
La infidelidad es una de las causas más frecuentes de crisis en las relaciones de pareja y, en muchos casos, termina en separación o divorcio. Sin embargo, existe un grupo de hombres que, pese a mantener una relación extramarital, deciden no abandonar a sus esposas ni a su vida familiar. El médico cirujano y conferencista internacional y psicoterapista César Lozano analizó este comportamiento y explicó los motivos psicológicos que lo sustentan.
De acuerdo con el especialista, estos hombres buscan fuera de casa el placer que asocian con la aventura o la novedad, pero al mismo tiempo se aferran a la seguridad emocional, económica y afectiva que les ofrece su matrimonio. Lozano comparó esta dinámica con una metáfora culinaria: “Muchos disfrutan estar con otra mujer como si fuera un postre, pero no quieren perder su comida diaria”. Es decir, el deseo de experimentar algo diferente no implica, necesariamente, la intención de reemplazar lo que tienen en casa.

Comportamiento típico de un hombre infiel
El fenómeno de la doble vida no pasa desapercibido. Según el detective privado Tom Martin, citado por The Guardian, existen patrones de conducta que suelen repetirse entre los hombres que engañan a sus parejas. Entre ellos, destacan los cambios bruscos en la rutina, los viajes de trabajo repentinos, la ausencia en eventos familiares, las prolongadas horas extras y las nuevas actitudes defensivas frente a preguntas sobre su día a día.
A pesar de las señales, muchas mujeres —según el informe de Telemundo— prefieren no confrontar directamente la infidelidad. En algunos casos, optan por “hacerse de la vista gorda” para no alterar la estabilidad emocional de sus hijos o perder la seguridad económica que el matrimonio representa. Este silencio, señala Lozano, también es parte del ciclo de negación y dependencia emocional que sostiene la relación.

Cinco razones por las que los infieles no se separan
El doctor César Lozano identificó cinco motivos principales que explican por qué los hombres infieles deciden continuar en su matrimonio a pesar de mantener una relación paralela:
- Comodidad: Prefieren conservar la estructura y facilidades del hogar —como la estabilidad, el orden cotidiano y la atención de la esposa— en lugar de empezar una nueva vida.
- Mienten sobre sus sentimientos: A menudo dicen a sus amantes que ya no aman a sus esposas, pero en realidad sí mantienen un vínculo afectivo y solo buscan romper la rutina.
- Amor por los hijos: Muchos temen que una separación afecte su relación con los hijos o limite su contacto con ellos.
- Miedo a la ruptura: El temor a enfrentar procesos de divorcio, pérdida económica o conflictos legales hace que opten por mantener la doble vida.
- Falta de compromiso real con la amante: No buscan amor ni estabilidad fuera del matrimonio, sino placer inmediato o una distracción temporal.

Patrón egoísta y emocionalmente inmaduro
Para Lozano, este tipo de comportamiento refleja una forma de egoísmo afectivo, en la que el individuo prioriza su satisfacción personal sin considerar el daño emocional que causa a su pareja ni las consecuencias a largo plazo. El psicoterapista advierte que esta actitud puede perpetuar relaciones infelices, donde ninguno de los involucrados alcanza bienestar emocional genuino.
Finalmente, el especialista señala que reconocer la infidelidad no solo implica asumir la traición, sino también entender las carencias emocionales y la falta de comunicación que llevaron a esa conducta. “Mientras no exista un proceso de autocrítica y responsabilidad, el ciclo del engaño seguirá repitiéndose”, concluye Lozano.

Divorcios se triplican en Perú
El número de divorcios en el Perú se ha triplicado, marcando un cambio significativo en la forma en que las nuevas generaciones entienden el matrimonio. Según la abogada Rosario Sasieta, las parejas jóvenes muestran “menos resistencia” ante conflictos de convivencia o infidelidades, lo que acelera las separaciones. A diferencia de generaciones anteriores, que consideraban el divorcio como un último recurso, hoy se percibe como una salida práctica ante relaciones que ya no funcionan.
La psicóloga Rocío Marthans advierte, sin embargo, que esta tendencia tiene un fuerte impacto emocional, sobre todo en los hogares con hijos. “Un matrimonio es un proyecto de vida que, al truncarse, genera crisis”, señala. Pese a ello, el incremento de rupturas refleja una sociedad que prioriza el bienestar personal y la estabilidad emocional por encima de la permanencia en relaciones infelices o conflictivas.



