
El reciente arresto de 18 presuntos integrantes de la organización criminal peruana “Los Pulpos de Trujillo” en la provincia amazónica de Zamora Chinchipe ha revelado la creciente disputa por el control de la minería ilegal en la frontera entre Ecuador y Perú. La operación se desarrolló en el sector de Conguime Bajo, en el municipio de Paquisha, y contó con la participación conjunta de la Policía Nacional del Ecuador y el Ejército.
Entre los detenidos figuran trece ciudadanos peruanos, dos venezolanos, dos ecuatorianos y un colombiano. El cabecilla identificado como alias “Willy”, un peruano de 39 años, fue señalado por las autoridades como el líder de la banda y principal responsable de sembrar el terror en Chinapintza, La Pangui y Conguime Alto, en el cantón Paquisha.

Conexión con crímenes recientes
De acuerdo con información difundida por el Ejército ecuatoriano, el grupo estaría vinculado con las cinco muertes registradas el 11 de septiembre en Chinapintza. Además, se le atribuyen delitos de extorsión, amenazas violentas y enfrentamientos armados relacionados con el dominio de la minería ilegal en los sectores de Chinapintza y Conguime.
Alias “Willy” habría liderado un ataque en Conguime Alto con al menos 29 miembros de su organización criminal, con el fin de recuperar territorios en disputa con bandas rivales. Los investigadores señalan que la estrategia de la agrupación incluía cobros de “vacunas” a los mineros locales y amenazas de muerte a quienes se resistían a sus exigencias.

Captura e incautación de pruebas
La detención del cabecilla se produjo en el cantón Yantzaza, donde las autoridades incautaron un arma de fuego y prendas de vestir que serán sometidas a análisis pericial. En la escena de los enfrentamientos, personal de criminalística recogió 24 vainas percutidas de calibre 223 mm y una vaina de 9 mm, lo que evidencia la magnitud de la violencia utilizada.
El operativo fue producto de la coordinación entre las áreas de inteligencia, investigación y prevención de la Policía y el Ejército ecuatoriano. Las autoridades recalcaron que la captura de alias “Willy” representa un golpe significativo para la estructura de “Los Pulpos de Trujillo”, que buscaba consolidar su dominio en las zonas mineras fronterizas.

País bajo presión criminal
La captura de este grupo se da en medio de una escalada de violencia sin precedentes en Ecuador, marcada por la expansión de bandas delictivas con alto poder de fuego y conexiones internacionales. El presidente Daniel Noboa declaró en enero de 2024 la existencia de un “conflicto armado interno” contra estas organizaciones, a las que el Gobierno catalogó como “terroristas”.
Entre enero y junio de 2025, el país registró 4.619 homicidios, la cifra semestral más alta desde que existen registros oficiales, según datos del Ministerio del Interior. La mayoría de estos hechos han sido atribuidos a disputas entre organizaciones criminales vinculadas tanto al narcotráfico como a la minería ilegal.

Estrategia contra el narcoterrorismo
Frente a esta crisis, el Gobierno ecuatoriano anunció recientemente una nueva fase de la denominada “guerra contra el narcoterrorismo”. La estrategia se articula en tres ejes principales: control territorial y ofensiva directa, fortalecimiento de la inteligencia y operaciones especiales, y neutralización de objetivos de alto valor.
El Ministerio de Defensa precisó que los esfuerzos militares se concentrarán en las provincias más golpeadas por la violencia: Manabí, Guayas, Los Ríos, El Oro, Carchi, Sucumbíos, Orellana, Zamora Chinchipe y Morona Santiago. Aunque parte de la estrategia se mantiene bajo reserva, las autoridades aseguran que los operativos recientes buscan evitar que las bandas extranjeras, como “Los Pulpos de Trujillo”, fortalezcan su presencia en el territorio ecuatoriano.

Impacto en la frontera
La detención de alias “Willy” y su organización no solo representa un golpe a la estructura de la minería criminal en Ecuador, sino que también revela la magnitud de la expansión de bandas peruanas en la frontera común. Los analistas advierten que la violencia asociada a estas organizaciones pone en riesgo la seguridad de las comunidades locales y amenaza con agravar la crisis de seguridad en ambos países.
Con este operativo, Ecuador busca enviar un mensaje de control frente a la ola de criminalidad, mientras que Perú queda en evidencia por la exportación de mafias que buscan expandir sus redes ilícitas más allá de sus fronteras.