
En una conversación, cuando una persona habla con facilidad, sin titubeos ni pausas excesivas, y puede expresar sus ideas de manera rápida y coherente, se dice que tiene fluidez verbal.
Es una habilidad cognitiva que quizá no tenemos demasiado en cuenta pero que es vital para una mejor comunicación, ya que permite expresarse con claridad, enlazar ideas coherentemente y responder de forma ágil en conversaciones o tareas cognitivas.
Una investigación reciente descubrió una asociación inesperada relacionada con ella: entre varias capacidades cognitivas, la fluidez verbal está estrechamente relacionada con la longevidad.
En el estudio, publicado en Sage Journals, el profesor Paolo Ghisletta, de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Ginebra, vinculó la mayor esperanza de vida con la fluidez verbal, el vocabulario y la capacidad para usarlo.
¿Por qué se relaciona la fluidez verbal con la longevidad?

La fluidez verbal sería una buena medida del bienestar, explicó Ghisletta, porque es un proceso complejo que depende de múltiples capacidades cognitivas. Estas podrían incluir la memoria a largo plazo, el vocabulario, la eficiencia y la memoria visual. Por lo tanto, al evaluar la fluidez verbal, “se está haciendo algo muy interesante”, afirmó el investigador.
Consultado por Infobae, el doctor Ricardo Allegri, jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría de Fleni (MN 63.538), explicó que las pruebas de fluidez verbal evalúan la cantidad de palabras que produce un sujeto en un minuto.
“Hay fluidez semántica, cuando se exploran categorías (por ejemplo, enumerar animales), o fluidez fonológica (mencionar palabras que empiezan con determinada letra). Estas pruebas evalúan varias funciones neuropsicológicas, entre ellas el stock semántico, la capacidad de evocación y la velocidad de procesamiento. Las mismas declinan con el envejecimiento. Los individuos con mayor nivel intelectual tienen un mayor stock semántico”, explicó el doctor.
El experto destacó que los investigadores encontraron que las pruebas de fluidez verbal predicen la mayor longevidad de los sujetos “y probablemente esto esté representando un mayor rendimiento intelectual, lo cual, de alguna manera, sería un factor protector para las demencias”.

Sin embargo, el doctor Allegri consideró que los autores eran algo reduccionistas porque no incursionaron en otros temas: “Un sujeto con mayor fluidez verbal, además de mayor inteligencia, presenta un mejor estilo de vida y mayor control de factores de riesgo vasculares, entre muchas otras cosas”, destacó.
Por su parte, Las licenciadas Paula Carolina Torres, psicopedagoga y neuropsicóloga (MP 151634) y Pamela Maisonnave, psicóloga y neuropsicóloga (MN 65772), ambas del Servicio de Psiquiatría del Hospital Alemán, explicaron a Infobae que en el proceso del envejecimiento se pueden atravesar diferentes cambios cognitivos que podrían, con el tiempo, evolucionar a un deterioro con diferentes manifestaciones clínicas, “entre las cuales podemos mencionar como más frecuentes las alteraciones de memoria, la atención, las funciones ejecutivas y el lenguaje”, describieron.

Y se refirieron al estudio longitudinal dirigido por Paolo Ghisletta: “El equipo realizó un seguimiento de pacientes añosos sanos y su rendimiento cognitivo a lo largo de 18 años, el cual exhibió que la fluidez verbal es un predictor significativo de longevidad en personas mayores. Este hallazgo sugiere que la fluidez verbal podría servir como un indicador del bienestar cognitivo y físico general, reflejando la interconexión entre la agudeza mental y la salud en general”.
Y aclararon: “Las tareas de fluidez no son una medida única representativa del lenguaje, requieren tanto habilidades fluidas amplias (es decir, recuperación rápida de información) como habilidades cristalizadas (estructura del conocimiento semántico) y, en consecuencia, pueden servir a modo de señal de alerta para aquellos pacientes que requieran de una futura consulta médica”, dijeron las expertas.
Qué descubrió el estudio de la fluidez verbal
Las investigaciones del profesor Ghisletta se sustentan en el Estudio sobre el Envejecimiento de Berlín, un proyecto longitudinal iniciado poco antes de la caída del Muro de Berlín, en 1989. Este estudio siguió a 516 personas mayores, con edades comprendidas entre los 70 y 105 años, hasta su fallecimiento, en muchos casos durante un lapso de hasta 18 años. La recopilación de datos abarcó múltiples dimensiones de la vida de los participantes, desde aspectos médicos hasta financieros, incluyendo también variables cognitivas. Para Ghisletta, el valor excepcional de este estudio radica precisamente en la amplitud y profundidad de los datos recogidos.

En la investigación actual, el equipo de Ghisletta buscó determinar si ciertos aspectos de la inteligencia están más estrechamente vinculados a la longevidad que otros. Para ello, utilizaron nueve pruebas cognitivas que evaluaban cuatro capacidades mentales específicas: fluidez verbal, velocidad perceptiva, conocimiento verbal y memoria episódica. La fluidez verbal fue medida, por ejemplo, pidiendo a los participantes que nombraran el mayor número posible de animales en 90 segundos. Este enfoque permitió observar la evolución de estas habilidades a lo largo del tiempo, y relacionarlas con el riesgo de muerte.
A partir de estos datos, el equipo desarrolló un modelo estadístico que vincula los cambios en el rendimiento cognitivo con la probabilidad de fallecimiento, utilizando un enfoque conocido como “modelo de supervivencia longitudinal multivariante conjunto”. En este trabajo colaboraron investigadores de varias universidades, especialistas en el análisis de datos complejos.
El hallazgo más notable del estudio fue que, entre las distintas capacidades cognitivas evaluadas, la fluidez verbal se mostró como la única con una relación significativa con la longevidad. Aun así, los investigadores no pueden explicar completamente esta conexión. Una de las hipótesis más extendidas —y que Ghisletta comparte— es que los procesos biológicos, mentales y emocionales están profundamente entrelazados, por lo que el deterioro cognitivo, emocional y físico ocurre de forma simultánea.

Este resultado sugiere que la fluidez verbal podría ser un marcador temprano y sensible del envejecimiento general del organismo, y abre la puerta a futuras investigaciones que exploren esta asociación desde perspectivas tanto cognitivas como médicas.
Qué síntomas pueden indicar problemas de fluidez verbal
Las licenciadas Torres y Maisonnave señalaron que los síntomas son: dificultad para encontrar palabras adecuadas al hablar, pérdida del hilo de pensamiento durante una conversación, problemas para seguir instrucciones o entender información compleja y disminución en la capacidad para resolver problemas o tomar decisiones.
“Si estos síntomas son persistentes, interfieren con las actividades diarias o se agravan con el tiempo, es recomendable consultar a un médico o especialista en salud cognitiva para una evaluación adecuada”, recomendaron.
A su vez, el doctor Allegri expresó que la fluidez verbal se afecta en patologías neurológicas focales como un accidente vascular o un tumor. “Si el problema es más en la zona frontal o anterior del cerebro, la persona fallará más en evocar palabras que comienzan con una letra; si el afectado es el lóbulo temporal, fallará más la evocación por categorías (por ejemplo, animales). También puede afectarse la fluidez verbal en deterioros cognitivos y demencias, especialmente en la enfermedad de Alzheimer e incluso en el Parkinson”, detalló.

El doctor recomendó que si se detecta baja fluidez verbal, además de consultar al neurólogo para aclarar el diagnóstico, se debe incluir en el tratamiento un programa de estimulación cognitiva.
“La lectura, la escritura, los ejercicios de asociación de palabras, aprender palabras nuevas cada día, son solo algunas de las actividades simples que pueden mejorar la fluidez verbal”, dijo Allegri.
Cómo cuidar la salud cerebral
Las licenciadas del Hospital Alemán brindaron las siguientes recomendaciones:
- Mantener una actividad intelectual desafiante: es fundamental, ya que estimula el cerebro y contribuye a la reserva cognitiva.

- Dormir bien: permite consolidar la memoria y reparar el organismo.
- Seguir una alimentación equilibrada, rica en nutrientes esenciales, favorece la salud cerebral y general.
- Realizar actividad física regular: ayuda a preservar la movilidad, mejorar la circulación y reducir el riesgo de enfermedades.
- Tener actividad social: juega un papel crucial, ya que mantener relaciones interpersonales activas fortalece el bienestar emocional y previene el deterioro cognitivo.
Las licenciadas expresaron: “Dentro del ámbito de la neuropsicología, es usual que se recomienden tratamientos de estimulación cognitiva, los cuales tienen como objetivo preservar o mejorar las funciones cognitivas, retrasar la progresión del deterioro cognitivo, si lo hubiese, y fomentar la autonomía y calidad de vida. En el mismo se utilizan diferentes actividades diseñadas para mantener o mejorar las funciones cognitivas y se aplica tanto en personas sanas como en envejecimiento normal, con deterioro cognitivo leve o con enfermedades neurodegenerativas como la demencia”.

5 juegos para estimular el lenguaje y la fluidez verbal
La licenciada Florencia Basso, neuropsicóloga e integrante del departamento de Neuropsicología de INECO, brindó los siguientes juegos en una nota reciente en Infobae para entrenar la fluidez verbal:
- Tutti frutti. Elegir por lo menos 4-5 categorías, para luego pensar palabras que pertenezcan a cada una de ellas, pero que empiecen con una letra determinada. Un ejemplo de estas podrían ser: nombres de países, profesiones, adjetivos, frutas- verduras, y objetos de cocina.
- Palabras encadenadas: La dinámica del juego es encadenar palabras de forma que la última letra de una palabra coincida con la primera letra de la siguiente. También se puede aumentar el nivel de dificultad al hacerlo con las últimas dos o tres letras de la palabra.
- Asociar palabras. Crear listas de palabras relacionadas por significado, categoría gramatical o cualquier otro criterio. Luego, el siguiente paso es asociarlas de diferentes maneras, formando frases coherentes o historias.
- Armar palabras a partir de las letras de otra palabra. A partir, por ejemplo, de “Lector”, pensar qué otras palabras se pueden armar con esas mismas letras. En ese caso podría ser: corte, reto, recto, etcétera.
- Aprender un nuevo idioma: es un desafío excelente para estimular la función cognitiva del lenguaje, además de ejercitar otras funciones cognitivas como la memoria.
Otras formas de estimular la fluidez mental son el uso de trabalenguas y cantar.
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