
En los últimos días, España e Italia han anunciado ajustes significativos en sus políticas migratorias, los cuales afectan a miles de extranjeros, entre ellos peruanos y otros latinoamericanos. Por un lado, España ha eliminado la llamada ’Golden Visa’, mientras que Italia ha restringido la posibilidad de acceder a la nacionalidad italiana a través del derecho de sangre o ius sanguinis, generando un impacto considerable en varias comunidades de la región.
Fin de la ‘Golden Visa’ en España
Desde el jueves 3 de abril, España puso fin a la ‘Golden Visa’, una modalidad de visado que desde 2013 permitía a ciudadanos extracomunitarios obtener la residencia a cambio de inversiones significativas en el país, como la compra de bienes inmuebles valorados en más de 500 mil euros o mediante depósitos bancarios y otros productos financieros.
Esta medida, introducida durante el gobierno del Partido Popular en medio de la recesión económica, tenía el objetivo de atraer inversores extranjeros. Sin embargo, el gobierno actual, liderado por una coalición de izquierda, ha argumentado que este visado ha contribuido al incremento del coste de la vivienda en el país, afectando especialmente zonas con alta demanda y poca oferta de residencias.

La ministra de vivienda, Isabel Rodríguez, explicó que esta decisión busca “dar oportunidades a quienes hoy tienen problemas para acceder a una vivienda en lugares concretos y con tensión de precios”. Las provincias más beneficiadas por la ‘Golden Visa’ hasta ahora han sido Barcelona, Madrid, Málaga, Alicante, Baleares, Girona y Valencia, donde principalmente ciudadanos chinos y rusos aprovecharon esta oportunidad.
A pesar de la eliminación de esta visa para nuevas solicitudes, aquellos que ya la obtuvieron mantendrán sus permisos de residencia. Como alternativa, el visado de residencia no lucrativa se perfila como una opción atractiva para extranjero no comunitarios, incluyendo peruanos y otros latinoamericanos. Este visado requiere pruebas de solvencia económica, con un ingreso mínimo equivalente a 28.800 euros más una suma adicional por cada familiar dependiente.
Países como Colombia y México lideran la lista de latinoamericanos que optan por estas visas, seguidos por ciudadanos de Estados Unidos.
Restricciones al ‘ius sanguinis’ en Italia
Por su parte, el gobierno italiano de Giorgia Meloni aprobó cambios significativos en la histórica ley de ciudadanía por derecho de sangre, una medida que ha permitido a miles de latinoamericanos obtener la nacionalidad italiana. A partir de esta reforma, se limitará la concesión de nacionalidad exclusivamente a descendientes directos, es decir, hijos o nietos de personas nacidas en Italia. Esto deja fuera a quienes intenten obtener la ciudadanía por ascendencia de bisabuelos u otras generaciones más lejanas.

La decisión ha causado controversia, especialmente en Argentina, país que alberga la mayor comunidad de descendientes italianos fuera de Europa. Según datos oficiales, alrededor del 60% de la población argentina tiene ascendencia italiana. En la última década, el número de ciudadanos italianos en el extranjero pasó de 4,6 a 6,4 millones, con un aumento significativo en Sudamérica.
El gobierno italiano justifica esta decisión argumentando que busca evitar abusos y la comercialización de pasaportes italianos. Antonio Tajani, ministro de exteriores, enfatizó la necesidad de preservar un vínculo efectivo con Italia, estableciendo que los ciudadanos residentes fuera del país deberán demostrar conexiones concretas, como haber renovado su pasaporte, votado o cumplido con obligaciones fiscales al menos una vez cada 25 años.
Además, la reforma introduce requisitos como la residencia previa en Italia durante al menos dos años para padres que quieran transmitir la ciudadanía a sus hijos nacidos en el extranjero. Igualmente, a partir de ahora, las solicitudes dejarán de ser gestionadas en consulados y se centralizarán de manera online con entrevistas presenciales obligatorias.
Consecuencias y alternativas
Esta medida podría reducir drásticamente las solicitudes aceptadas en países de América Latina como Argentina, Brasil y Chile, donde históricamente los descendientes italianos han utilizado el ius sanguinis. En Argentina, por ejemplo, los reconocimientos de ciudadanía pasaron de 20 mil en 2023 a 30 mil en 2024. En Brasil, las cifras crecieron de 14 mil a 20 mil en el mismo periodo.
Frente a estas restricciones, algunos latinoamericanos están explorando alternativas como el visado de nómadas digitales, que permite vivir en Italia por un año con posibilidad de renovación. Este visado está diseñado para trabajadores remotos que no necesitan residir físicamente en el país de sus empleadores.
¿Qué es el Ius sanguinis?
Ius sanguinis (o jus sanguinis, en latín) significa literalmente “derecho de sangre”. Es un principio jurídico utilizado principalmente para determinar la nacionalidad o ciudadanía de una persona en función de la nacionalidad de sus padres, sin importar el lugar donde haya nacido.
Si una persona nace en Francia, pero sus padres son italianos, y el país aplica el ius sanguinis, entonces esa persona sería considerada italiana por nacimiento, incluso si nunca ha vivido en Italia.