Un atentado con explosivos contra un restaurante en Trujillo expuso la agresividad de un esquema de extorsión dirigido a un ciudadano peruano que reside en Chile. Las autoridades en La Esperanza investigan la relación entre el ataque y las amenazas recibidas por la víctima a través de mensajes enviados desde el extranjero.
Un ataque planeado y registrado en cámaras
La noche del sábado reciente, una explosión sacudió la cuadra once de la avenida Tahuantinsuyo, en el distrito de La Esperanza, Trujillo. Cámaras de seguridad mostraron a un hombre acercándose al restaurante Lula, propiedad de la madre del peruano que vive en Chile, para encender y arrojar un cartucho de dinamita.
La detonación destruyó ventanas y mobiliario del local, pero las autoridades confirmaron que no hubo pérdidas humanas ni personas heridas. Tanto la Policía Nacional del Perú (PNP) como el personal del serenazgo acordonaron inmediatamente la zona afectada y recogieron evidencias para la investigación.

El impacto material fue considerable y el hecho reavivó la preocupación local por los métodos violentos empleados en los casos de extorsión. Según declaraciones de la dueña del establecimiento, las amenazas e intentos de chantaje datan de hace alrededor de cinco meses.
Amenazas desde Chile y represalias en Perú
La propietaria del restaurante señaló que las intimidaciones han estado dirigidas desde el inicio hacia su hijo, quien emigró a Chile y se instaló allí en busca de mejores oportunidades. Las amenazas circulaban a través de mensajes de WhatsApp y advertían que el incumplimiento de ciertas exigencias tendría consecuencias graves.
A pesar de la gravedad de los amedrentamientos, la víctima no había presentado denuncias previas por extorsión, una decisión motivada, en parte, por el temor a represalias. El jefe de la División de Investigación Criminal de Trujillo, coronel Johnny Huamán, confirmó que antes del ataque no existía un reporte formal sobre intentos de extorsión vinculados a la familia. “No se descarta que la propietaria haya preferido no denunciar por miedo”, declaró la autoridad policial.

Gracias a la información recopilada por los investigadores y a la tecnología de vigilancia, la policía detuvo a un sospechoso identificado como Carlos Denis López Santos. Durante la intervención, agentes incautaron un teléfono móvil y un arma de fuego, elementos que, según las primeras pesquisas, están directamente relacionados con la planificación del atentado y otras actividades delictivas.
Las autoridades aseguraron que el dispositivo intervenido ya permitió conocer conversaciones relacionadas con la coordinación de ataques extorsivos en la zona.
Creciente violencia por extorsión en el país
La Policía Nacional no descarta que el ataque con explosivos guarde estrecha relación con las amenazas recibidas por el hijo de la propietaria en Chile. Este caso ocurre en un contexto donde el número de denuncias por extorsión en Perú alcanzó cifras históricas en 2025, superando las 23.000 solo hasta octubre, según reportes del Ministerio del Interior. Los métodos han evolucionado del envío de mensajes y llamadas intimidatorias a acciones directas, como la colocación de artefactos explosivos contra viviendas y locales comerciales.
Especialistas en seguridad señalan que la expansión de las redes criminales dedicadas a la extorsión explica tanto el aumento de víctimas locales como los ataques selectivos a familiares residentes en el extranjero.
Detenciones y avances en la investigación
La detención de Carlos Denis López Santos representa un avance en el esclarecimiento del incidente en el restaurante Lula. Según los agentes a cargo, las pruebas halladas permitirán profundizar en las conexiones entre este ataque y otras extorsiones recientes.
El caso refuerza la alerta sobre la situación de seguridad en regiones como Trujillo, donde numerosos comercios familiares enfrentan situaciones similares. Mientras avanzan las investigaciones, las autoridades exhortan a que las víctimas denuncien todo tipo de amenaza para frenar la propagación de los delitos extorsivos.



