
Un equipo de investigadores en Brasil ha identificado una nueva especie de bacteria del género Bartonella en insectos flebótomos —conocidos también como moscas de arena— del Parque Nacional Amazónico, en el estado de Pará. El hallazgo fue publicado en la revista científica Acta Tropica y encendió las alertas en la comunidad científica debido a la estrecha relación genética que guarda con dos bacterias responsables de la enfermedad de Carrión en los Andes.
La nueva cepa es similar en su ADN a Bartonella bacilliformis y Bartonella ancashensis, ambas presentes en Perú y conocidas por infectar a los humanos mediante la picadura de flebótomos. Si bien en Brasil no existe evidencia de que esta bacteria cause síntomas clínicos, los especialistas sostienen que el descubrimiento debe ser tomado con cautela, pues abre la posibilidad de que patógenos andinos puedan adaptarse y propagarse en ecosistemas amazónicos.

Bacteria logra adaptarse
La investigación estuvo liderada por Eunice Aparecida Bianchi Galati, profesora asociada del Departamento de Epidemiología de la Universidad de São Paulo, quien explicó que este hallazgo no debería sorprender: “El descubrimiento de especies de Bartonella en flebótomos aquí en Brasil puede indicar que B. bacilliformis y B. ancashensis podrían adaptarse a especies no andinas y transmitirse en áreas fuera de los Andes".
La posibilidad de que una bacteria de origen andino haya llegado o se haya desarrollado en la Amazonía genera nuevas preguntas sobre la movilidad de patógenos en entornos cambiantes. Investigadores consideran que no es una “extrapolación muy grande”, ya que existen especies de flebótomos en Brasil con características similares a las que transmiten la enfermedad en Perú.

Una amenaza silenciosa
Las bacterias del género Bartonella son responsables de diversas enfermedades, entre ellas la enfermedad de Carrión o verruga peruana. También incluyen la llamada “enfermedad por arañazo de gato”, más conocida por los médicos. En general, este tipo de infecciones se caracterizan por ser desatendidas y muchas veces subdiagnosticadas, ya que pueden permanecer en el cuerpo humano durante largos periodos sin manifestar síntomas claros.
En pacientes inmunodeprimidos, la presencia de Bartonella puede complicar los cuadros clínicos. Además, estas bacterias se transmiten de diferentes maneras, no solo por moscas de arena, sino también por pulgas y piojos. Esto amplía el espectro de posibles vías de contagio y refuerza la necesidad de vigilancia epidemiológica en regiones con bajos índices de desarrollo humano, donde el acceso a servicios de salud es limitado.

Urgencia de investigar más
El médico veterinario Marcos Rogério André, coautor del estudio y profesor en la Universidad Estadual Paulista, resaltó que todavía no se sabe si esta cepa puede provocar síntomas en humanos, pero insistió en que no debe descartarse su potencial riesgo.
“Estamos detectando una cepa aquí en Brasil que nunca se ha descrito y que es muy similar a dos especies del género Bartonella que causan enfermedades en los países andinos. A pesar de esta similitud, aún no tenemos información sobre si puede causar enfermedades con síntomas distintivos. Por eso necesitamos estudiarlas más a fondo", explicó.
Los investigadores incluso se preguntan si algunos pacientes con fiebres inexplicables o diagnosticados con leishmaniasis podrían estar coinfectados con esta nueva especie de bacteria. De allí surge el llamado a que médicos y científicos trabajen juntos para ampliar el monitoreo en hospitales y centros de salud, sobre todo en zonas rurales y turísticas de la Amazonía.

Incógnita en plena Amazonía
Para este estudio, los científicos analizaron 297 ejemplares de moscas de arena hembras recolectadas cerca de los ríos Uruá y Tracoá, en el Parque Nacional Amazónico, un área que recibe visitantes de diferentes regiones. El hecho de haber encontrado allí una cepa genéticamente emparentada con bacterias andinas abre un nuevo campo de investigación: ¿cómo llegó hasta la Amazonía o cómo evolucionó en este entorno?
Los próximos pasos se centrarán en comparar esta bacteria con otras cepas en distintos biomas de Brasil y Sudamérica para entender mejor su origen y potencial de transmisión. Mientras tanto, la comunidad científica mantiene la vigilancia, consciente de que la detección temprana y la investigación rigurosa son claves para prevenir que un hallazgo de laboratorio se convierta en una amenaza real para la salud pública.