En medio de los preparativos para celebrar el Día de San Valentín y festejar el amor, no todas las personas atraviesan un momento de felicidad en sus relaciones. Para algunos, la fecha solo resalta la falta de conexión con su pareja y refuerza la idea de que el romance ha llegado a su fin. Sin embargo, tomar la decisión de terminar una relación no siempre es fácil, ya que el miedo a lastimar a la otra persona o la incertidumbre sobre cómo hacerlo pueden generar dudas y angustia.
La psicóloga Liuba Ulloa, en una entrevista con RPP, compartió algunas claves fundamentales para afrontar una ruptura amorosa de manera sana, priorizando el respeto, la claridad y el bienestar emocional de ambas partes.
Finalizar un vínculo amoroso puede ser una de las decisiones más complicadas, pues implica enfrentar sentimientos de culpa, miedo e inseguridad. Muchas personas postergan el momento por temor a la reacción de su pareja o por no saber cómo comunicarlo sin causar daño. Sin embargo, según Ulloa, “alargar una relación que ya no tiene futuro solo prolonga el sufrimiento de ambas partes”.
En este sentido, es fundamental reconocer cuando el amor ha cambiado o desaparecido, y actuar con responsabilidad emocional. En lugar de tomar una decisión apresurada o dejar que el tiempo desgaste aún más la relación, se recomienda una evaluación profunda de los propios sentimientos para determinar si realmente es momento de cerrar ese ciclo.
El momento adecuado
Uno de los errores más comunes al finalizar un romance es no elegir el momento adecuado. Según la especialista, no se debe actuar por impulso ni terminar en fechas importantes para la otra persona, ya que esto puede hacer que el proceso sea más doloroso. “Por el mínimo respeto, es mejor dejar pasar esa fecha especial y conversarlo más adelante con calma”, explicó Ulloa en RPP.
Aunque pueda parecer complicado, postergar demasiado la decisión tampoco es recomendable. Si la relación ya no es saludable y los sentimientos han cambiado, prolongarla solo genera más daño. La clave está en encontrar un momento oportuno en el que ambas personas puedan dialogar sin presiones externas ni emociones extremas que dificulten la conversación.
Decisión con calma y sin impulsividad
Muchas rupturas ocurren en medio de discusiones o estados emocionales alterados, lo que puede llevar a arrepentimientos y reconciliaciones impulsivas. Para evitar esto, Ulloa recomienda que la decisión de terminar una relación sea reflexionada y meditada previamente.
Además, es importante que la conversación se realice en persona y en un ambiente adecuado. Terminar una relación por mensajes o llamadas puede generar confusión y falta de claridad en la comunicación. Una conversación cara a cara permite expresar los sentimientos de manera honesta y respetuosa, facilitando un cierre más sano para ambas partes.
Contacto cero y duelo
Luego de una separación, muchas personas intentan mantener contacto con su expareja con la esperanza de irse distanciando poco a poco. Sin embargo, Ulloa advierte que esto puede alargar el proceso de duelo y dificultar la superación. “Si has decidido cerrar un capítulo, ciérralo de verdad”, enfatizó.
El contacto cero es una de las estrategias más recomendadas para afrontar una ruptura, ya que permite procesar las emociones sin interferencias. De acuerdo con estudios citados por la especialista, en promedio, una persona tarda unos ocho meses en superar una relación sentimental, aunque este período varía según cada caso.
¿Cómo reconstruirse emocionalmente?
Terminar una relación no solo significa alejarse de la otra persona, sino también enfrentar cambios en la rutina y en la vida emocional. Para evitar caer en el aislamiento o la tristeza prolongada, es fundamental replantear objetivos personales y retomar actividades que generen bienestar.
En casos donde la ruptura afecte gravemente la salud mental, acudir a terapia puede ser una opción efectiva para procesar las emociones y fortalecer el bienestar personal. Finalizar una relación puede parecer un desafío, pero hacerlo de manera respetuosa y consciente puede marcar la diferencia entre un cierre sano y una separación llena de conflictos.
