El paro de transportistas convocado para este martes 4 de noviembre ha afectado de manera directa a miles de personas en los distritos de Ancón, Ventanilla, Puente Piedra y Lima Norte, con una caída drástica en la oferta de transporte público y un aumento en los precios de los pasajes. Desde las primeras horas de la mañana, usuarios y trabajadores han tenido dificultades para trasladarse a sus centros de labores.
Largas esperas y alza de tarifas en Ventanilla y Puente Nuevo
En Ventanilla, uno de los principales puntos afectados, la escasez de unidades ha obligado a los pasajeros a recurrir a los colectivos y taxis, pagando tarifas de hasta ocho soles, cuando el costo habitual no supera los tres soles. “Normalmente se pagan tres soles hasta la Argentina, pero hoy están cobrando siete”, manifestó uno de los usuarios entrevistados por Buenos Días Perú. El único servicio regular en funcionamiento correspondía a Aero Directo de Ventanilla, supervisado por la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), pero la capacidad no ha logrado cubrir la demanda.
En los paraderos, grupos de personas esperaban durante más de media hora la llegada de algún vehículo disponible. “Tengo media hora esperando y no pasa nada”, indicó un pasajero que debía llegar a San Miguel. La presencia policial se intensificó en los puntos neurálgicos, donde agentes apoyaban en el orden y procuraban evitar incidentes ante la aglomeración de ciudadanos y el desorden para abordar los pocos buses en circulación.

Empresas paralizadas y rutas modificadas
Varias empresas emblemáticas, como la Línea 50 y otras, confirmaron la suspensión total de sus servicios durante esta jornada. Las pocas compañías que circularon, como Simón Bolívar, Nuevo Perú y San Felipe Exprés, solo ofrecieron trayectos acortados o restringidos. El ajuste intempestivo en las rutas ha generado que muchas personas deban hacer múltiples transbordos o caminar largos tramos, mientras que las empresas que sí salieron funcionan con patrullaje policial para prevenir ataques o extorsiones.
Uno de los pasajeros entrevistados refirió la imposibilidad de llegar a su centro de trabajo tras observar cómo, en 45 minutos, solo circulaban tres vehículos por Puente Nuevo. “Desde las cuatro y media estoy aquí, pero todos los vehículos llegan llenos. No se puede avanzar”, describió quien intentaba trasladarse hacia Lurín. La escena se repitió en puntos como la Panamericana Norte y Carabayllo, donde se registraron quemas de llantas y bloqueos intermitentes.
Extorsión y amenazas contra los transportistas
El motivo central del paro ha sido la denuncia reiterada de extorsión, cobros de cupos y ataques mortales por parte de bandas que operan en Lima y el Callao. Las amenazas han alcanzado no solo a conductores y cobradores, sino también a usuarios, con incidentes recientes que han dejado víctimas fatales. El cambio de autoridades no ha traído soluciones para el sector, según lo expresado por representantes de los transportistas y usuarios que se han visto afectados por la violencia.

Diversos testimonios recogidos en la cobertura reflejan la preocupación por los riesgos que enfrentan conductores y pasajeros. “Estas bandas han cobrado la vida de cientos de transportistas en los últimos meses; nuestras unidades han sido atacadas incluso con pasajeros a bordo”, señaló uno de los interlocutores consultados. Las empresas que salieron lo hicieron bajo fuertes medidas de seguridad, con patrullaje policial y control en los principales accesos para evitar incidentes mayores.
Despliegue policial y reclamos por medidas de protección
La jornada ha estado marcada por la presencia constante de agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) en los principales paraderos y avenidas de Lima Norte y los accesos a Ventanilla y Puente Piedra. Su labor se concentró en ordenar a los usuarios, evitar enfrentamientos al momento de abordar y disuadir posibles actos de violencia o robo.
Las demandas de los transportistas y pasajeros apuntan a que las autoridades implementen estrategias más efectivas para combatir la extorsión y garantizar la seguridad en las rutas metropolitanas. Mientras no se tomen decisiones concretas, miles de limeños continúan enfrentando dificultades para desplazarse, pagando tarifas elevadas y exponiéndose a situaciones de riesgo en su trayecto diario.



