
Los precios de la hacienda y de la carne vacuna se despertaron de su letargo y vienen superando a la inflación. Para los técnicos del Rosgan, detrás de esta mejoría existen factores estructurales vinculados con la escasez de animales, a los que se suman ciertos cambios en la dinámica productiva que también impactan transitoriamente sobre el nivel de oferta disponible. En el primer caso, nada tiene más influencia que el precio del ternero,que si bien suele reflejar una menor disponibilidad estacional para esta época del año, hoy por hoy presenta una oferta particularmente limitada frente a las necesidades de una demanda sostenida.
Esto ha llevado a que sus precios alcancen niveles históricos. La última referencia del Ternero Rosgan de diciembre se ubica en más de $5.700 por kilo, lo que representa un aumento del 86% respecto de diciembre del año pasado, en tanto que medido en moneda constante supera en un 68% el promedio de los últimos diez años. Salvo en las zonas anegadas, a esta situación se suman las buenas condiciones forrajeras vigentes durante la pasada primavera, las cuales permitieron una mayor retención de hacienda liviana en los campos, incentivando aún más la suba de los valores de la invernada.
Por cierto, esta retención de hacienda liviana no se limita al ternero. Los Documentos de Tránsito electrónico (DTe) informados por el SENASA, revelan un patrón apartado de lo habitual, que marca una mayor retención de machos con destino a invernada, lo cual constituye una señal contundente del alargamiento de los ciclos productivos, orientados a la obtención de animales más pesados.

Para el Rosgan, más allá de la tensión estructural existente entre la disponibilidad de hacienda —afectada por la retracción del stock ganadero registrada en los últimos años— y la sólida demanda internacional que exhibe el mercado de carnes, podría estarse configurando un cambio transitorio en la estacionalidad de la oferta de animales para faena. Esto se reflejaría en incrementos en el precio de la hacienda que estarían anticipando parte del movimiento habitual que suele observarse hacia el segundo bimestre del año.
Mientras tanto, los precios de la carne en los mostradores registran todos estos cambios. Recientemente, el INDEC informó que la inflación minorista de noviembre fue del 2,5%, el registro más alto de los últimos seis meses, con fuerte influencia del segmento Alimentos, impulsado fundamentalmente por el incremento en el precio de la carne, cuyos cortes relevados mostraron subas que, en algunos casos, resultaron hasta cuatro veces superiores al nivel general.
En este contexto, los datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), que incluyen una canasta amplia de cortes vacunos, indican que la comparación entre años mostró un incremento del 72,8%, frente a una inflación interanual del 31,4%. En la otra vereda, tanto la carne de pollo como la de cerdo registraron aumentos más alineados con la inflación general, en torno del 32-33% interanual, respectivamente. Por este motivo, los técnicos del Rosgan concluyen que no resulta posible asociar de forma directa la suba en el precio de la carne vacuna a un impulso del consumo doméstico.
Se sabe que la situación de los salarios no es la mejor, más allá de lo que digan los movimientos del RIPTE. La leve mejora operada en este parámetro no alcanza para explicar la magnitud del incremento registrado en el valor de la carne vacuna en relación con el resto de los bienes y servicios demandados por el consumidor. De tal modo, cabe concluir que detrás de la suba en el precio de la carne existen factores de oferta que están traccionando con mayor intensidad —en términos relativos— que la demanda local.

En este sentido, el aumento en el precio de la hacienda en pie, que comenzó a registrarse a mediados de octubre, es el principal factor que está presionando al alza los valores en los mostradores, aunque sin un traslado pleno debido a la necesidad de los eslabones intermedios de sostener el nivel de actividad. A la fecha del relevamiento de precios —mediados de noviembre— la brecha respecto de la hacienda en pie, e incluso frente a la carne mayorista, mostraba un rezago de entre 10 y 15 puntos porcentuales.
Durante el último mes —tomando como referencia los valores promedio registrados la semana pasada— el precio del novillito liviano en el MAG avanzó otro 10%, al pasar de $4.000 a $4.400 por kilo vivo, mientras que la referencia para esta misma categoría en gancho registró un incremento del 7,5%, según datos del Centro de Consignatarios Directos de Hacienda, al subir de $7.000 a un promedio de $7.525 por kilo
Los técnicos del Rosgan concluyen que de cara a lo que viene, el aspecto central consiste en evaluar si los eslabones intermedios podrán seguir amortiguando los aumentos en el precio de la hacienda, evitando un traslado prematuro al consumidor que afecte negativamente el ritmo de ventas en un momento sumamente sensible para el sector comercial.
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