La Gran Parada Cívico Militar del 28 de julio de 2025 en la avenida Brasil, evento emblemático que conmemora la independencia del Perú, está marcada este año por estrictas medidas de seguridad. Uno de los dispositivos de seguridad más llamativos de la mañana ocurrió en la tribuna principal, donde se colocó el sillón presidencial destinado a la presidenta Dina Boluarte. Agentes de la Unidad de Desactivación de Explosivos de la Policía Nacional del Perú (UDEX) realizaron una revisión exhaustiva antes del inicio de la ceremonia.
Revisión detallada del sillón presidencial
Antes de las 8 de la mañana, el tradicional sillón presidencial fue trasladado a la tribuna principal. Allí, la UDEX inspeccionó minuciosamente cada rincón del asiento que, según el protocolo, solo usa la máxima autoridad del país durante el evento. Los agentes le dieron vuelta al sillón y emplearon detectores de metales para verificar que no existieran objetos sospechosos ocultos. También revisaron los asientos aledaños y el área circundante en busca de posibles amenazas.
Este año, la Parada Militar revistió un carácter especial para Dina Boluarte, pues se prevé que sea la última vez que participe como jefa de Estado en este evento, un hecho que motivó una atención redoblada en torno a su persona y a los elementos que la rodearon durante la ceremonia.

Medidas adicionales en la avenida Brasil
El perímetro donde se desarrolla el evento también contó con controles estrictos. Desde temprano, los accesos a las áreas libres de la avenida Brasil registraron largas filas de ciudadanos sometidos a revisiones exhaustivas. Personal policial impidió el ingreso de mochilas voluminosas, botellas de agua, vasos y cualquier objeto que pudiera ser arrojado o usado de manera peligrosa. Los puestos de venta ambulante y las sillas particulares, habituales en años anteriores cuando el público solía llevar o arrendar asientos para observar el desfile, estuvieron prohibidos. La restricción buscó prevenir incidentes y mantener orden durante las más de tres horas que dura la actividad.
De este modo, la vigilancia se extendió más allá de las áreas de autoridades, alcanzando también a quienes buscaban participar como espectadores a pie de calle. Se puso énfasis en evitar el ingreso de objetos punzo cortantes, contundentes o cualquier material que pudiera representar una amenaza, en respuesta a los actos de rechazo manifestados contra Boluarte, quien enfrenta una desaprobación cercana al 98% según encuestas recientes.
Un dispositivo reforzado en un contexto tenso
El amplio despliegue policial y las restricciones impuestas reflejan la preocupación por la seguridad de la presidenta y las autoridades asistentes. Aunque la Parada Militar es una jornada tradicionalmente asociada al orgullo nacional y la exhibición del poderío cívico-militar del país, este año la coyuntura política ha convertido la protección de la mandataria en uno de los ejes centrales del operativo de seguridad.
El acto cuenta con la participación de las principales instituciones castrenses, como el Ejército, la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea del Perú, así como delegaciones de distintas fuerzas del orden, la Policía Nacional, y grupos cívicos invitados. El desfile incluye también representaciones de bomberos, Cruz Roja y escuelas emblemáticas, según la programación oficial del Ministerio de Defensa.



