Edgard Rimaycuna Inga, quien actualmente se desempeña como secretario privado del Papa León XIV, es recordado con cariño y admiración por sus antiguos docentes y compañeros de colegio en el Colegio San José de Chiclayo. Durante su etapa escolar, Rimaikuna destacó no solo por sus calificaciones, sino también por su vocación religiosa, que lo llevó a ingresar a la orden sacerdotal.
En una reciente entrevista con Latina Noticias, varios de sus exprofesores y amigos de la comunidad educativa compartieron detalles de su época escolar en Chiclayo. Uno de los temas centrales de la conversación fue su excelente rendimiento académico. El Profesor César Ozores, quien le enseñó Literatura en cuarto y quinto de secundaria, recordó que Rimaycuna obtuvo las calificaciones más altas de su promoción, con un promedio de 20 en cuarto y 18 en quinto. “Era un alumno muy aplicado y dedicado, siempre dispuesto a liderar exposiciones y mostrar un compromiso excepcional con sus estudios”.
El carácter de Edgar Rimaycuna fue otro de los aspectos que sus docentes subrayaron. Además de su inteligencia académica, el ahora secretario del Sumo Pontífice era descrito como un joven tranquilo, centrado y con un fuerte sentido de responsabilidad. Según los relatos de sus profesores, su dedicación a los estudios no era lo único que lo destacaba; su vocación espiritual también era evidente desde joven. Algunos compañeros recuerdan que siempre fue muy respetuoso con su fe, e incluso antes de terminar la secundaria, ya estaba involucrado en actividades relacionadas con el seminario.
Confiable y responsable
Los exalumnos del Colegio San José, incluido un compañero de promoción, coincidieron en que Rimaycuna era un estudiante ejemplar, responsable y maduro para su edad. “Era una persona con la que podías confiar, muy centrado en su fe y en sus estudios. Su vocación ya era clara para él, y eso lo hacía destacar entre nosotros”, mencionó Simón para Latina Noticias.
Además de su brillante desempeño académico, del secretario papal también jugó un papel importante en la vida religiosa de la institución. Tras ingresar a la orden sacerdotal, el Padre Rimaikuna regresó a su alma mater para participar en la construcción de un oratorio, que fue impulsado por el actual Papa León XIV. Este oratorio, inaugurado en 2015, se convirtió en un espacio de oración y reflexión para la comunidad educativa.
De acuerdo con la subdirectora del Colegio San José, todo el proceso de construcción fue posible gracias a las donaciones de exalumnos y la colaboración de la comunidad chiclayana. “La idea de construir un espacio de oración dentro del colegio había estado presente durante años, y fue concretada gracias a la visión de Edgar Rimaycuna y el apoyo del Papa León XIV”, explicó la subdirectora.
Cercano a la comunidad
Tras la inauguración del oratorio, el Padre Rimaycuna continuó siendo una figura cercana a la comunidad. A pesar de su rol en el Vaticano, donde ahora acompaña al Papa León XIV en su labor, el nuevo secretario del Sumo Pontífice mantiene contacto con algunos de sus antiguos compañeros y amigos.
Simón, otro de sus amigos de la secundaria, explicó que aunque la comunicación no ha sido tan frecuente, siempre se han encontrado en eventos religiosos y actividades de la Iglesia. “Es alguien que sigue muy vinculado a su vocación y a su comunidad. Nos encontramos de vez en cuando en la catedral, en jornadas religiosas, y siempre tiene tiempo para conversar”, expresó.
¿Quién es Edgard Rimaycuna?
Edgard Iván Rimaycuna Inga mantiene una profunda amistad con Robert Prevost, actualmente Papa León XIV, desde 2006, cuando el joven peruano ingresó al Seminario Mayor Santo Toribio de Mogrovejo en Chiclayo. Fue allí donde Rimaycuna conoció al entonces sacerdote Prevost, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual, desempeñando un papel fundamental en su formación.
En 2017, Rimaycuna tomó la decisión de trasladarse a Roma para continuar su preparación en el prestigioso Pontificio Instituto Bíblico, reconocido por su excelencia académica en estudios religiosos. Este paso clave en su carrera eclesiástica fue impulsado tanto por su fe como por los sabios consejos de su mentor, quien lo alentó a profundizar en su formación para asumir roles de mayor responsabilidad dentro de la Iglesia.
