lo que incrementa el riesgo de trastornos visuales en el feto y el recién nacido, como estrabismo y subdesarrollo del nervio óptico, una de las principales causas de ceguera infantil. Además, el tabaquismo materno puede provocar partos prematuros, aumentando la probabilidad de problemas visuales en los bebés.

Impacto de los cigarrillos electrónicos y el cannabis
El uso de cigarrillos electrónicos y vaporizadores, que funcionan al calentar líquidos con nicotina y saborizantes, también plantea riesgos para la salud ocular.
Bowen indicó en Very Well que la nicotina de estos dispositivos eleva la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que resulta perjudicial para los ojos. Un análisis de 2017, identificó que ciertos compuestos presentes en los cigarrillos electrónicos pueden agravar el estrés oxidativo y la inflamación, dañando los tejidos oculares.
Otras investigaciones mostraron que los usuarios de cigarrillos electrónicos presentan mayor incidencia de ojo seco y peor calidad de la película lagrimal en comparación con personas que no fuman. Además, el uso de estos dispositivos puede generar formaldehído, un irritante ocular y posible carcinógeno.
Prevención y recomendaciones para contrarrestar los efectos
La principal medida para proteger la salud ocular es dejar de fumar. Bowen afirmó en Very Well que abandonar el tabaco, incluso en etapas avanzadas de la vida, reduce de manera significativa el riesgo de desarrollar enfermedades oculares graves.
Por su parte, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomendó realizar exámenes oculares periódicos, especialmente para quienes fumaron o continúan haciéndolo. La DMAE suele avanzar sin síntomas evidentes, por lo que las revisiones anuales con un optometrista permiten detectar la enfermedad en fases tempranas.
El catedrático Mohammed aconsejó mantener una dieta variada, rica en vegetales y frutas con antioxidantes, para moderar la inflamación provocada por el tabaco. Además, adoptar hábitos saludables como hacer ejercicio regularmente, controlar la presión arterial y el colesterol, y consumir pescado y verduras de hoja verde puede disminuir los risgos para la visión.
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