
LinkedIn se ha convertido en el epicentro del networking profesional en la era digital. Empresas de todos los tamaños utilizan la plataforma para buscar talento, publicitar vacantes y fortalecer su marca empleadora. Sin embargo, una realidad incómoda persiste: muchas de estas mismas compañías ignoran a los candidatos que aplican a sus ofertas de empleo. ¿Por qué ocurre esto y cuáles son las consecuencias para el mercado laboral?
La falta de respuesta por parte de los reclutadores no es solo una cuestión de cortesía, sino un problema estructural que afecta la moral de los postulantes y la reputación de las empresas. Un estudio realizado por la consultora CareerArc reveló que el 65% de los candidatos rara vez o nunca reciben noticias de las empresas tras postularse a un empleo. En el contexto peruano, un informe de Aptitus en 2023 destacó que más del 60% de los postulantes considera que los procesos de selección son poco transparentes y que las empresas no se toman el tiempo de dar retroalimentación.
Este fenómeno, conocido como “ghosting laboral”, genera un clima de incertidumbre y desmotivación en los profesionales. LinkedIn, en teoría, debería facilitar la comunicación entre empleadores y aspirantes, pero la realidad es que muchas empresas solo utilizan la plataforma como un canal unidireccional: publican ofertas, reciben cientos de postulaciones y, en muchos casos, no se molestan en responder ni siquiera con un mensaje automatizado de rechazo.
Las razones detrás del silencio
¿Por qué las empresas ignoran a los candidatos? Existen múltiples factores que explican esta conducta: el alto volumen de postulaciones hace que muchas vacantes reciban cientos o incluso miles de aplicaciones, dificultando la respuesta personalizada por parte de los reclutadores.
Además, la falta de automatización en los procesos de selección, a pesar de las herramientas disponibles como los ATS (Applicant Tracking Systems), impide gestionar de manera eficiente las respuestas a los postulantes. A esto se suma la carencia de una cultura organizacional centrada en la experiencia del candidato, ya que muchas compañías no consideran la comunicación con los postulantes como una prioridad. Por último, existen casos en los que las empresas publican ofertas sin una posición real disponible, solo para atraer talentos y construir bases de datos de posibles futuros empleados, contribuyendo a la desconfianza en los procesos de selección.
El impacto negativo en las empresas
Las empresas que practican el “ghosting” laboral pueden enfrentar consecuencias que van más allá de la insatisfacción de los candidatos. Un estudio de LinkedIn reveló que el 72% de los solicitantes de empleo que tuvieron una mala experiencia en un proceso de selección compartirían su experiencia negativa en redes sociales o con sus contactos. En el mercado peruano, donde las recomendaciones y el boca a boca juegan un rol fundamental en la reputación empresarial, esto puede traducirse en una pérdida de atractivo para futuros talentos.
El problema no solo afecta a los candidatos, sino también a la eficiencia del mercado laboral. Si una empresa desarrolla una mala reputación en sus procesos de selección, es posible que los mejores talentos opten por no postularse, lo que limita la calidad de los perfiles disponibles. A largo plazo, esto puede derivar en dificultades para atraer empleados con las habilidades necesarias para cubrir posiciones estratégicas.
Por otro lado, los postulantes que experimentan reiteradamente esta falta de respuesta pueden caer en una espiral de desmotivación. La incertidumbre y el desgaste emocional impactan la productividad de los profesionales y generan una desconexión con el mercado laboral. En un país como Perú, donde el desempleo urbano alcanzó el 7.6% en 2023, según el INEI, este fenómeno puede contribuir a una mayor inestabilidad laboral y a una sensación de exclusión en el mundo profesional.
La paradoja de LinkedIn es clara: mientras las empresas claman por talento, muchas de ellas ignoran a los profesionales que intentan acercarse a ellas. En un mundo laboral cada vez más digitalizado, donde la reputación de una empresa puede construirse o destruirse con un solo post viral, seguir ignorando a los candidatos no es una estrategia sostenible.
Las empresas deben recordar que el talento también tiene memoria. Un candidato que se sintió desconsiderado en un proceso de selección no solo puede compartir su mala experiencia con otros, sino que, en caso de ser contratado en el futuro, podría llegar con resentimiento o desconfianza. Peor aún, podría convertirse en un cliente que decide no consumir productos o servicios de la empresa que lo ignoró.
Es hora de que las compañías dejen de ver a los postulantes como un número más en su lista de aplicaciones y empiecen a tratarlos como lo que son: profesionales valiosos que merecen respeto. Porque, al final del día, un candidato ignorado hoy puede ser el talento que se niegue a postular mañana.
