La grelina es segregada principalmente por el estómago cuando este se encuentra vacío, y su efecto inmediato es la estimulación del hambre. Según estudios, esta hormona activa el hipotálamo cerebral y genera una serie de señales que el organismo interpreta como urgencia de alimentarse.

Entre las manifestaciones físicas de esta activación se encuentran los pensamientos constantes sobre comida, malestar gástrico, fatiga, mareos, dificultad para concentrarse, cambios de humor y temblores.

Esta respuesta biológica ocurre no solo por el vacío gástrico, sino también como reacción a niveles bajos de azúcar en sangre o situaciones de estrés.

Más allá del hambre, la grelina cumple otros roles esenciales. Entre ellos, se encuentra su capacidad de estimular la liberación de la hormona del crecimiento humano, fundamental tanto para el desarrollo físico en la infancia como para el mantenimiento del metabolismo durante la vida adulta.

Verywell Health advirtió que una alteración en la secreción de grelina podría comprometer la producción de esta hormona, con efectos negativos sobre el crecimiento.

También se le atribuye una función relevante en el metabolismo energético. Aunque los mecanismos aún no están del todo claros, se estima que la grelina ayuda a producir energía a partir de los alimentos e incluso a almacenar energía en forma de grasa para futuras necesidades.

Durante los periodos de ayuno, su acción sobre el azúcar en sangre se vuelve evidente ya que eleva los niveles de glucosa y disminuye la secreción de insulina, lo cual limita la absorción de azúcar por las células y preserva la energía disponible.

En lo que respecta a su papel en la inflamación, una revisión científica publicada en la revista FASEB Journal planteó que la grelina podría atenuar respuestas inflamatorias excesivas. Según el artículo, este efecto protector tendría potencial relevancia clínica en el contexto de enfermedades cardiovasculares y otras patologías asociadas al daño orgánico.

Aunque se dijo que la grelina podría favorecer el aumento de peso al incrementar el apetito, Verywell Health aclaró que no existe evidencia científica que confirme una relación directa entre sus niveles y el peso corporal.

No obstante, diversos estudios muestran que cuando una persona sigue una dieta, los niveles de grelina tienden a elevarse, mientras que el metabolismo puede desacelerarse. Esta combinación dificulta la pérdida de peso sostenida y podría explicar por qué es tan frecuente recuperar el peso perdido.

El aumento en la secreción de grelina puede originarse en diversos contextos fisiológicos o conductuales. Entre ellos se destacan el ayuno, la pérdida de peso, algunas condiciones médicas como la anorexia nerviosa o el síndrome de Prader-Willi, y también intervenciones quirúrgicas como la cirugía bariátrica.

A su vez, incluso el estilo de vida tiene incidencia. Dormir poco o mal puede provocar un incremento significativo en los niveles de esta hormona y desencadenar un aumento del apetito.

Aunque la investigación sobre cómo controlar eficazmente la grelina sigue siendo preliminar, algunos fármacos como los bloqueadores de grelina o el compuesto MK-677 están siendo evaluados por su potencial para interferir en la señal hormonal.

No obstante, según afirmaron los expertos, aún no existe evidencia concluyente sobre su eficacia ni sobre su seguridad a largo plazo. En paralelo, se sugirió que ciertos hábitos como una mayor ingesta de proteínas, un buen descanso nocturno y la actividad física regular podrían contribuir al control hormonal.

Aun así, una revisión citada por el medio advierte que no se ha logrado demostrar de forma clara que estas intervenciones logren bloquear con éxito la señal de la grelina.

La regulación del apetito depende de un delicado equilibrio entre la grelina y otra hormona llamada leptina. Esta última se produce en el tejido adiposo y actúa como la contraparte de la grelina, mientras esta se libera cuando el estómago está vacío para generar hambre, la leptina se activa después de comer para inducir saciedad.

Ambas envían señales al hipotálamo, y en conjunto regulan el comportamiento alimentario y el almacenamiento de energía.

En los procesos de adelgazamiento, los niveles de grelina tienden a subir y los de leptina a bajar, lo que complica el mantenimiento de una dieta restrictiva.

Por su efecto sobre el hambre, la energía, la hormona del crecimiento, el azúcar en sangre y la inflamación, la grelina resulta una hormona indispensable para la salud general.

Como destacó Verywell Health, su capacidad de regular el equilibrio energético a corto y largo plazo la convierte en un elemento central del metabolismo humano.

La investigación continúa tratando de esclarecer de qué manera esta hormona podría participar en condiciones como la diabetes o las enfermedades cardíacas. Aún aún queda mucho por conocer sobre su comportamiento y posibles aplicaciones clínicas.