Pareja de adultos mayores lleva 52 años viviendo aislados en la selva peruana: “No me gusta la gente, hacen bulla”

En el centro poblado de Nueva Italia, ubicado en la provincia de Chanchamayo, región Junín, una pareja de esposos ha hecho de la selva su hogar durante más de cinco décadas. Odelia y Rosalino, ambos de 72 años, decidieron construir su vida en un entorno remoto, rodeado de naturaleza, lejos del bullicio y las distracciones de la vida urbana. En este lugar, mantienen una existencia autosuficiente, basada en el trabajo agrícola y el cuidado de animales, mientras disfrutan de la tranquilidad que ofrece su aislamiento.

La pareja recibió la visita del popular Youtuber Max CQ, quien viajó a Junín para conocer más sobre los motivos que llevaron a los adultos mayores a aislarse voluntariamente en el interior de la ceja de selva. El creador de contenido tuvo la oportunidad de observar de cerca su estilo de vida en este apartado lugar.

Odelia y Rosalino llegaron a Nueva Italia hace 52 años, cuando apenas eran una joven pareja en busca de un lugar para asentarse. Desde entonces, su rutina diaria ha estado marcada por el cultivo de alimentos básicos como maíz, plátano, palta y frijoles, además de la crianza de gallinas y cuyes. “Mayormente, trabajo en mi chacra y cuido a mis animales”, comentó Rosalino, quien ha dedicado su vida a las labores del campo.

En su vivienda de madera construida con materiales locales, la pareja ha aprendido a subsistir sin depender de comodidades modernas. Mientras Rosalino se ocupa de los cultivos, Odelia acude al pueblo de San Ramón una vez al mes para adquirir insumos como especias. A pesar de estas visitas ocasionales, ella prefiere la tranquilidad de su hogar.

La cabaña donde residen no cuenta con electricidad ni internet. Para mantenerse informados, utilizan una radio a pilas, y la iluminación depende únicamente de la luz solar. La cocina, por su parte, se basa en el uso de leña, un recurso abundante en la región. A pesar de estas limitaciones, la pareja no ve su estilo de vida como una desventaja, sino como una elección consciente que les permite estar en armonía con la naturaleza.

Ocasionalmente, viajeros llegan a su hogar en busca de descanso, y Odelia se encarga de recibirlos con hospitalidad. “Mayormente vienen de Lima y me dicen: ‘Mamita, prepáranos comida’”, relata. Dichas visitas representan una oportunidad para compartir su forma de vida y, en cierto modo, romper brevemente con el aislamiento que caracteriza su existencia.

Aunque mantienen contacto con el pueblo cercano, la relación de la pareja con la comunidad es limitada. Rosalino, además de su trabajo en el campo, se encarga del cuidado de un pequeño cementerio familiar cercano a su hogar, un lugar donde reposan sus antepasados.

Odelia ha señalado que su desconexión de la vida urbana no significa aislamiento total. Gracias a su radio, están al tanto de los eventos nacionales e internacionales. “Mientras estemos bien de salud, vamos a seguir acá”, aseguró la señora para el creador de contenido. Además, indicó que su estilo de vida es una forma de preservar su bienestar y tranquilidad.

La vida en la selva no está exenta de desafíos. La pareja enfrenta la visita de animales silvestres como osos de anteojos, que ocasionalmente se alimentan de los cultivos. Sin embargo, estos encuentros no representan un problema mayor para ellos.

No obstante, Odelia reconoce que el tiempo podría obligarlos a mudarse al pueblo. “Cuando esté inválida, ya me iría abajo (al pueblo)”, afirmó, aceptando que las condiciones físicas podrían dictar su futuro. Por ahora, prefieren continuar con su rutina diaria, disfrutando de la calma y la independencia que han cultivado durante más de medio siglo.