Peruanos duermen menos por el tráfico infernal de Lima: sufren de estrés, ansiedad y otras enfermedades que alteran su salud mental

Trabajadores, estudiantes, escolares y madres de familia enfrentan largos recorridos para llegar a sus destino, estrés y falta de sueño debido al colapso vehicular

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Peruanos duermen cuatro horas en el transporte público por el tráfico de Lima | Latina Noticias

Cada mañana, miles de limeños pierden horas atrapados en un tráfico vehicular que no da tregua. Desde antes del amanecer, trabajadores, estudiantes y madres de familia enfrentan una rutina desgastante: esperan durante largos minutos en paraderos colapsados y se suben a buses repletos que apenas avanzan. En promedio, un trayecto que debería tomar 30 minutos puede extenderse hasta cuatro horas en hora punta, afectando gravemente la salud física, el bienestar emocional y la productividad de los ciudadanos.

Un reportaje de Latina Noticias documentó el testimonio de usuarios del transporte público en la Panamericana Norte. A las seis de la mañana, el tránsito estaba prácticamente detenido. Algunos pasajeros, agotados por la rutina, dormían en sus asientos, buscando recuperar algo del descanso perdido.

Tráfico en Lima puede hacer
Tráfico en Lima puede hacer perder hasta 155 horas al año a los conductores. (Foto: Andina)

Una de las pasajeras, Katy, contó que llevaba una hora esperando un bus. Sale de casa a las seis para llegar cerca de las ocho al trabajo. “Duermo cinco horas, cuatro horas... Me voy a mudar, no hay de otra”, expresó, visiblemente afectada.

El recorrido documentado evidenció que incluso tras subir a una unidad, el avance es mínimo. Los vehículos van llenos, la incomodidad es constante y los robos frecuentes. “He tenido suerte porque si no iba parada, me empujan, hasta te roban”, comentó otra pasajera. Para muchos, estos desplazamientos diarios no solo consumen tiempo sino que también representan un riesgo.

Conductores pierden 155 horas en el tráfico

El problema es estructural y se refleja en las cifras. Según el ranking anual de la empresa TomTom Traffic, Lima ocupa el séptimo lugar entre las ciudades con peor congestión vehicular del mundo. Trujillo está en el noveno puesto y Arequipa en el decimosexto. En la capital peruana, recorrer 10 kilómetros toma en promedio 33 minutos y 12 segundos. Este tiempo representa un aumento considerable respecto a 2023.

El impacto económico es notable. De acuerdo con datos citados en el reportaje, cada conductor pierde anualmente unas 155 horas en el tráfico. Esta situación genera una pérdida estimada de 20 mil millones de soles al año para el país, producto de la disminución de la productividad, mayor consumo de combustible y desgaste de vehículos.

Un grupo de ciudadanos limeños
Un grupo de ciudadanos limeños cruza un puente peatonal de la zona norte de la capital y de fondo hay un caótico panorama vehicular. (Andina)

‘Micro sueño peligroso’

Además del costo económico, los efectos en la salud física y mental son preocupantes. La falta de sueño y el estrés acumulado generan cuadros de irritabilidad, fatiga crónica y deterioro en las relaciones familiares. “Una persona que se encuentra estresada de manera sostenible en el tiempo podría eventualmente desarrollar un cuadro depresivo”, advirtió el especialista Manuel Saravia.

Los episodios de “micro sueño”, comunes en personas con privación de descanso, también representan un riesgo si ocurren en espacios laborales o al volante.

Don Rubén, conductor de transporte público, ejemplifica esta realidad. Señaló que en hora punta su ruta puede duplicarse, pasando de dos a cuatro horas. “Gastamos más combustible, más tiempo, más todo”, explicó. Este sobreesfuerzo se traduce en mayores costos operativos y menor ingreso diario.

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Tráfico vehicular, tráfico en Lima, ruido, contaminación sonoro - Perú - 23 abril (Conicet Noa Sur)

A la congestión se suman otros factores agravantes: escasez de policías de tránsito, obras viales inconclusas y la conducta irresponsable de algunos conductores. Durante el recorrido, se observaron vehículos que invadían veredas, avanzaban en sentido contrario o bloqueaban cruces. En un caso, una movilidad escolar debió maniobrar entre autos que se metieron en contraflujo, poniendo en riesgo la seguridad de los menores.

Frente a este panorama, los ciudadanos intentan sobrellevar la tensión con recursos personales. Una pasajera afirmó que escuchar música en el trayecto la ayuda a calmarse: “Para no aburrirme, para no ver”. Sin embargo, los efectos del tráfico no se disipan con facilidad. El cansancio acumulado se traslada al entorno familiar: mal humor, discusiones y reducción del rendimiento laboral son solo algunas de las consecuencias.

El sistema de transporte en Lima continúa siendo un punto crítico en la vida cotidiana de millones de personas. Mientras no se implementen soluciones integrales que aborden tanto la infraestructura como la gestión del tránsito y el respeto a las normas, el tráfico seguirá siendo un problema crónico con altos costos humanos y económicos.