La incorporación diaria de frutas a la dieta es esencial para mantener una buena salud, pero su consumo sin una correcta higiene puede representar un riesgo significativo para la salud.
Las frutas, al igual que otros productos agrícolas, están expuestas a bacterias, hongos, virus y pesticidas desde el cultivo hasta el almacenamiento. Según cifras globales, casi el 46% de las enfermedades transmitidas por alimentos están vinculadas al consumo de frutas y verduras en mal estado o mal higienizadas.
Por lo tanto, aprender a lavar y sanitizar adecuadamente estos alimentos es clave para prevenir problemas de salud.
Cuál es la forma correcta de lavar las frutas, según Harvard
Expertos de la Universidad de Harvard recomiendan un enfoque específico para eliminar pesticidas y bacterias de las frutas, especialmente de aquellas que suelen consumirse con cáscara, como las manzanas.
Según estos especialistas, la manera más efectiva implica el uso de bicarbonato de sodio. Este compuesto alcalino no solo descompone los residuos de pesticidas, sino que también elimina bacterias de manera eficiente.
El método consiste en:
- Preparar una solución con una cucharadita de bicarbonato de sodio por cada dos tazas de agua.
- Sumergir las frutas en la solución durante 10 a 15 minutos.
- Enjuagarlas bien con agua corriente y secarlas antes de almacenarlas en el refrigerador.
Adicionalmente, especialistas como las ingenieras en Alimentos Mariana Al y Erica Pitaro Hoffman, junto con la ingeniera Agrónoma Daniela Crimer, sugieren en su libro Bromatología en Casa un método alternativo que incluye el uso de lavandina diluida.
Según sus recomendaciones, este procedimiento implica llenar un recipiente con agua fría, agregar lavandina siguiendo las proporciones del envase, sumergir las frutas por el tiempo indicado y luego enjuagarlas y secarlas. Este enfoque es especialmente útil en épocas de calor, cuando el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos aumenta.
Qué enfermedades pueden transmitir las frutas en mal estado
El consumo de frutas en mal estado o sin una correcta sanitización puede causar infecciones gastrointestinales provocadas por patógenos como Escherichia coli, Salmonella y Listeria monocytogenes.
Estas bacterias suelen encontrarse en productos agrícolas debido al contacto con animales, agua contaminada o condiciones deficientes de manipulación y almacenamiento.
Entre las enfermedades más comunes se encuentran:
- Gastroenteritis bacteriana: caracterizada por diarrea, vómitos y fiebre.
- Listeriosis: que puede ser especialmente peligrosa para mujeres embarazadas, recién nacidos y personas inmunocomprometidas.
- Salmonelosis: una de las causas más frecuentes de intoxicación alimentaria en el mundo, cuyos síntomas incluyen fiebre, dolor abdominal y deshidratación.
Es importante recordar que frutas blandas como fresas o bayas son particularmente vulnerables a la contaminación debido a su alta porosidad y contenido de agua.
Cuál es el riesgo de intoxicación por consumo de frutas con químicos
Los pesticidas son ampliamente utilizados en la agricultura para proteger los cultivos de plagas y enfermedades, pero su presencia residual en las frutas puede representar un riesgo para la salud, especialmente cuando se consumen sin un adecuado lavado.
Aunque las regulaciones establecen límites máximos de residuos de pesticidas, estudios demostraron que estos compuestos pueden penetrar más allá de la cáscara, lo que dificulta su eliminación incluso con agua. El consumo prolongado de frutas con residuos químicos puede ocasionar intoxicaciones crónicas, cuyos efectos incluyen:
- Problemas neurológicos.
- Alteraciones hormonales.
- Mayor riesgo de enfermedades hepáticas y renales.
Un informe reciente de la Universidad de Harvard sugiere que, aunque los niveles de pesticidas en frutas suelen estar por debajo de lo considerado peligroso, la acumulación a largo plazo podría tener implicaciones negativas para la salud. Por esta razón, los especialistas recomiendan optar por frutas orgánicas siempre que sea posible, ya que contienen menos residuos químicos.
La correcta higiene y manipulación de las frutas es una responsabilidad clave para preservar la salud y prevenir enfermedades. Incorporar prácticas como el lavado con bicarbonato de sodio o la desinfección con lavandina diluida puede marcar una diferencia significativa en la seguridad alimentaria diaria.