Hace años que la ciencia estudia la relación entre la alimentación y el cerebro y los descubrimientos demuestran cada día más que esta relación es crucial para una buena salud.
Se sabe que la ingesta de carnes rojas procesadas puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, obesidad y varios tipos de cáncer.
Ahora, un nuevo análisis advierte que un exceso en su consumo también podría dañar el cerebro.
En el estudio, publicado en la revista Neurology, el doctor Daniel Wang, profesor adjunto del Departamento de Nutrición en el Hospital Brigham and Women’s y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, y su equipo afirmaron que las personas que comen más carne roja procesada tenían un riesgo 14% mayor de desarrollar demencia, que quienes ingieren cantidades mínimas.
Los investigadores analizaron a más de 130.000 participantes durante 43 años para evaluar sus niveles de ingesta.
¿Cuáles son las carnes rojas procesadas?
Se trata, por ejemplo, de panceta, embutidos y salchichas, entre otros.
Sin embargo, los investigadores señalaron que no encontraron vínculos entre el consumo de carne roja sin procesar y el riesgo de demencia.
La doctora Liliana Papalia (MN 114921), médica especialista en nutrición UBA, de la Universidad Favaloro, diplomada en Sexualidad y Neurociencias por la Universidad de Rosario explicó a Infobae: “Las carnes procesadas, como el fiambre procesado, las salchichas, las hamburguesas que contienen conservantes y agregados de ingredientes que no conocemos, sodio y grasas saturadas en niveles elevados, contribuyen al daño celular e inflamación crónica en el organismo.
Y añadió: “Además, la carnitina presente en la carne roja es metabolizada por bacterias intestinales en óxido de trimetilamina (TMAO), un compuesto relacionado con el declive cognitivo y las enfermedades cardiovasculares, que a su vez afectan al cerebro.
Por otro lado, agregó la experta, "el consumo moderado de carne roja no procesada, como un bife o un porción de carne magra, no presenta el mismo nivel de riesgo, siempre y cuando se incluya en una dieta balanceada".
En una nota reciente, el doctor Alberto Cormillot, especialista en obesidad, enumeró las carnes procesadas que más se usan en Argentina: “La paleta de cerdo, el jamón crudo o jamón cocido, la bondiola, la panceta, el chorizo, la longaniza, salame, salamín, sopressata, morcilla y mortadela, de salchichas, todos los tipos”.
Y añadió: “Cuando hablamos de carnes procesadas nos referimos a embutidos. Es decir, se trata de carne que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación. La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o carne de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre".
Cómo reemplazar la carne procesada para reducir el riesgo
Además, los investigadores subrayaron que sustituir una ración diaria de carne roja procesada por frutos secos o legumbres puede reducir el riesgo de demencia en un 19%.
Mientras que hacerlo por pescado lo disminuyó en un 28%. Incluso cambiarla por pollo contribuyó a una reducción del 16%.
La doctora Papalia señaló que el estudio recomienda limitar el consumo de carne roja no procesada a menos de una ración diaria (unos 85 gramos) y optar por alternativas más saludables la mayor parte del tiempo. “Incorporar pescado, pollo, legumbres y frutos secos no solo reduce el riesgo de demencia, sino que también aporta nutrientes esenciales, como omega-3 y antioxidantes, que protegen el cerebro".
La doctora destacó: “Los hallazgos refuerzan la importancia del eje intestino-cerebro, una conexión clave entre la microbiota intestinal y la función cerebral. Mantener una dieta rica en alimentos frescos y minimizar los ultraprocesados es una estrategia fundamental para proteger la salud cognitiva".
Cuánta carne comer al día
Para la investigación, los científicos utilizaron el inmenso volumen de datos proporcionados por más de 130.000 profesionales de la salud inscriptos en dos grandes estudios (el Estudio de Salud de Enfermeras y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud).
Con estas dos fuentes reunieron personas con una media de edad de 49 años al comienzo de un intervalo de seguimiento de más de cuatro décadas. Un total de 11 173 fueron diagnosticadas con demencia durante este periodo.
Cada dos o cuatro años, los participantes completaron encuestas sobre su dieta, incluyendo información sobre el consumo de más de 150 alimentos.
Los investigadores también recopilaron datos de salud sobre diagnósticos de demencia y les hicieron preguntas breves sobre su memoria.
Una vez descontadas las posibles influencias de factores como los antecedentes familiares de demencia, el nivel socioeconómico y otros, los resultados fueron contundentes: “En base a estos datos, vimos que si las personas consumen una mayor cantidad de carne roja procesada tienen un mayor riesgo de demencia, un mayor riesgo de deterioro cognitivo subjetivo y una peor función cognitiva”, afirmó el doctor Wang.
Este riesgo aumenta con cualquier nivel de consumo, siendo mayor cuanto mayor sea la cantidad ingerida. De todos modos, los investigadores descubrieron que no hace falta consumir grandes cantidades para alcanzar este riesgo del 14%. Bastan apenas 85 gramos diarios de carne roja procesada, el equivalente a dos lonchas de panceta, una y media de mortadela o un hot dog.
Además un grupo de 17.458 participantes, compuesto solo por mujeres con una edad media de 74 años, fue sometido a varios test objetivos para valorar la memoria y la capacidad de razonamiento. En este caso, los investigadores descubrieron que el aumento de una ración diaria de carne se asocia con un deterioro mental acelerado en más de 1,6 años.
Sin embargo, el estudio no encontró diferencias apreciables en diagnósticos de demencia o en la puntuación en las pruebas entre quienes comen poca o mucha carne roja no procesada, en la que los investigadores incluyen vacuno, cerdo, cordero y hamburguesas.
Por qué la carne roja procesada afecta el cerebro
Existen varias hipótesis. Una de ellas es que el alto contenido de grasas saturadas y sodio en estas carnes aumenta el riesgo de diabetes y problemas cardíacos y puede elevar la presión arterial, por lo tanto, puede dañar el cerebro. Además, ciertos compuestos producidos por el organismo al digerir estas carnes pueden favorecer el desarrollo de demencia.
En laboratorio, algunos de estos compuestos provocan la acumulación de proteínas amiloides, un marcador del Alzheimer. Por último, los nitritos presentes en las carnes procesadas pueden dañar el ADN y las células cerebrales.
Estudios previos sobre la carne roja procesada y la demencia no han sido uniformes: algunos encontraron una conexión y otros no. Wang dijo que esas investigaciones fueron más pequeñas, en cambio, la suyo “capturó cambios en la ingesta alimentaria durante un seguimiento de décadas, que es la fortaleza de nuestro estudio”, afirmó.
Y finalmente concluyó: “La moraleja es que, si puedes limitar tu consumo de carne roja, hazlo. Si reduces tu consumo, aunque sea un poco, te proporcionará beneficios para la salud cognitiva. Y si lo haces antes, aún mejor”.
Por su parte, la doctora Papalia concluyó: “Adoptar una dieta variada y equilibrada es clave para mantener la salud a largo plazo. La recomendación es clara: reducir el consumo de carnes procesadas y priorizar fuentes de proteínas vegetales y animales más saludables no solo protege el cerebro, sino que también mejora la calidad de vida en general. El cerebro se alimenta de lo que comemos. Escogiendo alimentos que nutran la mente y el cuerpo. Finalmente, recordar que cada plato es una oportunidad para cuidar de tu futuro“.