La situación de violencia e inseguridad en el Perú ha alcanzado niveles alarmantes que han captado la atención de medios internacionales y especialistas que observan con preocupación el deterioro de la seguridad y las instituciones del país. Desde algunos años, la escalada de violencia, junto con el colapso de la política interna y la corrupción generalizada, ha sumido a la nación en un caos cada vez más difícil de controlar.
Según José “Pato” Bonato, creador de contenido y analista argentino, lo que está sucediendo en el Perú es una crisis de dimensiones que no solo afecta a los ciudadanos, sino que también está generando ecos internacionales que colocan al país en una situación de alto riesgo.
La inseguridad desbordada
El fenómeno de la inseguridad en Perú no es nuevo, pero lo que ha cambiado en los últimos meses es la magnitud de la violencia y su alcance. Las mafias del transporte público, el sicariato y los asaltos a mano armada se han apoderado de las calles, afectando tanto a la población como a los empresarios. Solo en Lima, más de 40 transportistas han sido asesinados a manos de delincuentes que controlan rutas y extorsionan a las empresas. Este escenario, según Bonato, ha llamado la atención de medios internacionales que han comenzado a poner el foco en el país. “El mundo está mirando”, aseguró.
En los últimos meses, reportes internacionales han comparado la situación de Perú con la de otros países latinoamericanos que han logrado contener la violencia mediante políticas más duras, como El Salvador. Sin embargo, a pesar de la creciente presión externa, las autoridades peruanas parecen incapaces de implementar medidas de contención eficaces.
La comparación con El Salvador es clave en este contexto. Bonato hizo referencia al enfoque radical que Nayib Bukele ha adoptado en El Salvador para combatir la violencia y el crimen organizado. “Mientras El Salvador, con Bukele a la cabeza, ha tomado decisiones drásticas como la militarización de las calles y el encarcelamiento masivo de miembros de pandillas, Perú parece estar atrapado en un círculo de inacción [...] Perú se está convirtiendo en El Salvador, pero antes de Bukeke”, alertó el creador de contenidos.
La política interna
Bonato destacó que la crisis de inseguridad no solo es consecuencia de las mafias, sino que está profundamente vinculada a una estructura política corroída por la corrupción. En su análisis, sostuvo que el Perú enfrenta un sistema de gobierno que ha fallado en cumplir con las expectativas de los ciudadanos y que ha permitido que los grupos criminales se infiltran en las instituciones del Estado.
“La corrupción está en todos los niveles. Si el gobierno no puede controlar las mafias del transporte, ¿Cómo podría garantizar la seguridad en el resto del país?”, cuestionó Bonato.
La inacción del gobierno peruano bajo la administración de Dina Boluarte ha sido uno de los puntos más criticados por Bonato. A pesar de los continuos llamados de la sociedad civil y de expertos, el Ejecutivo ha permanecido insensible ante las crecientes demandas de seguridad.
“Mientras la población está siendo asesinada en las calles, la presidenta Boluarte está más enfocada en visitas diplomáticas que en resolver los problemas internos”, afirmó Bonato, haciendo referencia a la desconexión entre la élite política y los problemas del pueblo.
A medida que las muertes violentas y las extorsiones se convierten en una constante en la vida diaria de los peruanos, el descrédito de las autoridades peruanas crece. Bonato comparó la situación de Perú con la de otros países en la región, como México y Venezuela, donde las estructuras de poder y la violencia han alimentado una espiral de inseguridad que parece imposible de frenar. “Perú está viviendo lo que ya vivimos en otros países de América Latina. Es una crisis que, si no se controla, puede desbordar cualquier intento de recuperación”, alerta.
La percepción internacional y la presión creciente
La crisis de inseguridad y corrupción en Perú no ha pasado desapercibida para la comunidad internacional, que ve con preocupación el impacto que esta situación puede tener sobre la estabilidad política y económica de la región. Según Bonato, las voces internacionales están comenzando a cuestionar no solo la incapacidad del gobierno peruano para hacer frente a la violencia, sino también la legitimidad de las instituciones estatales. “Los países vecinos están viendo cómo las mafias se expanden, cómo el gobierno no tiene la capacidad de frenar la violencia y cómo las instituciones están colapsando. Esto genera inestabilidad y preocupaciones para la región”, explica Bonato.
En su análisis, José “Pato” Bonato no solo señala el problema, sino que también propone soluciones basadas en modelos exitosos de otros países. La clave, según él, está en implementar un enfoque más duro contra la criminalidad organizada. Bonato consideró que, de no adoptarse medidas drásticas, como la militarización temporal de ciertas zonas o el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad, el país seguirá enfrentando una crisis sin fin.
“No es un problema que se resuelva de un día para otro, pero la primera medida que debe tomarse es dejar de esconder la realidad y comenzar a enfrentarlo de manera seria”, afirma Bonato.