
Según el ranking Global Fire Power (GFP) 2025, Perú ocupa el puesto 49 a nivel mundial en términos de fuerza militar. A pesar de superar ampliamente a otros países sudamericanos como Bolivia y Paraguay, que se ubican en los lugares 80 y 87 respectivamente, estos últimos destacan en un aspecto particular: su flota de buques patrulleros. Sorprendentemente, ambas naciones, a pesar de no contar con acceso directo al mar, han logrado desarrollar una fuerza naval significativa en comparación.
De acuerdo con el informe Fleet Strength by Country (2025) del GFP 2025, que clasifica a los países según la cantidad de buques patrulleros en su flota, Perú se encuentra en el puesto 70 con solo 13 de estas embarcaciones. En contraste, Bolivia se posiciona en el lugar 27 y Paraguay en el 18 a nivel mundial, ocupando el tercer y segundo lugar en Sudamérica, respectivamente. Esta diferencia evidencia una estrategia de inversión en unidades navales que, aunque pueda parecer inusual en países sin salida al mar, responde a necesidades específicas de seguridad y control territorial.
A pesar de su condición geográfica, Bolivia y Paraguay han apostado por fortalecer su flota de buques patrulleros, que cumplen un rol crucial tanto en escenarios de conflicto como en tiempos de paz. Estas embarcaciones no solo podrían ser utilizadas para la defensa en caso de un enfrentamiento bélico, sino que también desempeñan funciones clave en la interceptación de cargamentos de droga y en labores de patrullaje fluvial. La inversión en este tipo de unidades demuestra el interés de estos países por reforzar su seguridad y controlar sus extensos ríos y cuerpos de agua.

¿Qué país Sudamericano ocupa el primer puesto en flota de buques patrulleros?
Los buques patrulleros son embarcaciones diseñadas para realizar labores de vigilancia, protección y control en aguas territoriales y fluviales. Su presencia es fundamental para el resguardo de la soberanía marítima y la defensa de los intereses estratégicos de un país. A nivel mundial, Colombia se destaca como la nación con la mayor flota de buques patrulleros, con un total de 217 embarcaciones, superando incluso a potencias militares como Estados Unidos, Rusia y China. Esta gran cantidad de unidades permite que el país sudamericano destaque en capacidad de vigilancia y respuesta ante diversas amenazas en su territorio marítimo.
La función principal de los buques patrulleros es contribuir a la defensa nacional a través del ejercicio del Poder Naval, garantizando la seguridad territorial y la protección de los ciudadanos. De acuerdo con la Armada de Colombia, estas embarcaciones desempeñan un papel clave en el resguardo del Estado, ya sea mediante operaciones de patrullaje, control del tráfico marítimo o intervención ante actividades ilícitas como el narcotráfico y la pesca ilegal. Su uso efectivo no solo fortalece la seguridad interna de un país, sino que también contribuye a la estabilidad regional y a la protección de sus recursos marítimos.

¿Qué son y para qué sirve los buques patrulleros?
Los buques patrulleros son embarcaciones diseñadas para la vigilancia y protección de aguas territoriales y vías navegables estratégicas. Estas naves incluyen distintos tipos, como lanchas patrulleras, buques de patrullaje en alta mar, naves de ataque rápido, cañoneras y lanchas torpederas o misiles. Su tamaño y capacidad varían según la función que desempeñen dentro de la estructura naval de cada país, siendo utilizados tanto en operaciones de defensa como en tareas de seguridad y control marítimo.
En tiempos de paz, estos navíos cumplen un papel fundamental en la interceptación de actividades ilegales, como el tráfico de drogas, la pesca ilegal y el contrabando. También participan en misiones de búsqueda y rescate, asegurando la protección de embarcaciones civiles y manteniendo el orden en aguas jurisdiccionales. En este sentido, su presencia es esencial para garantizar la soberanía y el control sobre extensas áreas marítimas o fluviales, especialmente en regiones con actividad comercial significativa.

En situaciones de conflicto, estas unidades navales adquieren una función estratégica en la defensa de vías de navegación críticas y posiciones marítimas clave. Los países con presupuestos navales más ajustados suelen invertir en grandes flotas de patrullaje como alternativa a embarcaciones de mayor envergadura, ya que permiten reforzar la seguridad sin incurrir en costos elevados.