La historia de Manuel Guillermo Uriarte Collantes, un hombre de sesenta y ocho años que nació en el Perú pero hoy es considerado extranjero por las autoridades peruanas, revela las demoras del sistema de identificación nacional: a pesar de asegurar haber nacido en Lima, no le permiten acceder a un DNI ni a un pasaporte peruano. Esto lo ha obligado a vivir como migrante en el país que lo vio nacer.
Un peruano sin documentos en su propia tierra
Uriarte recuerda con exactitud sus años en el distrito limeño de Jesús María, donde vivió hasta los trece años antes de emigrar con su familia a Estados Unidos. Durante más de cinco décadas residió en el extranjero, pero nunca perdió ni olvidó su nacionalidad peruana. “Emigré con mis padres y mis hermanos. En ese tiempo nos dieron un pasaporte familiar, no individual, y no existía el DNI para menores de edad”, explicó a Latina Noticias.
El retorno de Manuel al Perú le reveló una paradoja. Al ingresar al país con su pasaporte estadounidense, las autoridades migratorias le advirtieron que podía permanecer solo noventa días al año, como cualquier visitante extranjero. “Lo que quería era sacar mi DNI, mi pasaporte, salir del país y volver a ingresar como peruano. Pero me lo impiden: he ido numerosas veces a Reniec, presenté mi partida de nacimiento y fui con testigos. Todo ha sido en vano", relata.

El caso se complica aún más, ya que tampoco puede acceder a una línea telefónica peruana, requisito indispensable para muchos trámites, justamente porque no posee DNI.
Cartas, gestiones y una burocracia sin respuesta
Desesperado, Manuel no solo acudió a diversas oficinas de Reniec, sino que también envió cartas a la presidenta de la institución, Carmen Milagros Velarde, y al presidente de la República, José Jedid, solicitando ayuda para regularizar su situación. “He enviado cartas explicando mi caso, pero nadie se ha puesto en contacto. También acudí al Defensor del Pueblo y me derivaron a otra funcionaria, pero nunca logré hablar con ella. La burocracia me rebotó de oficina en oficina sin una solución”, comenta.
El plazo de su estadía vence el 30 de enero, fecha límite para permanecer legalmente en el país. De no conseguir su documentación peruana, tendrá que regresar a Estados Unidos, perdiendo la oportunidad de establecerse en su ciudad natal y de permitir que sus familiares —hijos y nietos estadounidenses— puedan pasar temporadas largas en el Perú junto a él.
Uriarte insiste en que nunca ha renunciado a la nacionalidad peruana, a pesar de que algunos funcionarios le han insinuado que su ciudadanía estadounidense podría representar un problema. “En ningún momento firmé mi renuncia. Muchos estadounidenses tienen doble nacionalidad. Yo siempre he buscado ejercer mis derechos como peruano, pero lo único que he recibido son trabas y más trabas”, afirma.

El derecho a la identidad bajo amenaza
Manuel sostiene entre sus manos su partida de nacimiento, la Constitución impresa y los pasaportes que dan fe de su lugar de origen. Lee en voz alta el artículo 1: “Toda persona tiene derecho a la identidad.” También cita el artículo 30, donde se establece el deber de los peruanos de inscribirse y portar un documento de identidad. “No entiendo por qué para otros casos, como el de artistas o futbolistas, todo sale tan rápido y a mí, que soy un ciudadano común, me dejan en el limbo”, lamenta.



