La longevidad es un tema fascinante que ha captado la atención de científicos y expertos por décadas. En la búsqueda de factores que permitan a las personas vivir más tiempo y de manera más saludable, se ha identificado una causa sorprendente que podría aumentar la esperanza de vida en hasta siete años: el propósito en la vida. De acuerdo con estudios realizados por el exitoso escritor bestseller y conferencista estadounidense Dan Buettner, conocido por su trabajo sobre las Zonas Azules, las personas que cuentan con un propósito definido en la vida tienen una mayor probabilidad de vivir más tiempo. Esta revelación proviene de una serie de investigaciones que exploran cómo los hábitos y el entorno influyen en la salud y la longevidad, sobre todo en las zonas del mundo donde las personas viven más de 100 años.
Buettner ha sido pionero en el estudio de las llamadas Zonas Azules, regiones en el mundo donde la esperanza de vida es notablemente superior a la media global. Este hallazgo publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos menciona que en lugares como Okinawa en Japón, Nicoya en Costa Rica y Sardinia en Italia, los residentes disfrutan de vidas largas y saludables. Un factor común en estos lugares es que las personas mayores tienen un propósito claro en su vida. Este no solo les da un motivo para levantarse cada mañana, sino que también tiene implicaciones profundas para su salud física y mental. Según Buettner esto está relacionado con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares y un menor riesgo de depresión, lo que contribuye a una vida más larga. En su investigación, subraya que los adultos mayores que sienten que sus vidas tienen un propósito viven más años y requieren menos atención médica, lo que implica que un propósito puede ser un factor protector contra el envejecimiento prematuro.
Este hallazgo no es único de las Zonas Azules. Un estudio publicado por La Sociedad Gerontológica de América ( GSA ) y publicada en la revista de la Universidad de Oxford, apoya esta idea y sostiene que las personas que son capaces de articular un propósito y trabajar hacia él tienden a vivir más tiempo que aquellas que carecen de un propósito definido. Los beneficios no son únicamente emocionales; la salud física también mejora, ya que las personas con un propósito experimentan menos estrés, tienen una mejor salud cardiovascular y tienden a mantener un peso corporal más saludable.
La jubilación puede ser un momento crítico en la vida de muchas personas, ya que marca el final de una rutina de trabajo diaria que les daba estructura y motivación. En muchos casos, cuando las personas se jubilan y pierden el propósito asociado a su trabajo, la falta de un objetivo claro puede llevar a un deterioro de la salud. Esto se debe a que el retiro puede traer consigo una sensación de vacío y desmotivación, lo que afecta negativamente la salud mental y física. En sus estudios, Buettner ha observado que muchas personas que se sienten inútiles después de la jubilación tienen una mayor probabilidad de sufrir de enfermedades y mueren más pronto.
En las Zonas Azules, las personas mayores que viven más tiempo encuentran su propósito a través de actividades altruistas, como el voluntariado, o en el cuidado de sus seres queridos. En Okinawa, por ejemplo, las personas tienen un fuerte sentido de comunidad y suelen participar activamente en grupos sociales, lo que les brinda un propósito adicional
En su investigación, Buettner encontró que los adultos mayores que están comprometidos con un propósito tienden a mantener una dieta más equilibrada, hacer ejercicio con regularidad y participar en actividades que estimulan la mente, como leer o aprender nuevas habilidades. Estos hábitos de vida saludables son cruciales para mantenerse activo y saludable a medida que se envejece.