
El consumo de alcohol, el tabaco y los cambios en los patrones de sueño durante los fines de semana podrían agravar la apnea obstructiva del sueño, según un estudio reciente que analizó a más de 70.000 personas. Por ello, los investigadores han denominado al fenómeno “apnea social”.
La investigación, liderada por el profesor Danny Eckert de la Universidad de Flinders en Australia, indica que la gravedad de este trastorno respiratorio nocturno tiende a aumentar en los días de descanso, lo que resalta la influencia de los hábitos sociales en la salud del sueño.
“Obviamente, las personas tienden a beber más los fines de semana. Tienden a fumar más los fines de semana si son propensas a fumar”, afirmó el profesor Eckert.
Entre los trastornos de sueño, uno de los más frecuentes es la apnea durante el sueño, afirmó a Infobae el doctor Daniel Pérez Chada (MN 47.085), presidente de la Fundación Argentina del Sueño, consultor del servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral. Según un estudio publicado por la revista The Lancet, 936 millones de adultos en todo el mundo padecen apnea del sueño de leve a grave.
Qué es la apnea obstructiva del sueño

La apnea obstructiva del sueño (AOS) se caracteriza por pausas completas o reducciones parciales en la respiración durante el sueño, causadas por la relajación de los músculos en la parte posterior de la garganta. Esta relajación puede estrechar o cerrar las vías respiratorias, dificultando el paso del aire.
Existen varias señales de advertencia de este trastorno, especialmente si no se ronca o se duerme solo: sudores nocturnos, dolores de cabeza y levantarse con frecuencia a orinar, entre otros.
El trastorno afecta principalmente a personas mayores y a quienes presentan sobrepeso u obesidad, y se asocia con riesgos elevados de accidentes cerebrovasculares, hipertensión arterial y diabetes tipo 2. Además, la somnolencia diurna derivada de la AOS puede comprometer la seguridad al conducir, afectar las relaciones personales y disminuir la calidad de vida.
Qué descubrió el estudio sobre apnea obstructiva del sueño y fines de semana
La investigación, publicada en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, se basó en el análisis de datos anónimos de 70.052 participantes, en su mayoría hombres de mediana edad con sobrepeso.

Todos ellos utilizaron un sensor de sueño colocado bajo el colchón, capaz de registrar la frecuencia cardíaca, los ronquidos y los episodios de apnea. Para ser incluidos en la investigación, los participantes debían contar con al menos cuatro registros de sueño semanales, un mínimo de 28 mediciones anuales de apnea y un promedio de cinco o más interrupciones respiratorias por hora de sueño.
Los resultados mostraron que la probabilidad de experimentar apnea del sueño de moderada a grave —definida como 15 o más interrupciones respiratorias por hora— aumentaba un 18% los sábados en comparación con los miércoles. Este efecto fue más marcado en hombres y en personas menores de 60 años.
Además, quienes dormían 45 minutos o más adicionales durante el fin de semana, frente a quienes sumaban menos de seis minutos extra, presentaban un 47% más de probabilidades de sufrir AOS de moderada a grave.
El llamado “jetlag social”, es decir, un desfase en los patrones de sueño de 60 minutos o más respecto a los días laborables, se asoció con un incremento del 38% en el riesgo de padecer la forma más severa del trastorno.
Factores de riesgo

Aunque la investigación no pudo establecer una relación causal directa, los autores sugieren que el aumento en la gravedad de la AOS durante los fines de semana podría estar vinculado a un mayor consumo de alcohol y tabaco, así como a la irregularidad en los horarios de sueño. El profesor Eckert señaló que las personas tienden a beber y fumar más en estos días y que, además, podrían ser menos constantes en el uso de dispositivos de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), empleados para tratar la apnea.
Expertos ajenos al estudio han valorado la magnitud y el enfoque de la investigación.
El doctor Sriram Iyer, consultor respiratorio y de sueño del los Servicios Nacionales de Salud del Reino Uniodo (NHS, por sus siglas en inglés), que no participó en el estudio, destacó en The Guardian que el trabajo pone de manifiesto la variabilidad de los síntomas de la AOS de una noche a otra y consideró razonables las hipótesis planteadas sobre las causas del empeoramiento en los fines de semana.

Por su parte, Ryan Chin Taw Cheong, consultor de otorrinolaringología y cirujano del sueño en la clínica Cleveland de Londres, resaltó que se trata del primer estudio de este tipo en analizar la fluctuación semanal de la gravedad del trastorno.
Cheong advirtió en el mismo diario británico que, aunque la investigación no incluyó información detallada sobre los hábitos de vida de los participantes, está demostrado que el consumo de alcohol y tabaco agrava los síntomas de la AOS. Por ello, recomendó que abordar estos factores, junto con la dieta y el control del peso, debe ser una prioridad en el tratamiento de la enfermedad.
“Con las mejores intenciones, podemos intentar tratarlo médicamente. Pero si consume mucho alcohol o fuma mucho, cualquier cosa que hagamos como profesionales médicos será solo una gota en el océano”, dijo Cheong.
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