
Según alertó un reciente estudio, al que Infobae tuvo acceso de manera exclusiva, si no se toman medidas de forma urgente, en 2050 más de 3.8 mil millones de adultos y 746 millones de niños y adolescentes vivirán con sobrepeso u obesidad. El análisis, realizado por la colaboración Global Burden of Disease Study BMI Collaborators y publicado en The Lancet, es el estudio más exhaustivo hasta la fecha sobre la evolución y proyecciones de la obesidad a nivel mundial.
Utilizando datos de 204 países y territorios entre 1990 y 2021, la investigación reveló una duplicación de la prevalencia de obesidad en adultos y jóvenes durante las últimas tres décadas.
En tanto, otro informe, elaborado por la Federación Mundial de Obesidad, basado en datos del Instituto de Métricas de Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos internacionales, estima que para 2030, el número de personas adultas con obesidad llegará a los 1.130 millones en 2030, un aumento del 115 % respecto a 2010. Asimismo, advierte que unos 3.000 millones de adultos en el mundo, el 50 % de la población total, tendrán obesidad o sobrepeso, siendo que en 2015 ese número era de 2.000 millones (40 %) y en 2010 alcanzaba los 1.600 millones (36 %).
Por su parte, de acuerdo a este trabajo, Argentina también será testigo de este crecimiento, con un 73 % de adultos viviendo con un índice de masa corporal (IMC) alto en 2025 y un 39 % padeciendo obesidad, de acuerdo con datos del World Obesity Atlas 2025, publicado este lunes. Esta situación se traducirá, para 2030, en más de 26,32 millones de personas con un IMC elevado, con un aumento en el riesgo de enfermedades no transmisibles (ENT), tales como diabetes tipo 2, patologías cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Un crecimiento alarmante: cifras y proyecciones

En 2021, el número de personas con sobrepeso u obesidad ascendía a 2.11 mil millones de adultos y 493 millones de niños y adolescentes, de acuerdo al trabajo publicado en The Lancet. De continuar la tendencia actual, según vieron los investigadores, en 2050 el 60% de los adultos y el 31% de los jóvenes vivirán con sobrepeso u obesidad. El crecimiento es especialmente preocupante entre los niños y adolescentes, donde esta condición se proyecta como un problema mayor que el sobrepeso en los varones de 5 a 14 años.
Las tasas más altas de obesidad se registrarán en regiones como América Latina, Medio Oriente y África del Norte, donde en 2050 se concentrará un tercio de los jóvenes con obesidad. En términos absolutos, ocho países ya concentran más de la mitad de los adultos con sobrepeso y obesidad: China, India, EEUU, Brasil, Rusia, México, Indonesia y Egipto.
Por su parte, el trabajo difundido con datos del World Obesity Atlas 2025, señala que para 2030, 3.000 millones de adultos en el mundo vivirán con sobrepeso u obesidad, lo que representará el 50 % de la población total. Desde el año 2000, la prevalencia del sobrepeso y la obesidad ha seguido una tendencia en ascenso, con proyecciones que indican un agravamiento en la próxima década.

En ese sentido, destacaron que la obesidad de clase I (IMC entre 30 y 35) será la más común, mientras que la severa (IMC superior a 35) seguirá en ascenso e incrementará la demanda de intervenciones médicas. Asimismo, adviertieron que en los hombres, la cantidad de personas con un IMC superior a 25 kg/m² aumentará de 8,69 millones en 2010 a 13,41 millones en 2030, mientras que en las mujeres crecerá de 7,77 millones a 12,91 millones en el mismo período. Incluso, la obesidad severa registrará un aumento afectados que casi se triplicará desde 2010 a 2030, con 2,61 millones de hombres y 3,64 millones de mujeres.
Pero el impacto de la obesidad se extiende más allá de la salud individual, según el World Obesity Atlas 2025. En 2021, se registraron 10.524 muertes prematuras en Argentina vinculadas a un IMC elevado, y a nivel mundial, la obesidad es responsable de alrededor de 4 millones de muertes cada año. “Está claro que la obesidad está en aumento y también está claro que muchos países no están preparados para hacer frente a lo que es un problema cada vez más serio para las poblaciones”, afirmó Simón Barquera, presidente de la Federación Mundial de la Obesidad, en un comunicado.
Las causas detrás del aumento de la obesidad

Para intentar comprender el complejo escenario que llevó a este estado de situación, Infobae habló con la coautora del estudio Emmanuela Gakidou, del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington, quien trabajó en el trabajo publicado en The Lancet.
Según ella, el problema no tiene una única causa, sino que responde a una combinación de factores globales. “Los principales impulsores incluyen la combinación de una mayor ingesta calórica y disponibilidad de alimentos con una disminución de la actividad física, así como otros factores ambientales y de estilo de vida que contribuyen al rápido aumento de la obesidad en todo el mundo”, señaló la experta.
A estos factores se suman cambios en el transporte, la urbanización y la globalización, que alteraron los sistemas alimentarios y el comportamiento de las personas. Además, la facilidad de acceso a alimentos ultraprocesados, ricos en calorías y bajos en nutrientes, fue un detonante clave.
Los jóvenes, los más afectados: riesgos y prevención

Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio difundido en The Lancet, es el rápido incremento de la obesidad en niños y adolescentes. En este grupo, la obesidad crecerá más rápido que el sobrepeso, revirtiendo la relación histórica entre ambas condiciones.
Para Gakidou, esto supone un desafío urgente en materia de salud pública: “Este grupo etario es donde las intervenciones de prevención y las acciones específicas pueden tener el mayor impacto. Prevenir la aparición de la obesidad es lo mejor que podemos hacer por los jóvenes de todo el mundo”.
Sin embargo, hasta el momento, ningún país logró frenar el crecimiento de la obesidad en niños y adolescentes. “Lo que se intentó hasta ahora fracasó en la próxima generación de niños y adolescentes, por eso proponemos ahora intervenciones integrales, multifacéticas y multisectoriales”, enfatizó la investigadora.
Estas intervenciones deben incluir regulación de la publicidad de alimentos ultraprocesados, impuestos a productos nocivos, promoción de actividad física en escuelas y entornos urbanos saludables, resalta el estudio.
Impacto en la salud y los sistemas sanitarios

El estudio publicado en The Lancet reveló que, para 2050, un cuarto de los adultos con obesidad tendrá 65 años o más, lo que agravará aún más la crisis en los sistemas de salud.
“La obesidad aumenta el riesgo de muchas enfermedades crónicas que van desde diabetes e hipertensión hasta varios cánceres y afecciones musculoesqueléticas como el dolor lumbar. La carga para los sistemas de salud será significativa y las políticas actuales no han tenido en cuenta este aumento masivo de las necesidades de atención médica”, advirtió Gakidou.
Además, el acceso a tratamientos farmacológicos, como los medicamentos GLP1, que mostraron eficacia en la reducción de peso, sigue siendo limitado y costoso, por lo que no representa una solución accesible para la mayoría de la población.
Por su parte, el trabajo del World Obesity Atlas 2025, no solo se muestra en consonancia, sino que además advierte que la obesidad es responsable de alrededor de 4 millones de muertes al año en todo el mundo. En Argentina, en 2021, se registraron 10.524 muertes prematuras vinculadas a un IMC elevado, mientras que 381.366 personas presentaron deterioro de la salud debido a enfermedades asociadas. Además, del 30 al 40 % de los adultos en Argentina presentan niveles insuficientes de actividad física, lo que contribuye al agravamiento del problema.
La geografía de la obesidad: ¿por qué algunas regiones están más en riesgo?

Si bien el estudio publicado en The Lancet predice un aumento generalizado de la obesidad en todo el mundo, algunas regiones se verán especialmente afectadas. América Latina, Medio Oriente y África del Norte experimentarán un crecimiento desproporcionado de la obesidad, especialmente entre los jóvenes.
Sobre esto, Gakidou explicó: “Los cambios obesógenicos en el transporte, los medios de comunicación y los sistemas alimentarios ocurrieron al mismo tiempo que la globalización y la urbanización. Las estrategias actuales en todo el mundo no lograron abordar la crisis de la obesidad y todas las regiones del mundo son vulnerables”.
Países como Nigeria verán un crecimiento superior al 250% en el número de adultos con obesidad. En Oceanía, el sobrepeso será reemplazado por la obesidad como condición predominante en algunos países, con tasas proyectadas de hasta 70% en 2050.
Por su parte, el World Obesity Atlas 2025, también evidencia un aumento sostenido y resalta que en países de América Latina como Chile, Brasil y México, más del 30 % de los adultos vivirán con obesidad en la próxima década, mientras que en Estados Unidos y Arabia Saudita la cifra superará el 40 %. Argentina también registrará un incremento sostenido, con una proyección de 13,41 millones de hombres y 12,91 millones de mujeres con un IMC superior a 25 kg/m², mientras que el cuadro severo de esta condición impactará en 2,61 millones de hombres y 3,64 millones de mujeres.
En algunas regiones del Pacífico, como la Samoa Americana y Tonga, más del 75 % de los adultos presentan obesidad, mientras que en África y el sudeste asiático las tasas siguen siendo relativamente bajas, aunque con un crecimiento acelerado en países como Sudáfrica e India, agrega el informe

Llamado a la acción y medidas necesarias: urgen políticas públicas eficaces
El estudio de The Lancet enfatizó que la crisis de obesidad no se resolverá con acciones aisladas, sino con estrategias coordinadas y multisectoriales que aborden sus múltiples causas. Para ello, propuso la implementación de planes de acción de cinco años (2025-2030) con el objetivo de frenar el crecimiento acelerado de la obesidad y establecer nuevas metas dentro de la agenda post-2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Además, subrayó la necesidad de fortalecer la regulación de la industria alimentaria, limitando la comercialización de productos ultraprocesados, y de invertir en políticas de salud pública que incluyan educación nutricional, promoción del ejercicio y acceso a alimentos saludables. Los investigadores advirtieron que el tiempo es limitado y que, sin un compromiso político firme y global, la obesidad seguirá aumentando, con consecuencias devastadoras para la salud y la economía mundial.
En este punto, Gakidou insistió en que es imperativo un cambio político inmediato para evitar que las proyecciones del estudio se cumplan.

“Es urgente el compromiso político para transformar las dietas de todos los niños y adolescentes, en particular, pero idealmente de toda la población, dentro de sistemas alimentarios globales sostenibles”, sostuvo la experta, quien destacó que en América Latina, ya se implementaron algunas medidas prometedoras:
- México: impuestos a bebidas azucaradas y prohibición de alimentos ultraprocesados en escuelas.
- Chile: etiquetado frontal de advertencia y restricciones en la publicidad de productos no saludables.
- Brasil: regulación de la alimentación escolar con enfoque intersectorial.

Sin embargo, la investigadora enfatizó que estas políticas, aunque útiles, no son suficientes por sí solas.
“Se necesitan estrategias multicomponentes eficaces que se apliquen a través de acciones multisectoriales y se centren en las múltiples causas de la obesidad, desde la nutrición y la actividad física hasta el medio ambiente y las regulaciones comerciales”, destacó.
Esta visión también es compartida por el World Obesity Atlas 2025, el cual asegura que dos tercios de los países (126 de 194) no han implementado medidas clave para combatir la obesidad. Entre las estrategias recomendadas se incluyen impuestos sobre bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido de grasas, azúcar y sal, subsidios para alimentos más saludables, restricciones en la publicidad dirigida a niños y políticas para fomentar la actividad física.
En regiones como el Pacífico, donde el sobrepeso afecta a más del 90 % de los adultos en algunos países, la falta de regulaciones efectivas agrava la crisis y dificulta la contención del problema a largo plazo.
Una crisis prevenible si se actúa a tiempo

El informe de The Lancet dejó en claro que la obesidad es una crisis sanitaria de magnitudes epidémicas, con impactos en la salud, la economía y los sistemas sanitarios de todo el mundo. Las proyecciones para 2050, ya sea de este trabajo como del World Obesity Atlas 2025, son alarmantes, pero aún hay margen para revertir la tendencia con políticas integrales y urgentes.
Como concluye Gakidou: “Este es el momento de actuar. Si no se implementan políticas fuertes y coordinadas a nivel global, enfrentaremos una crisis de salud pública sin precedentes que afectará a generaciones enteras”.
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