En el año 2000, el Perú vivió uno de los mayores escándalos de corrupción de su historia con la difusión de los vladivideos, grabaciones que expusieron la compra de influencias y manipulación política durante el gobierno de Alberto Fujimori. Dos décadas después, una generación que creció con constantes promesas de un cambio institucional muestra hoy un alto grado de desconfianza hacia la clase política, según un estudio reciente del Centro de Investigación en Opinión Pública (CIOP) de la Universidad de Piura.
De acuerdo con los resultados del estudio, el 80% de los estudiantes universitarios considera que la clase política no ha mejorado en los últimos 20 años. Esta cifra refleja un desencanto que no distingue entre posiciones ideológicas, pues los escándalos de corrupción han permeado tanto a gobiernos de derecha como de izquierda. Según relató a Infobae Perú el doctor Fernando Huamán Flores, director del CIOP, la desconfianza es un fenómeno generalizado:
“Todos los presidentes desde el escándalo de los vladivideos, desde el punto de vista de la confianza, han fracasado. La corrupción desde el año 2000 no ha perdonado ni a la derecha ni a la izquierda”.
La percepción crítica hacia los partidos políticos es aún más contundente: el 81% de los universitarios opina que estas organizaciones no tienen interés en el bienestar social. Esta visión refleja un quiebre en la relación entre las instituciones políticas y el electorado joven.
Desconfianza hacia instituciones y actores sociales
El estudio del CIOP revela que la confianza de los universitarios se deposita en actores que perciben como más comprometidos con el bien común. Las organizaciones no gubernamentales (ONG) encabezan esta lista con un 76% de aprobación, seguidas por las universidades públicas (69%) y privadas (66%). La Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica también son evaluadas positivamente, aunque en menor medida (60% y 51%, respectivamente).
En el otro extremo, el sector empresarial y las instituciones del Estado reciben críticas severas. El 59% de los encuestados cree que las empresas privadas no se preocupan por el bien común, mientras que más del 60% sostiene que el Poder Judicial, el Ejecutivo y el Legislativo no responden a las necesidades de la sociedad. Estos resultados configuran un escenario donde las instituciones tradicionales, pilares del sistema democrático, atraviesan una crisis de legitimidad ante los jóvenes.
Por otro lado, el 64% de los estudiantes cree que detrás de las movilizaciones sociales existen intereses políticos, mientras que el 66% percibe motivaciones económicas. Un 54% sostiene que las personas son manipuladas por los dirigentes convocantes, lo que evidencia una visión crítica hacia estos movimientos y los actores que los impulsan.
El estudio también revela una preocupante falta de información política entre los universitarios. Solo el 28% afirma estar bien informado sobre la coyuntura nacional, mientras que el 72% reconoce estar poco o nada informado. Esta situación es significativa, ya que la desinformación limita la capacidad de los jóvenes para involucrarse activamente en procesos democráticos y exigir rendición de cuentas a sus líderes.
Un electorado pragmático
Frente a la falta de confianza en las estructuras políticas, los jóvenes han adoptado un enfoque pragmático a la hora de elegir a sus representantes. El 40% de los universitarios considera que la ideología del próximo presidente no es relevante, mientras que solo el 10% se identifica con la izquierda o centroizquierda. En contraste, un 33% de los encuestados prefiere candidatos de derecha o centroderecha.
Para el Dr. Huamán, esta tendencia responde a un desencanto con las ideologías tradicionales, que han sido asociadas a escándalos de corrupción en todos los sectores. Al respecto, añade:
“No nos ha sorprendido que hubiera tanta desafección política, pero sí que hubiera poco porcentaje de la población universitaria que se identifique como de izquierdas o derechas, sobre todo en la izquierda. Sin embargo, vemos que poco a poco los estudiantes se han ido alejando de las tendencias ideológicas que dominan el espacio público”.
La falta de identificación ideológica en los jóvenes peruanos es un síntoma del desgaste político acumulado. Según Huamán, sin un liderazgo que genere confianza y con una clase política desacreditada, el voto de los universitarios se orienta hacia opciones percibidas como más eficientes o menos comprometidas con el sistema tradicional.
¿La posibilidad de un outsider?
El electorado pragmático que describe el estudio del CIOP refleja una juventud que, aunque rechaza a los liderazgos políticos tradicionales, todavía reconoce la importancia de la institucionalidad. Según Fernando Huamán, este comportamiento plantea un escenario inédito en el que surge la posibilidad de un outsider, un líder no vinculado a las estructuras políticas habituales:
“La posibilidad de un outsider no técnico y de liderazgo ético está por lo menos vislumbrada en este público que representa casi el 7% del electorado nacional. […] La sociedad no está esperando una bandera política tradicional, eso está clarísimo”.
Este fenómeno, en el que los jóvenes universitarios representan una porción significativa del electorado, evidencia una demanda de liderazgos nuevos, que combinen capacidades técnicas con principios éticos sólidos. Frente a un panorama marcado por la desconfianza institucional y el desgaste de los partidos políticos, la aparición de una figura que encarne estas características podría responder al desencanto generalizado y configurar un cambio significativo en la representación política del país.