Por qué el estrés es el enemigo menos pensado de la salud de la piel

El ritmo de vida actual hace que muchas personas vivan en constante estado de alerta, lo que no solo afecta la salud física y mental, sino también tiene un impacto directo en el equilibrio del órgano más extenso del cuerpo humano. Cómo contrarrestar los efectos, según los especialistas

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En mujeres, el estrés altera
En mujeres, el estrés altera los niveles hormonales, afectando la elasticidad e hidratación cutánea (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones desafiantes o amenazantes. Sin embargo, cuando se vuelve crónico, puede tener efectos adversos en diversos sistemas del cuerpo, incluida la piel.

La piel, al ser el órgano más grande del cuerpo, refleja el estado interno y es particularmente sensible a las alteraciones hormonales provocadas por el estrés.​

Cambios fisiológicos y visibles provocados por el estrés

En mujeres, el estrés altera
En mujeres, el estrés altera los niveles hormonales, afectando la elasticidad e hidratación cutánea (Imagen ilustrativa Infobae)

Cuando una persona está bajo estrés, el cuerpo libera cortisol y otras hormonas que generan diversos cambios en la piel. Según la médica cirujana Cristina Sciales (MN 66.744), “la piel es un órgano altamente sensible a las hormonas del estrés, y su equilibrio puede alterarse fácilmente en situaciones de tensión prolongada”.​

En su mirada, el estrés y su impacto en la piel atraviesa tres etapas principales:​

  • Alarma: el sistema nervioso responde liberando adrenalina y noradrenalina, lo que puede aumentar la sudoración y alterar la microcirculación cutánea.​
  • Resistencia: el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA) libera cortisol para ayudar al organismo a adaptarse, pero su exceso puede generar inflamación y disminuir la producción de colágeno.​
  • Sobreadaptación: si el estrés es prolongado y la capacidad de resistencia es baja, la piel se vuelve más frágil, reactiva y propensa al envejecimiento prematuro.​
Las fases del estrés —alarma,
Las fases del estrés —alarma, resistencia y sobreadaptación— tienen efectos progresivos y visibles sobre la piel (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Una de las principales respuestas fisiológicas ante la tensión es la liberación de cortisol, conocido por muchos como ‘la hormona del estrés’. La exposición prolongada a niveles elevados de cortisol puede causar alteraciones en varios sistemas, incluida la piel”, amplió en este punto la médica dermatóloga de la Sociedad Argentina de Dermatología Lilian Demarchi (MN 88.365).

Estos cambios hormonales pueden manifestarse en la piel de diversas formas:​

  • Disminución de la función barrera: la piel pierde hidratación y se vuelve más vulnerable.​
  • Aumento de la producción de sebo: lo que puede generar brotes de acné.​
  • Inflamación crónica: se exacerban condiciones como dermatitis, psoriasis o rosácea.​
  • Disminución de la renovación celular: la piel pierde luminosidad y se vuelve opaca.​
  • Alteraciones en la microcirculación: la piel puede verse pálida o enrojecida.​

Qué enfermedades cutáneas puede agravar el estrés

El cortisol, hormona del estrés,
El cortisol, hormona del estrés, estimula la inflamación y la producción de sebo, desencadenando brotes de acné (Freepik)

El estrés no solo provoca cambios visibles en la piel, sino que también puede exacerbar enfermedades cutáneas preexistentes. Según Demarchi, “cuando una persona padece de estrés, el desbalance que sucede en ciertas hormonas como el cortisol, puede causar afecciones en la piel o empeorar problemas dermatológicos que ya existían”.​

Entre las condiciones que pueden agravarse se encuentran:​

  • Acné: el exceso de cortisol estimula la producción de grasa.​
  • Rosácea: la inflamación y dilatación de los vasos sanguíneos intensifican el enrojecimiento.​
  • Psoriasis: se agrava por respuestas autoinmunes exacerbadas.​
  • Dermatitis atópica y urticaria: mayor reactividad de la piel.​
  • Alopecia: el estrés prolongado impacta en el ciclo capilar.​

El médico dermatólogo y miembro de la SAD Christian Sánchez Saizar (MN 97.895) sumó que “uno de los efectos más significativos del estrés y los niveles altos de cortisol en la piel es el aumento de la inflamación, que juega también un papel fundamental en diversas afecciones cutáneas”.​

¿Cómo luce la piel de una persona estresada?

La piel bajo estrés prolongado
La piel bajo estrés prolongado pierde hidratación y colágeno, volviéndose más frágil y opaca (Imagen Ilustrativa Infobae)

El dermatólogo explicó que la liberación de cortisol en el cuerpo inducida por el estrés “puede alterar la función de barrera de la piel comprometiendo la capacidad de la piel para mantener la hidratación y defenderse de las agresiones externas, haciéndola vulnerable a los daños y al envejecimiento prematuro”.

Por su parte, Demarchi aportó que “el estrés crónico puede contribuir al estrés oxidativo, un proceso caracterizado por un desequilibrio entre radicales libres y antioxidantes en el organismo”.

“El estrés oxidativo se relaciona con diferentes trastornos cutáneos como la dermatitis, el fotoenvejecimiento y el cáncer de piel”, amplió la especialista, para quien “los síntomas más comunes para identificar una piel estresada son: falta de luminosidad y tono apagado de la piel, obstrucción de los poros, deshidratación (lo que hace que puedan llegar a verse más las líneas de expresión), rojeces y molestos picores cuando se exponen a fuertes cambios emocionales o de temperatura y, en muchas ocasiones, granos y brotes de acné”.

Asimismo, los especialistas consultados destacaron que el impacto del estrés en la piel puede variar según el género: en las mujeres, el estrés puede alterar los niveles de estrógenos y progesterona, afectando la elasticidad y la hidratación de la piel, mientras que en los hombres, la testosterona mantiene una producción de sebo más alta, por lo que el estrés puede aumentar la oleosidad y la inflamación cutánea.​

Tratamientos y rutinas para contrarrestar los efectos del estrés en la piel

El uso de antioxidantes como
El uso de antioxidantes como la vitamina C en sérum ayuda a neutralizar los radicales libres (Imagen Ilustrativa Infobae)

Para contrarrestar los efectos del estrés en la piel, es fundamental adoptar una rutina de cuidado adecuada y considerar tratamientos no invasivos.

En ese sentido, Sciales recomienda ingredientes clave en la rutina de skincare, como el ácido hialurónico para mantener la hidratación, la niacinamida para reducir el enrojecimiento y mejorar la barrera cutánea, antioxidantes como las vitaminas C y E y el resveratrol para proteger contra el daño oxidativo, ceramidas para restaurar la barrera protectora de la piel, péptidos para favorecer la producción de colágeno y centella asiática para calmar y regenerar la piel estresada.​

Asimismo, entre los tratamientos no invasivos recomendados se encuentran:

  • Oxigenoterapia: Este tratamiento no invasivo consiste en aplicar oxígeno puro al 99% directamente sobre la piel mediante un dispositivo especializado. El oxígeno penetra en las capas superficiales e impulsa la renovación celular, ayudando a cerrar los poros dilatados, mejorar la textura y luminosidad de la piel, y atenuar manchas o cicatrices provocadas por el acné. Además, estimula la microcirculación cutánea, favoreciendo una piel más vital y saludable.
  • Radiofrecuencia: Se trata de una técnica estética que utiliza ondas electromagnéticas para calentar las capas más profundas de la piel. Este calor controlado estimula la producción natural de colágeno y elastina, lo que mejora la firmeza, reduce la flacidez y atenúa las arrugas. Es conocida como “lifting sin cirugía” porque ofrece un efecto tensor visible, sin necesidad de procedimientos invasivos, con resultados progresivos y naturales.
  • Fototerapia: También llamada terapia con luz LED, este procedimiento emplea diferentes longitudes de onda lumínicas (roja, azul, verde, entre otras) para tratar distintos problemas cutáneos. La luz LED estimula los procesos biológicos en la piel, ayudando a disminuir la inflamación, calmar el enrojecimiento, combatir bacterias en casos de acné y promover la regeneración celular. Es un tratamiento indoloro y sin efectos secundarios, ideal para pieles sensibles o estresadas.
  • Mesoterapia con vitaminas y antioxidantes: Esta técnica consiste en la aplicación de microinyecciones superficiales con un cóctel de vitaminas, minerales, ácido hialurónico y antioxidantes directamente en la dermis. Su objetivo es nutrir la piel desde el interior, mejorar la hidratación, activar la producción de colágeno y devolverle el brillo natural. Es eficaz para combatir los signos del envejecimiento, revitalizar la piel fatigada y reforzar su barrera protectora.
  • Drenaje linfático facial: Es un masaje manual suave y específico que estimula el sistema linfático del rostro. Facilita la eliminación de toxinas y el exceso de líquidos retenidos, lo que se traduce en una reducción de la hinchazón, especialmente en zonas como los párpados y el contorno de ojos. También mejora la circulación sanguínea, potencia el efecto de otros tratamientos cosméticos y aporta un efecto relajante que favorece el bienestar general.
Una dieta antiinflamatoria basada en
Una dieta antiinflamatoria basada en alimentos frescos y reducción de azúcares ayuda a estabilizar la piel (Freepik)

Buenos hábitos, los aliados clave

La alimentación y los hábitos cotidianos juegan un papel crucial en la salud de la piel.

El estrés disminuye los niveles de vitamina C en el plasma sanguíneo y los leucocitos, afectando la inmunidad cutánea”, destacó Sciales. Y tras señalar que “esta carencia debilita la barrera de protección natural y reduce la capacidad del organismo para enfrentar agresores externos”, recomendó una dieta rica en antioxidantes y micronutrientes, como frutas cítricas, verduras de hoja verde, pescado azul, semillas y legumbres.

Demarchi, en tanto, sugirió adoptar una dieta antiinflamatoria, reduciendo el consumo de alimentos ultraprocesados, azúcares y gluten en casos de sensibilidad. También destacó la importancia de suplementos como el omega-3 y el zinc, además de promover una microbiota equilibrada mediante el consumo de probióticos y prebióticos, evitando la disbiosis intestinal.

Estos elementos, en conjunto con una rutina de skincare adaptada y actividades que reduzcan el estrés, forman un enfoque integral para mantener la piel en equilibrio.

Aunque el estrés es una constante en la vida moderna, sus efectos sobre la piel no son inevitables. Comprender cómo el desequilibrio emocional afecta directamente la salud cutánea permite actuar con mayor conciencia y eficacia. Como subrayó Sciales, “la piel es un reflejo del estado interno del organismo”. Abordar su cuidado desde una mirada integral, que contemple tanto lo físico como lo emocional, es el camino para devolverle vitalidad, firmeza y luminosidad. En definitiva, como dice la popular frase, “como es adentro es afuera” y cuidar la piel es también una forma de cuidar la mente.